MATIZACIONES SOBRE EL TOREO.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ.
Veterinario y escritor.
En el toreo, para triunfar,
siempre se ha tomado como axioma el de que: “Hay que pensar sólo y
exclusivamente en el TORO”.
Y algo de cierto debe haber puesto
que, cuando un torero vive las veinticuatro horas del día para éste bello
animal que es el lienzo de su arte, aunque se esté durante mucho tiempo en el
dique seco, al llegarle la oportunidad suele aprovecharla y comienza a escalar peldaños en la difícil
escalera del éxito taurino.
Por el contrario; cuando ese
mismo torero entra en los escalones de la escalera triunfal y tras ser tentado
por los seudópodos de intereses partidistas de los eventos organizados bien por
sus mentores, empresas o medios televisivos poderosos, se hace más conocido,
pero de inmediato los triunfos pierden continuidad por aquello de que: “no se
puede estar en misa y repicando” lo que traducido a la realidad es que: “no se
puede ser protagonista de un evento ( aunque sea taurino) unas horas antes de
ejercer su oficio en la plaza, ya que los toros captan, debido a su instinto
animal, cuando el torero está falto de concentración y se crecen en su misión
de no facilitarle la labor".
Y hago esta matización porque me
duele que toreros emergentes (con lo que
han tenido que sufrir para adquirir esta calificación) se dejen manipular,
recibiendo segundos en televisión, por
personajes que ocupan puestos de privilegio en medios de comunicación
taurina y traten de promocionar a los familiares más cercanos, importándoles
“un pimiento” que el torero con sus fracasos pierda caché y posiblemente
continuidad en la contratación por sus mentores.
Aquí cada uno va a lo suyo de manera descarada, en esta España convulsa y sin entidad donde el dinero prima
por encima de cualquier obligación moral y laboral.
Si un personaje se pliega a
los mandatos dictatoriales de su jefe, es muy posible que medre alcanzando un
puesto relevante en la empresa que acabará colocando a su parentela.
Otro punto importante es el
protagonizado por aquellos toreros que en su afán de alcanzar la escalera del
éxito taurino se “arriman como perros” todas las tardes hasta que atropellando
la razón acaban con un cornalón y en el dique seco dejando los contratos en
manos de otros emergentes que también se arriman lo suyo y llevan el morbo de
la tragedia a los tendidos.
Y finalmente están esos toreros
que están atorados de tanto toro como han matado en la temporada y como no vean
que el astado es toda una “perita en dulce” tiran por la calle de en medio y dejan
a sus partidarios con la miel en los labios en espera de que llegue el año
próximo para poder verles en la feria de su localidad.
Total que entre unas cosas y
otras, el aficionado nos vamos quedando poco a poco con los toreros de siempre
que no dicen nada pero que, como jornaleros de esto, torean tarde tras tarde
Al final de la temporada todos tan contentos, unos; porque han creído cumplir sus objetivos. Otros porque; se saben acreedores a seguir siendo contratados en el momento que se recuperen de sus heridas que para ellos son medallas de valor reconocido. Y otros; porque siguen en la pomada, indemnes, con más dinero que es lo que, como dijimos con anterioridad, prima en este materializado mundo.
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