SEXTA Y ÚLTIMA CORRIDA DEL CICLO MATEO VALLADOLID 1975.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Bajo la presidencia del Comisario del Cuerpo General de Policía don Luis Vaquero Galindo asesorado en materia artística por Antonio Aguado “Larita” , en tarde soleada, calurosa y rondando el lleno en los tendidos, se celebró la última corrida de la feria acorde con un cartel equivocado en antigüedad de los matadores:
La ganadería de “Camaligera” no es otra que la del duque de Pinohermoso que fue un ganadero que además era rejoneador y veterinario.
Sale el primero de la tarde. Nº 1. “Sucio”. 450 kilos. Negrero de capa. Su lidia corresponde al diestro de Linares José Fuentes a quien uno de sus banderilleros ayuda a ponerse la montera por padecer una parálisis facial consecuencia de la última cogida sufrida en Huesca.
Es un toro manso que no obstante entró tres veces al caballo e incluso derribo y levantó al jaco caído todo en uno.
Faena artística con la mano derecha en medio de los sones de la música. Con la muleta en la zurda instrumentó algunos naturales que no llegaron a los tendidos. Una faena que fue de más a menos y que finiquitó con una media estocada que hace doblar al toro atronándole definitivamente Víctor Rodríguez al segundo intento. Fuentes recibió música de viento.
Su segundo un buen ejemplar de 520 kilos que lucía el nº 21, atendía por “Roto” con su mansedumbre y distracción no propició el triunfo a José Fuentes, pues el toro se rajaba en cada pase buscando las tablas. El torero se las ve y se las desea para sacar al toro de las tablas y robarle algún muletazo, por lo que el público se impacienta y abronca al torero quien tomando la "calle de en medio" acaba con la vida de su oponente de dos pinchazos sin soltar, otro que el toro escupe y menos de media estocada tras acularse en tablas fallar repetidamente con el descabello hasta que cae el aviso. Caen algunas almohadillas en los terrenos de sol hasta que Víctor acierta con la puntilla. Bronca.
El mejicano Eloy Cavazos se luce en el recibo de capote a su primero: Nº 30. “Jazmín”. 480 kilos y negro de capa, al que lancea por buenas verónicas rematadas con una buena media.
Tras la primera vara Cavazos quita por tapatías recibiendo una gran ovación. Una nueva vara para pasar al tercio de banderillas que se cambia con dos pares arriba.
En la faena de muleta brilla la alegría y variedad del toreo mejicano con pases de todas marcas tanto en pie como de rodillas en medio de las molestias de un viento que ha hecho su parición. Estuvo en plan “pincha uvas” con el estoque y por ello, tras pinchazo sin soltar, estocada caída y otra tendida el toro dobla para ser rematado por el puntillero, lo que pudo ser un triunfo sonoro quedó en ovación con vuelta al ruedo.
A su segundo, Nº 3. “Cámara”. 475 kilos, negro listón, le torea magníficamente a la verónica de pies juntos Destaca un excelente par de banderillas.
Brinda al futbolista Gerardo Coque quien en unión de su esposa ocupa localidad del tendido 8. Faena dominadora y templada que cuanta con la complacencia del público. Excelentes redondos y naturales rematados con no menos excelentes afarolados, jugueteos con el toro y desplantes de rodillas. Estocada que hace doblar al astado. Ovación, oreja y vuelta triunfal al anillo.
Miguel Márquez lancea sin pena ni gloria a su primer oponente. Nº 16. “Fez”.488 kilos, negro mulato Una vara sin apretar ni toro ni varilarguero. En banderillas buenos pares de Ángel Rodríguez y Manuel Espinosa. El de Fuengirola brinda al público recibiendo la ovación pertinente. Unos buenos redondos que finalmente como el toro no quiere embestir son rematados con un espectacular desplante de rodillas Al no haber faena el público se aburre, y comienza a protestar.
Finiquita al oponente con menos de media estocada ligeramente delantera. Intenta el descabello pero el animal cabeceando impide la suerte. Finalmente dobla y el puntillero acierta al primer intento. División de opiniones.
En su segundo, nº 12. “Cuáquero”. 482 kilos, negro bragado, lo saluda con unas verónicas entre las que intercala dos chicuelinas. Fue todo pues tras la suerte de varas y banderillas el toro quedó muy mermado de fuerzas y se refugió en tablas y no había manera de hacerle embestir. Ha de entrar a matar al filo de las tablas colocando una estocada defectuosa de la que dobla. El puntillero lo levanta, hasta que finalmente dobla de manera definitiva. La labor de Márquez es pitada.
En un periódico local, el pintor Martín Maqueda realizó unos apuntes a lápiz que por su perfección de dibujo y oportunidad de cpatación de momentos, reproduzco.
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