LA MUERTE DE UN GANADERO EMBLEMÁTICO DE BRAVO.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Le conocí en el tendido 10 de la plaza de toros de Las Ventas, donde él tenía su abono dos filas por debajo de donde yo me encontraba. Era un día de la feria de otoño en la que toreaba Curro Romero una corrida de Peñajara.
Hablamos de los motivos por los que el Equipo Veterinario de la Plaza de Toros de Valladolid había rechazado una corrida de toros que en el año 1993 había presentado, a medias con su primo Salvador, para lidiar en la Feria Taurina de la ciudad del Pisuerga.
Era el Presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia y con todo señorío reconoció las razones que le expuse.
Luego, a raíz de “aquello” siempre que coincidimos en algún lugar taurino, nos saludamos e incluso charlamos de cómo iban sus experimentos genéticos e informáticos tratando de meter cada vez más parámetros en busca de la bravura ideal de sus toros artistas. Pues, D. Juan Pedro Domecq, como ingeniero agrónomo, conocía casi todos los entresijos genéticos del toro bravo.
Hoy he sentido un gran pesar al conocer la noticia de su muerte, pues se nos ha ido un investigador del toro bravo, que como tenía material y medios hubiera sido capaz de hacer cosas importantes en este complicado mundo del bravo.
Seguro que tendría muchas cosas que revelarnos a los amantes del mundo del toro, pero ahora ese fatídico accidente se ha llevado sus conocimientos y sus experiencias que durante muchos años había ido amasando en su privilegiado e inquieto cerebro.
D. Juan Pedro, muchas veces por querer rizar el rizo de la bravura en sus toros, sufrió una involución genética en sus productos. ¡Comenzaron a caerse! pues al tratar de seleccionar una cosa tan etérea como es la bravura, basada en el comportamiento psíquico de un animal psicópata, las reacciones pueden ser imprevisibles y afectar a los órganos más impensables.
Muchos taurinos que desconocían sus inquietudes y su labor le denostaron como ganadero e incluso se trató de que desaparecieran sus productos de las grandes ferias sin tener en cuenta que son la simiente del 99 % de la cabaña brava mundial.
Pero él seguía en sus trece. “Erre que erre” tratando de conseguir el toro bravo 4/4 en los tercios de la lidia, con fondo, recorrido, continuidad, etc, etc. En una palabra con ese concepto, que él también acuño, denominado TOREABILIDAD.
Hoy la carretera A-433 está de luto porque ha sido escenario de un brutal accidente frontal donde un poderoso camión se ha enfrentado a un excelente vehículo todo terreno, que no obstante era más débil. D. Juan Pedro Domecq Solís Beaumont iba en él y no ha podido resistir el impacto.
Era la mitad del fatídico día 18 de abril cuando iba camino de su fábrica de embutidos en Jabugo desde su finca “Lo Álvaro”, seguramente pensando en el ¿por qué? su corrida con el segundo hierro de su ganadería, no había lucido más que en el segundo ejemplar en la corrida lidiada en Zaragoza, o tal vez en ¿para cuando? continuaría con el trabajo que había dejado a medias la semana pasada, para acabarlo antes de que comenzara la Feria de Sevilla en la que, como Caballero Maestrante, no podía faltar ningún día al evento taurino, e incluso podía estar matizando algo sobre las causas por las que este año no estaban sus toros en La Maestranza.
Desde el cielo esperemos que transmita a su descendencia ganadera todos los conocimientos acumulados sobre el bravo, para seguir buscando ese toro atleta con el que soñaba.
Había nacido exactamente dos meses y 11 días antes que un servidor de ustedes y por propia experiencia sé que estaba en lo mejor de su vida en cuanto a conocimientos y rendimiento en dotes investigadoras.
Nuestro pésame para su esposa Excma Srª Dª. María Teresa de Morenés y Urquijo Condesa de Asalto y para sus hijos, Juan Pedro, Fernando, María Teresa y María Isabel de Domecq y Morenés.
¡Descanse en Paz, Ganadero Señor!
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