POESÍA TAURINA DECIMOSEXTA TITULADA “DEL NATURAL”.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Poesía original de Eustaquio Cabezón.
-¿Qué principio tié El Pinturas
de toreo o u tauromaquia?
-Ninguno.
-¡Pero ninguno absolutamente!
Acaba de salir, como quien dice
del establo o de la cuadra
hablando más propiamente
donde nos consta que estaba
en el concezto de mozo,
y porque ahora ha estao en Francia
de monosabio primero,
piensa ya que se rebaja
si le da los buenos días
al portero de su casa.
-¡Portero, su domicilio!…
-¡Hombre, es una comparanza!...
Ya sé yo que su vivienda
No puede ser más ventilada,
-Cómo que está al aire libre;
lo cual es una ventaja
porque así no tié polilla.
-Pues el gachó bien se rasca.
-¡Es por entretenimiento!
-¿Por qué has dicho?...Yo pensaba
que era picazón nocturna,
¿comprendes?
- Sí, hombre sí, ¡sarna!
Pues se figura ese primo lo menos…
-¡Calla hombre, calla!
-Y te advierto que es más malo
que un dolor, aunque él se jazta…
-¡Pero que vas a decirme
lo que es ese “aragonauta”!
Echa un cigarro
-No juegues con los cigarritos
-¡Anda!
¡Ni que fueran imperiales
de diez pesetas la caja!
-¡Si creerás que son rialistas!
-¡Ca!, de colillas y gracias.
… … … … … … … … … …
-Pues tiene, según me han dicho,
lo menos cinco contratas
para torear.
-¿En donde?
-Dice que en distintas plazas
de la “península”.
-¡Chucho!
-Eso mismo que tu acabas de decir.
-¡Naturalmente!
¡Camará! ¡Cinco contratas!
Pues a ese paso nos suelta
que tiene el Banco de España
de apoderado cualquier día.
¡Porque es muy desahogao!
-¡Vaya!
-Por supuesto que todo eso
se lo pué contar a la indiada
Con que ¿que dices?
-¡Pues nada!
Que estoy en puerta, y es fácil
que mate un par de Veraguas
en Madrid este verano,
según “ospicios”…Pero ¡anda!
¿De que te ríes, boceras?
-De la trola. ¡Los Veraguas!
¡Cómo se han quedado contigo!
-Pues ya lo verás.
-¡De ganas!
-Me ha hecho proposiciones.
-¿Pagándote?
-¡Sí, pagaban
la conducción del cadavre
si se queda uno en las astas!
¿A qué ponerse unos moños
si aún tiés que dar las gracias
encima?
-¡Cómo está el arte!
-Está el arte que da náuseas.
Y tú, ¿tienes entre manos
alguna cosa?
-Ahora, nada;
porque aún me resiento un poco
de la cogida de marras.
-¿Dónde fue?
-En el “hipocastrio”
-Hipo…¿Y dónde está esa plaza?
-¡Atiza!...¡Si es una parte
del bandullo manjagranzas!
¡Cuidiao que eres zoquete!
-¡Pues habla como Dios manda,
y no te vengas con términos
chinorrescos!
-¡Ay, qué gracia!...
¡Tras de que estoy desasnándote
pa que no metas la pata
cuando hables de medecina!...
¡Vamos, hombre!
-¡Bueno, gracias!
-¡Pues bien, cómo iba diciéndote,
Aunque la cosa está mala,
Y hoy no se consiga contrata,
yo, en cuanto el veterinario
me diga que ahuque el ala,
ya estoy toreando.
-¡Tampoco!
-¡Pero que con esa cara,
y que menos de cien duros
los…!
-¡Pues no va a ser Carpanta
las que vas a pasar!...
-¡Bueno!,
no sé porqué he de pasarla.
-Porque hay muchos con más títulos
que tú y que yo y no lo catan.
Y hablo así porque me consta
que solicitan contratas
graztuitas. ¿Y que le dicen las empresas?
¡Qué “necuacan”!
Como les está pasando:
al “Terpsicore”, al “Bengalas”,
al “Chirlerín”, al “Honduras”,
al “Compasito”, al “Tiñama”,
al “Piruli”, al “Chuchumeco”,
al “Escorza”, al “Cuchipanda”,
al “Quiribu”, al “Canelita”,
al “Birlagatos”, al “Napias”,
al “Garulla”, al “Tumbacopas”,
al “Fumigao”, al “Legaña”,
al “Madruga”, al “Chilindorna”,
al “Organillero”, al “Basca”,
al “Tembleque”, al “Cimbanillo”,
al “Chinorre”, yal “Carpanta”.
-¿Has acabao?
-Me parece que con citados basta.
-Pues tos esos infelices
que has nombrao en tu “ratahila”…
-¡Adiós, lagartijo!
-¡Bueno!, tú a mí… ¿sabes?
-¡Sí! Vaya,
que seas tonto, que acaso
para que sueltes bravatas.
-Te digo que no se estrenan
todos esos rondaplazas:
porque son unos cuneros,
como sabes que les llaman
a todos los que no tienen
principios de tauromaquia.
-Puede que conforme estemos;
pero no sueltes palabras
de triple anís, porque escuecen
a lo mejor, ¿sabes?
-¡Anda!
Yo también soy inclusero,
y si a eso vamos, ¿qué?
-Nada;
pero es una de esas cosas
que no debieras citarlas;
porque si a ti no te duelen…
¡a mí me llegan al alma!
Es Eustaquio Cabezón un aventajado poeta cómico conocido por sus muchos trabajos en los principales periódicos madrileños que en esta poesía festiva taurina, muestra un retrato de aquellos comentarios taurinos de tiempos pasados.
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