ANALISIS DE LO VISTO HASTA AHORA EN LAS CORRIDAS DE SEVILLA 2010.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
A lo largo de esta docena de corridas contempladas en el transcurso de la Feria de Abril de Sevilla, hemos podido horrorizarnos con lo sucedido en el coso del Baratillo que debería ser referente del buen hacer y cumplimiento del Reglamento Taurino de Andalucía, olvidándonos de aquella frase de quien no queremos nombrar, en que decía que. “los Reglamentos se sancionan para no cumplirlos” y al que lamentablemente, casi, casi, visto lo visto, hemos de dar la razón.
Demasiados toros han quedado maltrechos tras derrotar contundente y reiteradamente en los burladeros tras incumplir un reglamento que, en su Artículo 53 menciona, sin matización precisa y con orden alterado, en sus tres apartados.
El 1º referido a la salida de la res, matizamos, como el reglamento debería haberlo tenido en cuenta que:
“Lo primero que hay que hacer es parar al toro y seguidamente fijar su embestida, pues de no ser así, ni el espada de turno podrá lucir sus cualidades toreras con el capote, ni ser llevado al caballo de picar con la efectividad necesaria para realizar la suerte de varas –de importancia primordial en el comportamiento posterior del toro en los tercios restantes- con garantía de buena ejecución”.
“Hay que obligar a los presidentes a que no saquen el pañuelo blanco para que salgan al ruedo los picadores, mientras el matador esté dando capa a su oponente enseñándole a embestir al principio para seguidamente lucirse si le es posible con la estética de sus lances. Pues hemos de tener en cuenta que, el toro ha sido seleccionado en su bravura en base a la suerte de varas y, la presencia de unos caballos de picar en movimiento le han de predisponer a su distracción como mal menor, y arrancarse a por ellos en el peor de los casos”.
“También los públicos han de reeducarse en el sentido de que sea el peón de confianza quien pare al toro, saliendo al tercio al recibirlo, y así evitar esos derrotes en burladeros, al tiempo que facilita a su matador para que saque conclusiones de la manera de embestir y defectos que el toro atesora”
“Luego ya el matador fijará definitivamente la embestida del toro y sus peones lo llevarán al burladero de suertes para fijarlo posicionalmente en espera de que los picadores ocupen sus lugares reglamentarios”
“Haciendo así las cosas, con la calma y despaciosidad que el toreo requiere, podremos disfrutar de una suerte de varas bien hecha dejando al toro a la distancia que su embestida y prontitud requiera” ¡Lógico y sin complicaciones! El picador tendrá más garantías de coger al toro arriba al entrarle de manera adecuada puesto que se parte de una colocación adecuada del astado”.
El 3º habla de las prohibiciones y sanciones por recortar a la res, provocar el derrote en burladeros y barrera.
La suerte de varas también ha sufrido demasiadas transgresiones tanto por parte de los picadores que han rebasado en muchas ocasiones la raya del círculo más próximo a barreras, han picado fuera de la zona del morrillo, han tapado la salida a la res, como por parte de los espadas quienes han dejado al toro entre las dos rayas e incluso en el tercio y en demasiadas ocasiones se han quedado ocupando el lado derecho del picador, contraviniendo los Artículos 54 y 55.
Los criterios presidenciales han sido dispares y esto no debería ser así si se realizan reciclajes periódicos mediante cursillos dirigidos por Presidentes conocedores del Reglamento al detalle, que los hay y muy buenos por cierto. Demasiadas diferencias en criterios de concesión de trofeos y devolución de astados.
También hemos observado que como el trapío se borró en este Reglamento, los toros hasta el momento han escaseado de él y esto es grave en una plaza como la Maestranza.
Tampoco nos gusta en absoluto los montones de arena que hay delante de los burladeros, pues aparte de no verlos función alguna, pueden causar lesiones tanto a lidiadores como a espectadores de las localidades bajas, al ser proyectada la arena en la llegada de las pezuñas de los toros y dificultar la entrada del torero apurado en el burladero.
Esperemos que el nuevo Director General de Asunto Taurinos don Manuel Brenes Rivas se haga eco de estas matizaciones y trate de corregirlas en el Reglamento que ahora padecemos.
No he querido iluminar el artículo con fotografías de denuncia, que las tengo, para no herir suceptibilidades.
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