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lunes, 29 de marzo de 2010

LOS TOROS DE BONAPARTE.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

En este magnífico libro titulado “Los Toros de Bonaparte”, de don Higinio Ciria, se recogen el resultado de la primera corrida de toros del año 1810 celebrada en Madrid el 24 de junio. El documento dice así:
“Resultado. Primera corrida de 1810. Estando ya la plaza toriles incluidos, se acordó por el Gobierno, a consulta del señor Corregidor, celebrar la primera corrida en la tarde del día 24 de junio, para lo cual se pusieron carteles, y llegado el día se verificó, habiendo sido el resultado como sigue: (se llama media corrida por ser la de la tarde sola). De tendidos y gradas, 71.146 reales; de balcones, 12.068 reales. Carne de diez toros regalados por Su Majestad, 5.000 reales. Pieles de caballos, 14 a 12 reales, 186 reales. Contribución de aguadores etc, 280 reales y nueve maravedíes. Suma: 83.662 reales y nueve maravedíes. Productos: reales onza 83.662 y nueve maravedíes. Gastos: 52.482 reales y 25 maravedíes.
Nota.- No se incluye en este estado el producto de los diez toros muertos, mediante haber tenido a bien Su Majestad cederlos a los toreros, ni se especifica el pormenor de tendidos y gradas, por haberse hecho la entrada por billetes, con la confusión que es notoria. Rubricado.
“Hemos recibido del señor Domingo Celda, expendedor de la carne de los toros que se corren en la plaza de extramuros de la Puerta de Alcalá, por cuenta de la Municipalidad, la cantidad de 5.000 reales vellón en moneda metálica sonante, importe de los diez toros que se lidiaron en la tarde del 24 del corriente; los que fueron donados a los lidiadores por Su Majestad (q.D.g). Para que conste, y a los efectos convenientes, lo firmamos en Madrid a 27 de junio de 1810. Por mí, y en nombre de los picadores. Juan de Amisas. Por mí, y en nombre de los espadas, Jerónimo José Cándido.”
Asistió Su Majestad a esta función y dio muestras de estar sumamente complacido, y regaló los seis primeros toros a los tres espadas y los cuatro restantes a los picadores. También asistió toda la Corte; la función fue excelente, no hubo desgracia particular, pero hubo muchos porrazos, que recibieron los picadores. Hay dos curiosas reclamaciones por esta corrida: una del presbítero Barragán, otra, del torero Luis Corbacho, al que impidieron llegar a torear guerrilleros españoles. Así decía un escrito: “Ilmo. Sr. Don Antonio Barragán, presbítero, a V.Ilma, con el debido respeto expone: que en el día 25 del corriente tomó dos billetes de sombra en el tendido, y uno de sol para ver la corrida de toros con un amigo y su criado, y habiendo llegado a la plaza hallaron las puertas cerradas y mucha gente con los billetes sin poder entrar, por estar llena la Plaza, según decían; por lo cual a V. Ilma, suplica se digne mandar pagar los mencionados billetes (siempre lo escribía con v) o abonarlos para la próxima corrida, pues todo es así conforme e inalterable justificación de V, Ilustrísima cuya vida ruego al ser supremo (no escribe Supremo) guarde Dios muchos años. Madrid junio de 1810. Ilmo.Sr. A.L.P. de Vuestra Ilustrísima, D. Antonio Barragán, presbítero. “Decreto. Madrid 30 de junio de 1810. En Junta Municipal. No ha lugar. Rubricado”.
El otro documento el del torero dice así:
“Sr. Corregidor de la Villa y Corte de Madrid. Muy señor mío y de todo mi respeto y veneración. Inmediatamente que se me ocurrió la superior orden de V.S por el Sr. D. Francisco Angulo, Comisario Regio, me puse en camino hasta las inmediaciones de Bailén; pero como las noticias que se me daban de comunicar son que la Venta del Judío, que es entre El Viso y Santa Cruz, han cogido a doce compañeros que iban también por mandato de V.S para la misma función, esperándome por instantes los malvados brigantes para hacer conmigo lo mismo, y aún más, por ser tan conocido y tenerme un odio mortal, me ha suspendido y llenado de temor tan justo, que me ha precisado quedarme en esta ciudad, en la que incesantemente se dan muy malas noticias de las picardías que aquellos infames cometen con toda clase de gentes cuando les encuentran sin una formidable escolta; de forma, Señor, que me creo obligado en el día de mañana de regresarme a Córdoba, poniéndome a disposición de dicho Señor Comisario Regio, para que su justificación, o la de V.S, con vista de cuanto aquí expongo, resuelvan lo que fuese de su superior agrado, para que mi vida se preserve en el caso de ser forzosa mi ida a esa Corte. Con este motivo me ofrezco a V.S, con el mayor rendimiento y le deseo las mayores felicidades, pidiendo a Dios le colme de sus bendiciones los muchos años que le desea su más rendido y humilde servidor q.s.m.b. Luis Corchado. Rubricado. Sin fecha. “decreto (también sin fecha). Pase a los Sres. Comisarios para su noticia”.

Don HIGINIO CIRIA Y NASARRE.- Fue un archivero que escribió en 1903 el libro titulado “Los Toros de Bonaparte” obra que aunque exaltada y poco ecuánime proporciona una amplia documentación histórica de gran valor.

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