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lunes, 9 de febrero de 2009

LA CUARTA DEL CICLO TAURINO VALLADOLID 1972.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.









El cuarto festejo del ciclo ferial del año 1972 se desarrolló en una tarde totalmente antitaurina por la gran cantidad de agua que cayó y el frío que hubimos de sufrir, impropio de la estación en que nos encontramos.
No obstante y gracias a lo interesante del cartel ofrecido, acudimos para llenar algo más de los tres cuartos de aforo.
Una terna interesante formada por Luis Miguel Dominguín, Francisco Rivera “Paquirri” y Eloy Cavazos dispuesta a lidiar seis toros de los Herederos del Conde de Ruiseñada.
El presidente de todos los días auxiliado en esta ocasión por “Larita”.

El primer toro de la tarde responde por “Gavillero”. Se trata de un toro negro herrado con el número 78 y que arrojó un peso de 446 kilos , al que Luis Miguel, que luce un traje diseñado por Pablo Picasso, lo recibe con una larga cambiada de rodillas que es muy aplaudida, a la que siguen unas verónicas garbosas y con estilo.
Una vara muy aplaudida por aquello de que el toro se arranca de largo nada más ver al caballo y el piquero se agarra en todo lo alto.
En banderillas el toro en los dos pares que recibió midió el suelo en ambos, no sabemos si por falta de fuerzas o porque el albero se encontraba resbaladizo.
Tras brindar al público, Luis Miguel comienza su faena con cuatro estatuarios al final de los cuales el toro vuelve a caerse, de ahí que el madrileño lo toree por alto por aquello de aliviarlo de su manifiesta falta de fuerzas.
Tras una excelente serie con la mano derecha, Luis Miguel ejecuta un pase cambiado para continuar toreando por naturales que abrocha con el pase de pecho.
La banda de música comienza su pasodoble pero como es protestada por algunos espectadores, Luis Miguel hace un gesto al director de la misma para que cese su actuación.
Viendo que es difícil el lucimiento ante semejante marmolillo, el matador decide ir a por el estoque de herir y con él recetar una estocada defectuosa que tiene la virtud de haber entrado en derechura. Descabella al primer intento y con ello logra ser premiado con una ovación que al aumentar le obliga a dar la vuelta al ruedo.
El toro fue pitado en el arrastre.

La faena a su segundo enemigo, transcurrió en medio de una lluvia torrencial no obstante lo cual Luis Miguel lanceó con buen estilo a “Cebollero” que marcado con el número 62 tenía un peso de 465 kilos. Con dos varas se cambia el tercio para pasar al de banderillas donde únicamente se clava un par.
Luis Miguel en los medios, realiza su faena a base de una buena tanda de derechazos que hacen sonar la música a la que nuevamente Luis Miguel manda parar su concierto. ¡No está el maestro madrileño para músicas con la que está cayendo!
Despena a su enemigo de una estocada ligeramente desprendida que hace doblar al toro. El puntillero lo levanta y ha de atronarlo definitivamente su matador al segundo intento con el descabello.

El segundo de la terna era el gaditano Francisco Rivera “Paquirri” que en definitiva fue el triunfador de la tarde.
Su primer enemigo un toro muy abierto de cuerna y astillado en su defensa izquierda, de nombre “Comilón” herrado con el número 43 y con un peso de 455, lo recibe con buenas verónicas en medio de aplausos. Aplausos que aumentan cuando lleva al toro al caballo por chicuelinas al paso.
Se arranca de largo al caballo para seguidamente dormirse debajo del peto, con lo que el de Barbate pide el cambio de tercio que la presidencia concede.
El público insiste para que “Paquirri tome las banderillas” y éste finalmente accede. Brinda el primer par al público y queda ligeramente traserillo. Los dos siguientes son dos enormes pares que son merecedores de dos ovaciones cerradas.
Tras brindar al publico se da cuenta en los primeros compases que no tiene enemigo, no obstante lo cual logra sacar dos tandas de redondos de excelente factura para seguir con un gran pase cambiado y uno de pecho de los denominados de “pitón a rabo”.
Continúa sobre la derecha para abrochar la serie con uno de pecho excelente que le vale una gran ovación.
En medio de los sones de las charangas continúa por naturales mirando al tendido lo que promueve el entusiasmo de los espectadores de los tendidos 4 y 5 que son los correspondientes a donde hizo la faena.
Un pase casi circular del todo, al que siguen desplantes de rodillas, jugueteos y alardes de tocar los pitones en medio de la ovación general.
Mata de media estocada ligeramente tendida y acierta al segundo golpe de verduguillo. Es premiado con una gran ovación y con una oreja con la da la vuelta al anillo.

En su segundo de nombre “Botonero” marcado con número 47, negro y con peso de 454 kilos, “Paquirri” es jaleado con ¡Oles! cuando lo lanceó de salida.
Castigado con una vara, un marronazo y otra vara protestada al temer que el toro se derrumbara.
Banderillean los subalternos de “Paquirri” que dejan arriba dos pares y medio.
Una brillante faena caracterizada por la justeza en la medida de los muletazos extraordinarios ejecutados sobre ambas manos en medio de las ovaciones y la música, rematados con desplantes y jugueteos delante de la cara del toro.
Mata de un estoconazo en todo lo alto que tumba al astado sin puntilla por lo que es premiado con las dos orejas que pasea triunfalmente por el ruedo en medio de una gran ovación.

Eloy Cavazos actuaba por primera vez en nuestra plaza e inmediatamente se hizo con las simpatías del respetable.
A su primero un toro llamado “Miluco” número 35, negro y con 512 kilos de peso lo saluda con verónicas rematadas con una media muy ajustada que es aplaudida.
Un puyazo recargado y dos pares de banderillas dan paso a la faena de muleta que Eloy tras brindar al respetable desde el centro del ruedo, cita al toro de lejos, lo aguanta en dos pases de tanteo, para seguir con un molinete un pase de rodillas. Sigue con muletazos por redondos y naturales en los denota su deseo de triunfar.
Mata de pinchazo y estocada en el sitio a cambio de un pitonazo en el pecho. Su labor es premiada con ovación y saludos desde el tercio.

Durante la lidia de su segundo que correspondía con el último de la corrida, un toro llamado “Bordador” herrado con el 48 y de 441 kilos de peso, jarreaba agua en el coso del paseo de Zorrilla.
Los espectadores se refugiaron en las dependencias internas de la plaza tras llenar la parte cubierta, mientras el mejicano lancea con voluntad a su enemigo en medio de las palmas de los valientes que no temen al agua.
Un puyazo en el que está a punto de derribar para después caerse debajo del caballo ante las protestas del público.
Con un par de banderillas pasa a la jurisdicción del “manito” que brinda a un espectador que ocupa barrera en el tendido 2.Ante la lluvia hace una faena breve donde no obstante se puede apreciar que es un buen torero con ambas manos. Acaba con desplantes cara a la galería y entra a matar para lograr dos pinchazos, una estocada bien colocada y descabello al primer intento.
Es premiado con muchos aplausos, petición de oreja y vuelta.
La corrida de los Herederos del conde de Ruiseñada de excelente lámina en cuanto a su presentación, pero todos demasiado justitos de fuerza.
Fue acabar la corrida y dejar de llover como si la lluvia hubiera querido aguarnos la Fiesta.

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