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lunes, 9 de febrero de 2009

LA QUINTA DEL CICLO TAURINO VALLADOLID 1972.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.






Unos momentos antes de la cuatro de la tarde, amainó el temporal, cesó la lluvia, se abrió el cielo, salió un sol radiante y se acabó con la incertidumbre de suspensión de corrida. Únicamente, el vendaval tormentoso quedó un una ligera brisa que si bien estorbó en ocasiones a los coletudos no molestó a los espectadores.
El ruedo hubo de ser arreglado convenientemente hasta unos momentos antes del comienzo del espectáculo.
Y se llegó a casi rozar el lleno absoluto en esta corrida de expectación porque la terna compuesta por Diego Puerta, “Curro Rivera” y “El Niño de la Capea” se iban a enfrentar a un encierro del hierro salmantino de doña María Lourdes Marín de Pérez Tabernero.
Preside el comisario de siempre Sr. Zalama con el asesoramiento de “Cigales”.
Asistieron a la corrida el gobernador civil Sr. Ibáñez Trujillo y el Jefe Superior de Policía Sr. Lamas acompañados de diversas personalidades.
Como en todo lo que va de ciclo en el palco número 9 la Reina de las Fiestas acompañada de sus damas de honor.
En una barrera estaba el matador de toros Santiago Martín “El Viti”


El primer toro de la tarde, que atiende por “Canestero”, negro, herrado con el número 1 y con un peso de 450 kilos, sale con mucha fuerza. Diego Puerta lo saluda con unas excelentes verónicas que son aplaudidas.
Con un solo puyazo, bien ejecutado, se pide el cambio de tercio que el usía concede.
Tres pares en todo lo alto, de los cuales dos extraordinariamente prendidos por “Almensilla”.
Un toro bravo que el diestro de San Bernardo aprovecha toreando por ambos pitones lo que sirve para corregirle el defecto de colarse por el pitón izquierdo, en medio de música y ovaciones.
Por poner un pero a la faena, la caída en varias ocasiones del toro que empaña una labor preciosista y perfecta de Diego Puerta.
Cuando está finalizando la faena por molinetes y manoletinas, en un desplante el toro está a punto de “echar mano” al diestro.
Mata de más de media estocada trasera y descabello a la segunda.
Ovación y saludos desde el tercio que al acentuarse le obligan a dar la vuelta al ruedo.

En su segundo enemigo de nombre “Canastillo” herrado con el 50, negro y con 477 kilos, Diego Puerta sale decidido a redondear la tarde no conforme con lo realizado en su primer oponente. Lo cuidó desde el principio para que llegase entero a la faena de muleta.
Tras el único puyazo de castigo le instrumentó una serie de chicuelinas superiores a pesar de verse comprometido en la primera.
Con dos pares de banderillas en el que destacó en uno de ellos Manolo Carmona se cambia el tercio.
Ante un enemigo que ha llegado superior al último tercio Diego Puerta instrumenta una faena sobre ambas manos muy torera que remata con los clásicos molinetes, giraldillas y el pase la firma después de haber comenzado con un pase cambiado todo ajuste y perfección.
Mata de un pinchazo sin soltar al que sigue una estocada entera y descabello al tercer intento, siendo premiado con ovación, una oreja y vuelta al anillo.
Diego Puerta ha estado muy bien en su catorce cumpleaños de alternativa.

Curro Rivera que había actuado en el coso de Zorrilla en el mes de junio, a su primero que atendía por “Huron” marcado con el número 13, negro de capa y con 456 kilos, le realizó una faena discreta a pesar de ser molestado por el viento.
Un pinchazo sin soltar y estocada defectuosa hacen doblar al escaso de fuer zas toro, con el que termina el puntillero.
El silencio es el premio a la labor realizada por el espada mientras el toro es pitado en el arrastre.

En su segundo, el número 48, llamado “Castillo”, negro bragado de 470 kilos, Curro Rivera lo recibe con una serie de verónicas sin enmendarse que levantaron una fuerte ovación.
Un solo puyado para que el tercio se cambie ante las protestas del público por caída del animal.
Dos buenos pares de banderillas a cargo de “Solanito” y de Félix Saugar “Pirri”.
Tras brindar al respetable el mexicano inicia la faena con cuatro estatuarios para seguir con series de naturales cerradas con apretados pases de pecho.
Con la muleta en la mano izquierda varias series de naturales que abrochadas por los ajustados pases de pecho levantan los aplausos del públicos y los sones de las charangas.
Finaliza con pase de adorno de rodillas, desplantes y diversos jugueteos ante el toro.
Mata de un pinchazo en lo alto entrando recto y un estoconazo que hace doblar al toro para que acabe finalmente el puntillero.
Se le conceden las dos orejas. Hay petición de rabo. Con los apéndices cortados da la vuelta al anillo en medio de la ovación del público.

Mucho público de la vecina Salamanca, trajo al coso de Zorrilla el salmantino Pedro Gutiérrez Moya “Niño de la Capea” al llegar precedido de la forma triunfal de llevar la temporada.
A su primero que atendía por “Hormiguero” herrado con el número 58, negro entrepelao y un peso de 461 kilos, “El Niño de la Capea” lo lancea meritoriamente de salida.
Con un solo puyazo y dos pares de banderillas se llega a la faena de muleta que Pedro G. Moya comienza con tres pases estatuarios. Ha de cambiar de terreno al toro para no ser molestado por el viento. En el nuevo terreno, más propicio, pases con ambas manos rematados con excelentes pases de pecho que levantan al público de los asientos.
Finaliza su faena con pases de adorno a base de molinetes, desplantes, espaldinas y manoletinas en medio del clamor del público.
En un momento Pedro resbala y está a punto de ser cogido.
Acaba con el toro de media estocada en el sitio que hace doblar al astado para que acabe con él finalmente el cachetero.
Entusiasmo general, dos orejas, vuelta triunfal, donde le lanzan un monumental pan y saludos desde los medios en medio de una cerrada ovación.
Ha estado excepcional "El Niño de la Capea" en esta su primera actuación en el coso de Valladolid.

En el toro que cerro corrida, que era el número 57 “Rabicorto”, un negro con 485 kilos. Pedro Gutiérrez Moya, estuvo un poco “a la deriva” como consecuencia de que el toro tenía mucho sentido y el chaval salmantino no acertó a darle la lidia requerida por no dominarlo de principio.
A destacar el par de banderillas prendido por el ex-matador de toros José Luis Barrero.
El morlaco a cada pase se frenaba, esperaba y buscaba por lo que en varias ocasiones “El Niño de la Capea” estuvo en peligro de cornada.
Acabó con este incómodo enemigo de un pinchazo que escupe, una estocada delantera y tres intentos de descabello, por lo que afloraron algunas muestras de desagrado.
Los toros de bonita lámina pero de desigual bravura. Todos demostraron nobleza a excepción del sexto que pudo resultar así a causa de un tercio de varas defectuoso en calidad y cantidad.

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