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miércoles, 7 de mayo de 2008

EL NOMBRAMIENTO DE PEDRO ROMERO COMO DIRECTOR DE LA ESCUELA DE TAUROMAQUIA DE SEVILLA.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

En Ronda había una familia torera que se apellidaba Romero.
El iniciador de esta dinastía en el siglo XVIII fue Francisco Romero cuyo oficio era carpintero de ribera.
En su Carta histórica D. Nicolás Fernández de Moratín dice de él:
“En el año 1.726 sobresale en Ronda. Comienza a usar la muletilla y espera al toro cara a cara y a pie firme, y matándole cuerpo a cuerpo y era esto una ceremonia, que el que esto hacía llevaba calzón y coleto de ante, correón ceñido y mangas atacadas de terciopelo negro para resistir lasa cornadas”.
Su hijo Juan Romero fue torero acreditado quien tras figurar en la cuadrilla de su padre ganó fama por su valía hasta llegar a figurar en la relación de los mejores toreros para actuar en las Fiestas de la Coronación de Carlos III.
Este diestro tuvo varios hijos:
José Romero: elegido por el padre para continuar de oficio de carpintero de ribera, pero que él se decantó por el oficio taurino, teniéndole que enrolar en su cuadrilla y llevarlo a Sevilla en los años 1767 y 1768, para más tarde, cuando su hermano siguiente Pedro, como figurón actúa en Madrid lo lleva junto al otro hermano (Antonio) para actuar en Madrid en los años 1789, 91, 92 y 93.
Antonio Romero: El menor de todos que nació un 18 de septiembre del año 1763 y quien toreó dos años al lado de su hermano Pedro.
Gaspar Romero: El que menos gloria dio a la dinastía. Alternó en Madrid con sus hermanos en el año 1780. Murió en la plaza de toros de Salamanca en el año 1780 en presencia de su padre y su hermano Pedro.
PEDRO ROMERO: Nace en Ronda el 19 de noviembre del año 1754. Era un perfecto atleta.
La primera salida como torero la realizó a Los Barrios contratado a una fiesta que organizaron unos señores de Ronda. Luego, dos novilladas en Algeciras. Actuaciones a “espaldas de su padre”.
Tras probarle y ver que estaba capacitado para este arte, lo lleva con él como segundo espada.
Se presenta en Sevilla en el año 1772.
En Madrid lo hace en el año 1775 acompañando a su padre que le cede algunos toros.
Demuestra tan excepcionales maneras que en la segunda corrida, concretamente la del día 8 de mayo, en la que alternan Joaquín Rodríguez “Costillares” y su padre, se le anuncia para matar cuatro toros, y obtiene tal éxito que al año siguiente se le contrata para enfrentarse al mismo “Costillares”.
Dado que la Junta de Hospitales dio trato de favor a “Costillares” los Romero se negaron a acudir a las Fiesta de la Corte del año 1777.
Tras actuar juntos en Sevilla crece el enfrentamiento entre estas dinastías toreras.













En el año 1779 la Junta de Hospitales a través del Gobernador de Cádiz solicita al asentista D. Juan Mora que autorice a Pedro Romero para actuar en Madrid durante toda esa temporada. El asentista acepta pero imponiendo unas condiciones entre las cuales figuraba el que no se autorizaran las corridas del Puerto de Santa María coincidentes con las de Cádiz, para que no restaran público a esta plaza. Le prometen acceder a su deseo y la Junta de Madrid, previene la temporada contratando a “Costillares”. Al enterarse Pedro Romero pone dificultades para la contratación.
La Junta acude al Consejo de Castilla. El Presidente del Consejo oficia al Alcalde Mayor de Ronda para que comunique a Pedro Romero que se ponga de inmediato camino de la Corte. Ha de acceder el diestro quien va acompañado de su padre, su mujer y su cuadrilla. En Madrid la Junta decide que no intervenga Juan Romero, sino solamente “Costillares” y Pedro. Surge la cuestión de la preferencia de alternativa que se soluciona mediante un sorteo en la casa del Corregidor.
En la plaza de Madrid toreó de manera ininterrumpida desde 1991 a 1999 en la que da por terminada su carrera taurina.
En el año 1774 tuvo un intento de abandonar los toros y sin que conozcamos la causa por la que, a pesar de matar más de 5.500 toros sin sufrir lesión alguna, no llegara a reunir el dinero suficiente para mirar con optimismo su futuro, se procuró por medio de la intervención del Conde de Altamira el empleo de visitador del casco de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda. Puesto que sólo desempeñó en el invierno del año 1774.
Una vez retirado definitivamente en el año 1779 se retiró a su pueblo, Ronda donde en el año 1806 D. José Boan envía una carta con informes del torero al marqués de las Amarillas para que le concedan el empleo de visitador de estancos de ese partido, a lo que el Rey accede.
En el año de 1830, a instancias del Conde de la Estrella, se funda la Escuela de Tauromaquia de Sevilla. En ese momento Pedro Romero se encontraba en situación económica precaria y contaba con 76 años. Quizá fuera esta la causa de que no se pensara en él para formar parte del personal técnico de dirección de la Escuela de Tauromaquia.
Con fecha 2 de junio de 1830 fueron nombrados Jerónimo José Cándido y Antonio Ruiz “El Sombrerero” director y segundo respectivamente de la Escuela y el día 6 del mismo mes dirigía Pedro Romero una representación al Rey pidiendo ser nombrado maestro de la Escuela lo que se le concede merced a los informes que enviaron al Conde de la Estrella, sus amigos D. Antonio Moreno Bote y D. Ignacio Solana.
Y el nombramiento es el siguiente documento:
“Al intendente de Sevilla digo con esta fecha lo que sigue: He dado cuenta al Rey Nuestro Señor del oficio de V.E de 2 del corriente en que da parte de haber nombrado a don Jerónimo José Cándido para la plaza de maestro de Tauromaquia, mandada establecer en esta ciudad por Real Orden de 28 de mayo último y a Antonio Ruiz para ayudante de la misma Escuela; y S. M se ha servido observar que, habiendo llegado a establecerse una Escuela de Tauromaquia en vida del célebre don Pedro Romero, cuyo nombre suena en España por su notoria e indisputable habilidad y nombradía, hace cerca de medio siglo, y probablemente durará por largo tiempo, sería un contrasentido hollarla, sin esta preeminente plaza de honor y de comodidad, especialmente solicitándola como la solicita, hallándose pobre en su vejez, aunque robusto.. Por tanto y penetrado S.M de que el no haber tenido V.E presente a don Pedro Romero, había procedido de olvido involuntario, e igualmente de que el mismo José Cándido se hará a si mismo un honor en reconocer esta debida preeminencia de romero, se ha servido nombrar a éste para dicho cargo, y para ayudante, con opción a la plaza de maestro, sin necesidad de nuevo nombramiento por el fallecimiento de éste, con el sueldo de ocho mil reales anuales, a don Jerónimo José Cándido, a quien, con el fin de no causarle perjuicio, S.M se ha servido señalar, por vía de pensión y por cuenta de la Real Hacienda la cantidad que falta hasta cubrir el sueldo de doce mil reales señalada a la plaza de maestro, mientras no la tiene en propiedad por fallecimiento del referido Romero. Al mismo tiempo ha tenido a bien S.M mandarle diga a V.E que, por lo que toca a Antonio Ruiz no le faltará tiempo para ser premiada su habilidad. De Real Orden lo traslado a a V.E para su noticia y para que informe así sobre el estado actual que tiene este negocio, como en lo sucesivo, sobre todo lo que concierne a la Escuela de Tauromaquia establecida en Sevilla. Dios guarde a usted muchos años. Madrid, 21 de junio de 1830. Ballesteros, señor Conde de la Estrella”