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lunes, 24 de marzo de 2008

Los toreros cuando están “fuera de temporada” hacen “campo” y los que escribimos de toros, cuando no hay acontecimientos taurinos dignos de reseñar nos dedicamos a buscar en el “baúl de los recuerdos” con la finalidad de hacer llegar a quienes se acostumbran a leernos, crónicas más o menos añejas para que los lugareños recuerden lo acontecido en su localidad.
Y cómo por el momento estamos en Tarifa y los componentes de la Peña Taurina Manuel Escribano hemos asistido a todo lo que nuestro titular ha toreado, les voy a refrescar lo que en su día escribí sobre el Festival Taurino de Bornos, pidiéndoles disculpas por no adjuntar fotos que es muy posible se encuentren en Valladolid al no haberlas encontrados en este laberinto que tengo montado en la “ciudad de Guzmán el Bueno”.
¡Va por ustedes!


RABOS A “TUTIPLEM” EN EL FESTIVAL DE BORNOS.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

El domingo 2 de abril del año 2.006 nos fuimos Bornos para presenciar el I Festival con picadores mixto “Puerta de la Sierra” a beneficio de la Ermita “El Calvario”y homenaje a D. José Luis Martín Berrocal.
Componían la torada: 1 novillo de Guardiola, 1 de Fuente Ymbro y los 6 restantes en un principio de “El Toril”.

Abrió plaza en la portátil instalada en el recinto ferial el rejoneador Leonardo Hernández (hijo) al que siguieron, por orden de antigüedad los toreros de a pie siguientes:
Jesulín de Ubrique (2 orejas y rabo).
Luis Mariscal (2 orejas y rabo).
Miguel Abellán (2 orejas).
Jesuli de Torrecera (2 orejas y rabo).
Manuel Escribano (2 orejas).
Salvador Cortés (2 orejas y rabo) y el novillero
Antonio López “El Moronta” (2 orejas y rabo).
Voy a extenderme en la crónica por tratarse del primer festejo taurino que se celebra en esta población gaditana de Bornos en un día calurosísimo que se acentuó, aún más, por la temprana hora del comienzo del festejo (las 16 horas) y la incidencia d los rayos solares sobre los asientos de tablas protegidos de hierro de los tendidos de la portátil plaza.
Protegidos debajo de los tendidos los apoderados, matadores y cuadrillas esperaban la hora de comienzo del esperado espectáculo.
A la cabeza del paseíllo estaba un jovencísimo y rubio rejoneador montando un precioso caballo que con sus movimientos de alta escuela hizo las delicias de los espectadores que abarrotaron hasta la bandera los tendidos de la plaza.
La Presidencia, en la que figuraba como asesor veterinario una bella fémina, a la hora anunciada dio la orden para que la trompeta de la banda de música, haciendo las veces de clarín, diera el toque de atención de salida de los actuantes al ruedo perfectamente cuidado y señalizado.
Tras el paseíllo y entrega de placas conmemorativas empezó el espectáculo.

El rejoneador LEONARDO HERNÁNDEZ (hijo) montando un precioso caballo árabe de capa alazana, lucero y cuatrialbo, fue el encargado de parar los muchos “pies” de que hacía gala el bravo y codicioso novillo de Guardiola, al que colocó dos rejones de castigo.
Cambia de montura para sacar al ruedo un precioso caballo tordo con el que pone dos precisos pares de banderillas al quiebro, seguidos de toreo a caballo al codicioso y repetitivo novillo.
Ahora la montura es un caballo castaño, bonito y elegante, quien al realizar una cabriola delante del astado es alcanzado con un pitonazo a la altura del bocado del lado izquierdo del noble bruto. Al romperse éste, ha de cambiar de cabalgadura, sacando un espectacular caballo español de capa negra peceña que da dos vueltas al anillo llevando pegado a su cola el novillo en un alarde de temple y conocimiento de bien montar por parte del joven centauro y de codicia por parte del bravo novillo.
Tras parar al perseguidor e incansable novillo, le pone tres pares de banderillas de las cortas al violín con una perfección extraordinaria.
La suerte suprema la realiza desde un bonito caballo portugués, de capa torda en fase blanca, con el que propina un metisaca y un pinchazo sin soltar que fue lo único que no mereció el bravo ejemplar bovino. Le concedieron las dos orejas y el rabo.

Un novillito de escasa presencia es lo que sale de chiqueros para que lo lidie JESULIN DE UBRIQUE. El diestro parece poco motivado. Lo recibe con unas verónicas sin ajustarse. Debe acusar el calor reinante en esa hora de la siesta. Con verónicas al paso lo lleva a la cabalgadura. Un picotazo en todo lo alto da paso a la suerte de banderillas en la que destaca Antonio Caba con dos buenos pares de rehiletes, mientras Carmelo lidia bien al novillito.
JESULIN brinda al público y con gran parsimonia se encamina hacia su colaborador al que le propina unos pases de tanteo con muchas precauciones hasta que por fin viendo las bondades del novillo le templa por redondos y naturales ante la atenta mirada de su esposa e hija que ocupaban un barrera detrás del burladero de matadores.
No quiere el diestro ligar más de tres pases seguidos. Torea con el temple que le caracteriza tanto por redondos como por naturales.
Entra a matar en la suerte natural cobrando una estocada trasera que hace doblar al bravo y colaborador novillito al que le corta las dos orejas y el rabo.

Otro novillito con la misma escasa presencia del anterior, aunque muy bravo, le cae en suerte a LUIS MARISCAL. El matador lo recibe con una larga cambiada de rodillas y sigue por verónicas en las que denota su falta de actividad al no acompasar el juego de los brazos.
Tras el simulado tercio de varas (un picotazo) y el no menos simulado tercio de banderillas, Mariscal basa su faena en los naturales bien ejecutados y ligados en series de cuatro que remata con perfectos pases de pecho. Tres molinetes de preparación para continuar con redondos ejecutados de manera perfecta en serie, parsimoniosos y perfectamente rematados con el pase de pecho.
Faena tan larga, ejecutada a los sones del pasodoble Francisco Alegre, que nos propició a los espectadores escuchar el Francisco Alegre más largo de nuestras vidas. ¡Veinticinco minutos de pasodoble! Que nos hizo dudar si ya había entrado en vigor el nuevo Reglamento Taurino Andaluz.
En la suerte contraria le receta una estocada en toda la yema de efecto fulminante y las dos orejas y el rabo van a parar a las manos del diestro que da la vuelta al ruedo más despaciosa contemplada en nuestra dilatada vida taurina. Indudablemente los diestros estaban en la hora de la siesta que contrastaba con la seriedad de este diestro quien en ningún momento demostró la más mínima alegría por el triunfo conseguido.

Y ya tenemos en la arena al número 96 un novillo castaño que tocó a MIGUEL ABELLÁN. Este novillo era “harina de otro costal”, manso, distraído hasta la desesperación con el que Miguel se pelea para meterle, sin conseguirlo en “razón” a pesar de las buenas maneras toreras del diestro.
Como no hay manera de que el novillote se deje picar, el picador sale a picarle al centro del ruedo y en su persecución llega hasta la parte opuesta de la plaza no coincidente con chiqueros y allí ha de permanecer el picador hasta que Abellán comienza la faena de muleta por no haber tenido la oportunidad de salir por la única puerta existente en la portátil y ocupada por el aquerenciado cornúpeta.
Antes Abellán le propina una serie de chicuelinas ajustadas. Cuando por fin el picador puede salir del ruedo Abellán comienza por doblones componiendo la figura y sigue con unos redondos intermitentes ante el desesperante manso.
Tras cuatro entradas a matar consigue una estocada entera y las dos orejas van a parar a las manos del esforzado diestro.

De chiqueros sale un novillo con el número 80 en los costillares y con un hierro imposible de identificar. De salida remata en un burladero de manera estrepitosa. Codicioso al máximo es recibido por JESULI DE TORRECERA con una docena de verónicas seguidas. Tanto que dejan “sin aire” al esforzado diestro que acusa ostensiblemente el esfuerzo realizado en medio de una polvareda de escándalo, que impide ver a los protagonistas, ya que el ruedo fue aricado dos veces, pero no regado ni antes ni durante el festejo.
Jesuli ofrece las banderillas a sus compañeros Manuel Escribano y Salvador Cortés. Los tres diestros ponen unos buenos pares y son aplaudidos por la concurrencia.
Jesuli tras brindar al público, comienza la faena por alto, para tras sacar al colaborador a los medios seguir por naturales largos y bien rematados.
Dos series dan paso a las manoletinas, a las que siguen redondos de buena ejecución. Acaba con manoletinas que son las que más han impactado al público asistente y dado que en la suerte contraria cobra una buena estocada, a pesar de la distracción del novillo en el justo momento del embroque, se llevó a su esportón las dos orejas y el rabo.

Ante la sorpresa del público asistente, ahora sale por chiqueros un torazo, un enorme toro, gordo, con un morrillo descomunal, aunque con pocos pitones, que desentona de manera ostensible con los enclenques novillitos anteriores. La gente “lo tilda de limousine”. Es manso y descastado. Más que embestir, topa y está carente de fijeza. Va a los engaños a arreones y sin convicción alguna. ¡Toro difícil!
¡Papeleta para Manuel Escribano!¡Todo un regalito!
¿Cómo metieron a ese mastodonte en la corrida?¿Quién fue el responsable de este despropósito?
Escribano recibe a la mole con una larga cambiada de rodillas que el “toraco” toma sin ajustarse al diestro. Intento de verónicas por parte del torero que el torazo no quiere tomar.¡Desesperante! El único que no desespera es el matador que ordena a su picador que persiga al mastodonte y lo pique donde pueda. Tras varios intentos le propina cuatro picotazos que al menos quita fuerza a este “mulo”.
Tras el laborioso tercio, Escribano ofrece banderillas a Jesuli de Torrecera, Salvador Cortés y al novillero “El Moronta” y yendo él por delante le pone un par como puede, no sin exposición. Lo mismo sus tres compañeros que pasan “un trago difícil de digerir”.
En la faena de muleta, bastante tiene con estar delante de ese “búfalo manso”, no obstante lo cual consigue unos cuantos muletazos donde lo que prima es la quietud ante los inciertos arreones del manso.
En la suerte contraria y aprovechando las querencias del toro, entra a matar consiguiendo una estocada entera y tendida que no obstante tumba al “barbas de la tarde”.El puntillero acierta a la primera y ante la petición unánime del público, que reconoce el valor y mérito del joven diestro, le conceden las dos orejas.

Nuevamente entramos en el festival. Otra “sardinita” sale por chiqueros. SALVADOR CORTES, el diestro de moda tras los triunfos conseguidos en la temporada anterior, recibe al novillito bravo y codicioso con dos verónicas sin ajustarse.
Lo lleva al caballo con pases por delante. Entra dos veces al piquero y en la salida del segundo “El Moronta” aprovecha su quite con vistosas tafalleras ligadas a gaoneras tras pasarse el capote por encima de la cabeza. Lo realiza tres veces. No le sale perfecto, pero al menos ha innovado y por ello recibe una gran ovación.
Omito la suerte de banderillas porque solo hubo un par y mal ejecutado.
Salvador comienza la faena por redondos sin adelantar la muleta. Un espectador a voces le recrimina el detalle y el diestro que lo oye, le mira y comienza a adelantar el engaño.
El novillo que es bravo y repite es el perfecto colaborador. Ahora el torero no remata el pase y el espectador a voces se lo hace ver al torero. El torero ya hace lo que el espectador en voz alta le va diciendo. Ahora, remate a la cadera. Ahora, deja el pico de la muleta. Al final Salvador sigue lo que el espectador le va diciendo: ¡No le ahogues! ¡Dale distancia! Salvador sigue los consejos al pie de la letra y hace una extraordinaria faena. ¡Lo mejor de la tarde con mucha diferencia!
En una sola cosa no le hace caso, Cuando le aconseja que entre a matar y el diestro le ignora y sigue toreando hasta perder el engaño, porque el novillo se lo pisa y en ese momento la música que estaba amenizando la faena con el pasodoble “Paquito el chocolatero” paraliza su concierto.
El diestro deja reposar un momento al codicioso y excelente novillo y continua toreando nuevamente “como los propios ángeles” ante los jaleos del espectador convertido en asesor del torero.
Mata de una gran estocada que atraviesa al animalito por hacerlo con un estoque de matar toros y las dos orejas y el rabo de manera merecida van a parar a las manos del artista de la tarde. ¡Buen torero este Salvador Cortés! al que habíamos visto con anterioridad con toros-toros en Sevilla y en Valladolid.

Y sale el último astado de la tarde. Es un bien hecho y bonito ejemplar de Fuente Ymbro que lleva el número 130 en los costillares. Tiene trapío. Es fino de cabos y extremidades. La capa es castaña. Está en puro Jandilla. Su hierro perfecto deja ver claramente la G de Gallardo. Tiene pies y temperamento de sobra.
ANTONIO LÓPEZ “EL MORONTA” tiene delante lo más difícil que podía tener, ¡Un toro bravo! “El Moronta” es un novillero ¡valiente!, pero novillero al fin de cuentas, por eso el novillo lo rebasa.
Las verónicas que pretende dar no le salen limpias porque el novillo le aprieta mucho, pero el novillero no le pierde la cara.
En el caballo le dan dos puyazos buenos, pero el novillo sigue con bravura y con el picante que su dueño Gallardo deja en su selección.
El novillero toma los palos y quiere banderillear él solo. Trata de poner banderillas pero no parea, porque el novillo está por encima de él. No obstante “El Moronta” da lecciones de pundonor al poner los tres pares de banderillas aunque sea de “una en una” como “se fabrican” y como se ponían antiguamente. Y el gentío sensibilizado se lo agradece al rubio novillero.
La faena de muleta la comienza pretendiendo dar el “pase cambiado por detrás”, pero no aguanta el tiempo preciso al novillo que se le viene de largo como un “verdadero obús” y como le engaña al astado antes de tiempo, no se lo lleva por delante porque su ángel de la guarda le hace el quite. ¡La plaza entera se echó las manos a la cabeza!
Pero el novillero se peleó con su oponente en una faena improvisada a cada pase porque tenía delante un toro bravo y esos son los que descubren las carencias de quien está delante. Carencias, todas en el novillero, pero valentía, toda también.
“El Moronta” estuvo toda la tarde en novillero y eso es lo que podemos pedirle.
Mató al segundo intento y las dos orejas y el rabo fueron a sus manos que las paseó triunfalmente como colofón de este festival taurino primero en la historia taurina de Bornos.
Algunas matizaciones finales:
No nos gustó en exceso el elevado número de personas que había en el callejón de la portátil: 112 personas contabilizamos aparte de las que había en los burladeros de lidiadores. ¿Se imaginan la tragedia de haber saltado algún novillo al callejón?
Tampoco nos gustó esa moda de que los diestros al dar la vuelta al ruedo hayan de cargar con “niños casi de pecho” que quienes les llevan al festejo les entregan a los toreros obligándolos a que los paseen.
Tampoco estamos de a cuerdo en que el presidente no saque el pañuelo para la concesión del rabo.
Y finalmente, merecimos tragar menos polvo en la plaza y un riego del albero no hubiera estado mal cuando Bornos tiene un pantano que para sí quisieran muchas poblaciones españolas.
Y como estas cositas no nos gustaron por eso lo denunciamos velando por la pureza de la Fiesta.