¡José Tomas ha vuelto!, pero de momento se ha quedado fuera de la Feria de Abril de Sevilla debido tanto; a sus pretensiones económicas; como de ganado y de obstáculo televisivo.
Pero como suponemos que en Madrid si estará, he creído conveniente incluir esta crónica añeja que escribí el año que decidió dejarnos momentáneamente, porque las cosas se repiten con demasiada asiduidad.
¡Va por ustedes!
PRIMERA ACTUACIÓN DE JOSÉ TOMAS EN SAN ISIDRO 2002.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Nadie duda ya a estas alturas, de la morbosidad a que las “gentes taurinas de clavel” han llevado a la Fiesta de los toros. Por eso José Tomás era esperado en Madrid para ver si era capaz de reconciliarse con el “entendido público de las Ventas” tras el “corte de digestión” que, en la temporada anterior, les produjo el hecho de que su ídolo se dejara escapar un toro “vivito y coleando”.
Tampoco dudamos que la tragedia y verdad de la Fiesta haya derivado a ese término “glamouroso” que alguno de allende nuestras fronteras introdujera en nuestra patria a través de una televisión carente de contenido formativo.
Pero como suponemos que en Madrid si estará, he creído conveniente incluir esta crónica añeja que escribí el año que decidió dejarnos momentáneamente, porque las cosas se repiten con demasiada asiduidad.
¡Va por ustedes!
PRIMERA ACTUACIÓN DE JOSÉ TOMAS EN SAN ISIDRO 2002.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Nadie duda ya a estas alturas, de la morbosidad a que las “gentes taurinas de clavel” han llevado a la Fiesta de los toros. Por eso José Tomás era esperado en Madrid para ver si era capaz de reconciliarse con el “entendido público de las Ventas” tras el “corte de digestión” que, en la temporada anterior, les produjo el hecho de que su ídolo se dejara escapar un toro “vivito y coleando”.
Tampoco dudamos que la tragedia y verdad de la Fiesta haya derivado a ese término “glamouroso” que alguno de allende nuestras fronteras introdujera en nuestra patria a través de una televisión carente de contenido formativo.
Pero esta “morbosidad” al ser analizada de manera pormenorizada, descubre demasiadas cosas:
La primera: que el público (no solo el de Madrid) carece de rigor y de criterio, lo mismo que quienes están encargados de transmitir a los aficionados a los toros, en forma de letras de molde o bien en locuciones radiofónicas, lo acontecido en los distintos festejos celebrados en el orbe taurino.
La segunda: que los organizadores de festejos carecen de la deontología necesaria para ofrecer espectáculos de entidad acorde con lo exigido en taquilla. Y lo mismo ocurre con los toreros, en sus distintas escalas, incapaces de ofrecer lo mejor de su arte y su verdad como tributos de sus enormes emolumentos.
La tercera: que el resto de los “engranajes” de esta “rueda de la farsa” disfrutan de libertad para no ofrecer lo mejor de su “producto” a quienes le proporcionan su pervivencia mediante su aportación en taquilla.
Quienes llenan las localidades de Las Ventas, ya no entienden tanto de toros como se les ha venido suponiendo de siempre, ya que si hacemos honor al refrán de “obras son amores” ahora resulta que han cambiado su “intransigencia” (más o menos buena para la Fiesta), por el “conformismo”, que tampoco la beneficia en nada.
La primera: que el público (no solo el de Madrid) carece de rigor y de criterio, lo mismo que quienes están encargados de transmitir a los aficionados a los toros, en forma de letras de molde o bien en locuciones radiofónicas, lo acontecido en los distintos festejos celebrados en el orbe taurino.
La segunda: que los organizadores de festejos carecen de la deontología necesaria para ofrecer espectáculos de entidad acorde con lo exigido en taquilla. Y lo mismo ocurre con los toreros, en sus distintas escalas, incapaces de ofrecer lo mejor de su arte y su verdad como tributos de sus enormes emolumentos.
La tercera: que el resto de los “engranajes” de esta “rueda de la farsa” disfrutan de libertad para no ofrecer lo mejor de su “producto” a quienes le proporcionan su pervivencia mediante su aportación en taquilla.
Quienes llenan las localidades de Las Ventas, ya no entienden tanto de toros como se les ha venido suponiendo de siempre, ya que si hacemos honor al refrán de “obras son amores” ahora resulta que han cambiado su “intransigencia” (más o menos buena para la Fiesta), por el “conformismo”, que tampoco la beneficia en nada.
¡La afición más entendida del mundo! Ahora resulta que admite toros sin trapío, al confundir éste con rayas de la romana. También toros descastados que poco pueden aportar para elevar a un torero a la cima de la torería, a la que ellos año tras año, elevan, para luego arrojar al vacío a la temporada siguiente.
Seguramente que ustedes se preguntarán: ¿A que viene todo este preámbulo? Pero no se preocupen que ahora voy a aclarar todo. Síganme:
“Mis ocupaciones profesionales me impidieron ver, tanto en la plaza como por televisión de pago, la faena protagonizada por José Tomás en su segundo colaborador de la corrida isidril del día 21 de mayo. Circunstancia por la que no he tenido más remedio que hacerme un juicio de la misma, por el medio que utilizan todos aquellos aficionados que han de regirse por lo leído o escuchado, en pluma o en boca, de los críticos taurinos.
Y por esta causa he entrado, una vez más, en el análisis de ese “caos” al que ciertos informadores nos llevan. Primero, como consecuencia de no ponerse de acuerdo entre ellos para opinar con el mismo criterio crítico sobre la actuación de un determinado torero en la misma corrida que ellos han visionado y, segundo, como consecuencia de decantarse de un lado u otro, según vengan las ventajas deducibles.
¡Carecen de objetividad! ¿Quizás por no haber bebido de las mismas fuentes del saber? O ¿tal vez porque la crítica taurina requiere una amplia serie de conocimientos imposibles de impartir en la Facultad de Ciencias de la Información? Pues…se puede haber sido un “divino”, rebasando con creces las notas medias de cada asignatura, pero es que para saber ver toros lo ideal es conjugar una serie de carreras universitarias con algún que otro oficio para poder ser un profundo conocedor del toro como protagonista principal de la Fiesta.
Seguramente que ustedes se preguntarán: ¿A que viene todo este preámbulo? Pero no se preocupen que ahora voy a aclarar todo. Síganme:
“Mis ocupaciones profesionales me impidieron ver, tanto en la plaza como por televisión de pago, la faena protagonizada por José Tomás en su segundo colaborador de la corrida isidril del día 21 de mayo. Circunstancia por la que no he tenido más remedio que hacerme un juicio de la misma, por el medio que utilizan todos aquellos aficionados que han de regirse por lo leído o escuchado, en pluma o en boca, de los críticos taurinos.
Y por esta causa he entrado, una vez más, en el análisis de ese “caos” al que ciertos informadores nos llevan. Primero, como consecuencia de no ponerse de acuerdo entre ellos para opinar con el mismo criterio crítico sobre la actuación de un determinado torero en la misma corrida que ellos han visionado y, segundo, como consecuencia de decantarse de un lado u otro, según vengan las ventajas deducibles.
¡Carecen de objetividad! ¿Quizás por no haber bebido de las mismas fuentes del saber? O ¿tal vez porque la crítica taurina requiere una amplia serie de conocimientos imposibles de impartir en la Facultad de Ciencias de la Información? Pues…se puede haber sido un “divino”, rebasando con creces las notas medias de cada asignatura, pero es que para saber ver toros lo ideal es conjugar una serie de carreras universitarias con algún que otro oficio para poder ser un profundo conocedor del toro como protagonista principal de la Fiesta.
Es ABSOLUTAMENTE IMPRESCINDIBLE conocer su encaste, fenotipo, patrón de conducta y de comportamiento así como tener una IDEA EXACTA de los cánones del toreo, denominación y ejecución de las distintas suertes, para aunándolas en una compenetración total, estar en condiciones de valorar positivamente lo bien realizado y frente a quien, a la vez que restar méritos a todo lo que desluce o desmerece los capotazos o muletazos (falta de enemigo, enganchones, situación “fuera de cacho” supresión de algún tiempo, falta de remate al sitio ideal, ausencia de ligazón por falta de mando), lidia realizada a su oponente.
Y finalmente, reivindicación de la suerte de matar como la “suerte suprema” que siempre fue, exigiendo la realización de los tiempos de ejecución y valorando convenientemente la entrada, colocación de la espada, embroque y salida del mismo.
Y para ello hay que seguir lo que en el resto de las profesiones –y sobre todo en las científicas- se ha puesto de moda por necesario y conocido, con el nombre de PROTOCOLO para conseguir los fines apetecidos del éxito con toda objetividad. Así se estará en condiciones de transmitir los conocimientos a quienes esperan, a la vez que aprender algo, recrearse con una crítica objetiva y por ende veraz, que puede ser además florida por vistosa.
El valor de cuanto se hace, generalmente viene determinado por la dificultad que su realización encierra. Y en el caso de la fiesta de los toros, es este animal sin par, quien con su bravura encerrada dentro de su tamaño, proporciones y defensas, actúa como patrón de medida para la valoración de lo realizado ante él en ese engaño, que con el riesgo de la vida, supone la realización del toreo.
Y estos principios básicos son los que han de tener en cuenta, quienes se dedican a la sagrada misión de informar. Por eso cuando uno lee como un crítico con talla estimada como suficiente para sustituir a otro con carisma dice de la faena de José Tomás frases como:
“José Tomás cortó las dos orejas al quinto de la tarde y se lo llevaron a hombros de la puerta grande. Muy bien” (sic).
Y sigue con. “Desde el quite ajustadísimo por gaoneras en el primer toro de Rivera hasta la gran estocada final a su segundo, su labor estuvo impregnada de la búsqueda constante del triunfo” (sic).
Para continuar con: “Esforzado ante su primero, una birria de toro, se vació en el otro, inválido, manso y que no fue picado, en una faena de empaque y prestancia, templadísima, propia de un privilegiado” (sic)
Seguidamente narra pormenorizadamente la faena realizada, para acabar con:
“Y todo con el aroma del toreo más lento, más íntimo y profundo” (sic).
Pero en ese momento debió escuchar las protestas de esos aficionados que menciona y su falta de rigor y criterio le traiciona para decir:
“Una vergüenza. Un despropósito. ¡Cómo se atreve a venir a Madrid la primera figura del toreo con semejante ganado. Es una afrenta corte las orejas que corte. Las cortó, pues muy bien, pero el toro es otra cosa” (sic)
¿En qué quedamos Sr. Lorca? Nos está volviendo locos al tiempo que descubrimos que no es muy digno sucesor de quien fue su maestro, al que siempre reconocimos que había asimilado los fundamentos del toreo. ¡No debe cambiar varias veces de idea a lo largo de una crónica, pues se lía y nos lía a todos!, y eso nos lleva a no darle credibilidad.
Y para ello hay que seguir lo que en el resto de las profesiones –y sobre todo en las científicas- se ha puesto de moda por necesario y conocido, con el nombre de PROTOCOLO para conseguir los fines apetecidos del éxito con toda objetividad. Así se estará en condiciones de transmitir los conocimientos a quienes esperan, a la vez que aprender algo, recrearse con una crítica objetiva y por ende veraz, que puede ser además florida por vistosa.
El valor de cuanto se hace, generalmente viene determinado por la dificultad que su realización encierra. Y en el caso de la fiesta de los toros, es este animal sin par, quien con su bravura encerrada dentro de su tamaño, proporciones y defensas, actúa como patrón de medida para la valoración de lo realizado ante él en ese engaño, que con el riesgo de la vida, supone la realización del toreo.
Y estos principios básicos son los que han de tener en cuenta, quienes se dedican a la sagrada misión de informar. Por eso cuando uno lee como un crítico con talla estimada como suficiente para sustituir a otro con carisma dice de la faena de José Tomás frases como:
“José Tomás cortó las dos orejas al quinto de la tarde y se lo llevaron a hombros de la puerta grande. Muy bien” (sic).
Y sigue con. “Desde el quite ajustadísimo por gaoneras en el primer toro de Rivera hasta la gran estocada final a su segundo, su labor estuvo impregnada de la búsqueda constante del triunfo” (sic).
Para continuar con: “Esforzado ante su primero, una birria de toro, se vació en el otro, inválido, manso y que no fue picado, en una faena de empaque y prestancia, templadísima, propia de un privilegiado” (sic)
Seguidamente narra pormenorizadamente la faena realizada, para acabar con:
“Y todo con el aroma del toreo más lento, más íntimo y profundo” (sic).
Pero en ese momento debió escuchar las protestas de esos aficionados que menciona y su falta de rigor y criterio le traiciona para decir:
“Una vergüenza. Un despropósito. ¡Cómo se atreve a venir a Madrid la primera figura del toreo con semejante ganado. Es una afrenta corte las orejas que corte. Las cortó, pues muy bien, pero el toro es otra cosa” (sic)
¿En qué quedamos Sr. Lorca? Nos está volviendo locos al tiempo que descubrimos que no es muy digno sucesor de quien fue su maestro, al que siempre reconocimos que había asimilado los fundamentos del toreo. ¡No debe cambiar varias veces de idea a lo largo de una crónica, pues se lía y nos lía a todos!, y eso nos lleva a no darle credibilidad.
Nunca hemos abogado por el “toro armario” que no deja de ser una fluctuación hasta teratológica del tamaño, pues sabemos de la EUMETRIA del toro de lidia, donde el volumen medio es la combinación óptima de la superficie y de la masa. También de sus proporciones MEDIALÍNEAS donde se relacionan los diámetros de longitud con los de espesor con variaciones en el mismo sentido. Pero de eso a lo que está saliendo por los chiqueros de la primera plaza del mundo…?????.
Total que después de leer a varios cronistas nos quedaremos con las ganas de saber si José Tomás estuvo bien, mal, regular o…no estuvo.
Total que después de leer a varios cronistas nos quedaremos con las ganas de saber si José Tomás estuvo bien, mal, regular o…no estuvo.
Pues la información “boca a boca” que nos han dado los que vieron la corrida por la televisión de pago, tampoco nos merece credibilidad por la disparidad de criterios, en personas que siguen criterios de los comentaristas de turno.
Luego…estamos y seguiremos estando…apañados.
Luego…estamos y seguiremos estando…apañados.