Cuando surge un chaval con “maneras” y además demuestra ganas de “ser alguien” en esto de los toros, de inmediato los “cazatalentos taurinos” (profesión de casi ancestral raigambre), se movilizan, despliegan sus redes y comienzan una carrera “contra reloj” por catapultar a una figura en ciernes. Parece que quisieran emular al olé corto que el público de la Maestranza exhala, al únísolo de sus gargantas, cuando los pases artísticos se suceden con cadencia, hondura y ligazón como piezas integrantes de una gran faena.
¡Prepárate “coletudo”, que ya no te van a dejar “ni a sol ni a sombra”!. Estarán contigo a todas horas “comiéndote el coco” en una estrategia perfectamente orquestada para que no recapacites y puedas pensar en otra cosa que no sea el novillo, los tentaderos, matar toros defectuosos a puerta cerrada, vacas de siete años, y en definitiva a triunfar cuanto “antes mejor” y recuperar así lo más “pronto posible” (nuevamente las prisas) el “peculio adelantado” con creces seguramente, sin importarles lo más mínimo que al exponerte a tanto “trajín” horas antes de una fecha decisiva en tu carrera, pueda acabar –por mor de esos imponderables que el caprichoso destino depara a veces por forzarle – en un “pis pás” con el diamante que para ellos en este momento representas.
Cualquier golpecito, pisotón o cornada (que también es posible), puede acabar con la actuación puntual ( y por ende clave) para tu futuro taurino.
Cualquier golpecito, pisotón o cornada (que también es posible), puede acabar con la actuación puntual ( y por ende clave) para tu futuro taurino.
No me vale esa frase tan manida de: “hay que estar en novillero” refiriéndose a que hay que arriesgar al máximo, en vez de inculcar el arte y las cosas tranquilas y bien hechas. ¡¡Cuantos se han quedado en la “estacada” por cornada intempestiva de becerra cuasi afeitada que impidió la actuación en el día H!!.
Señores “ponedores” ( ansiosos de proyección social) y “merodeadores” (que viven de asesorar a los anteriores), ¿por qué no leen un poco la vida de los antiguos matadores para ver como se iban curtiendo en su oficio a lo largo de años de observación y aprendizaje a la vera de maestros consagrados, por expertos, hasta que consideraban que el alumno estaba preparado para concederle el honor de estoquear un toro como medio espada?.
Señores “ponedores” ( ansiosos de proyección social) y “merodeadores” (que viven de asesorar a los anteriores), ¿por qué no leen un poco la vida de los antiguos matadores para ver como se iban curtiendo en su oficio a lo largo de años de observación y aprendizaje a la vera de maestros consagrados, por expertos, hasta que consideraban que el alumno estaba preparado para concederle el honor de estoquear un toro como medio espada?.
Lo mismito que ahora, en que el aprendizaje se ha convertido en una especie de “lucha sin cuartel” por ver quien llega antes a la alternativa, sin recapacitar en que una “portagayola” o presentación precipitada en plaza importante, pueda dar “al traste” con ilusiones, la mayor parte de las veces, concebidas sobre “nubes de humo”.
Un consejo de persona mayor, ¡vayan despacito!, que el toreo no quiere prisas, sino regularidad sin pausas. Y llévenlo a la práctica ustedes que son los que programan el chip del neófito torero, Hagan caso al “Faraón de Camas” quien no se cansaba de repetir lo de: “en la vida es necesario ir despacito hasta para sembrar melones y limpiar las vacas….” Luego, ¿Cómo no se va a ir despacio para torear?. Si la ¡lentitud y la cadencia son los pilares del arte!.
Un consejo de persona mayor, ¡vayan despacito!, que el toreo no quiere prisas, sino regularidad sin pausas. Y llévenlo a la práctica ustedes que son los que programan el chip del neófito torero, Hagan caso al “Faraón de Camas” quien no se cansaba de repetir lo de: “en la vida es necesario ir despacito hasta para sembrar melones y limpiar las vacas….” Luego, ¿Cómo no se va a ir despacio para torear?. Si la ¡lentitud y la cadencia son los pilares del arte!.
Por precipitarse a veces no se caza, ya que la “presa puede levantar el vuelo al avisarla” y; o bien “atorarse” y dejar mucho que desear en sus actuaciones, o “cambiar de asentamiento” cuando las loas dedicadas le han hecho “creerse un semidios” o finalmente perder la inconsciencia propiciada cuando ”la sangre del valiente sale en cantidad por las heridas y se queda con la de los cobardes” como alguien dijo.
Consecuencia: que se perdió el diamante sin llegar a convertirse (mediante tallado y pulido) en brillante que es el sueño de todo apoderado. Pero… ¡Qué más da!, si hay muchos chavales en las escuelas taurinas que “apuntan cositas” y están dispuestos (contando con la aquiescencia de sus padres) a “jugársela” con tal de ser figura en esto que llamamos toreo.
Consecuencia: que se perdió el diamante sin llegar a convertirse (mediante tallado y pulido) en brillante que es el sueño de todo apoderado. Pero… ¡Qué más da!, si hay muchos chavales en las escuelas taurinas que “apuntan cositas” y están dispuestos (contando con la aquiescencia de sus padres) a “jugársela” con tal de ser figura en esto que llamamos toreo.
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