El segundo espada de la tarde es el jerezano Juan Pedro Galán, aquel "niño prodigio del toreo" de los años 70. El mismo que hubo de irse a México a triunfar porque la legislación española en cuestión taurina no permitía torear a los menores de 15 años. Allí llenó por dos veces la Monumental de México, cobrando de becerrista los honorarios de las figuras del toreo.
Hoy, a sus 37 años solamente torea festivales benéficos, mientras comparte sus aficiones por la hípica, el boxeo y la veterinaria.
Galán se estiró en las primeras verónicas ante el toro marcado con el número 31 del hierro de "La Palmosilla". Lances que tuvieron plasticidad pero no quietud debido a la violencia del toro. Después de una lidia llevada con cierto decoro, la fena de muleta la comienza con doblones para seguir con redondos y naturales que a pesar de ser frecuentemente enganchados y abusar del "pico de la muleta" gustaron a los asistentes por su colocación de inicio y plasticidad.
Como detalle curioso el fandango con que le obsequió durante su faena de muleta el cantaor Orta desde la "solanera" que en el día de hoy era la preferida.
Acertó al segundo intento con la espada y le fue concedida la oreja que el público pidió y que él paseó por el anillo en medio de complacencia del "respetable".
Su segundo oponente es un precioso ejemplar de capa melocotón que lucía el número 69 y el hierro de D. Álvaro Domecq. Galán lo recibe con una serie de verónicas ajustadas.
Lo lleva al caballo. El piquero lanza la vara y se agarra arriba por lo que es aplaudido.
Galán realiza su quite por "navarras" que no resulta brillante por resultar achuchado el diestro al no haber podido acoplarse a la velocidad de embestida del toro.
Nuevamente lleva el toro al caballo y en esta segunda entrada el burel es masacrado.
En banderillas se luce Muriel mientras que Romero cumple con dificultad.
Brinda a los matadores de toros Juan José Padilla y Canales Rivera que ocupaban un tendido y comienza la faena de muleta de manera atropellada y con muchas prisas. NO deja reposar al toro y lo atosiga demasiado en series contínuas y seguidas de redondos y naturales a consecuencia de los cuales el toro acaba rajándose y busque las tablas al final de la larguísima faena.
A la hora de la "suerte suprema" se empecina en hacerlo en la suerte contraria cuando el toro había apretado siempre hacia las afueras, por lo que marra en el primer intento y acierta con estocada entera, aunque desprendida en el segundo que irremisiblemente hace doblar al burel.
Suena un aviso demasiado riguroso, en cuanto a tiempo por parte del Sr. Cerrillo, y el toro inmediatamente se atrona por si mismo con el descabello que, tras el primer fallo, el espada dejó apoyado sobre el testuz.
Se pidió la oreja que el Presidente no concede con lo que el jerezano dejó entornada la Puerta Grande del coso de "Las Palomas".
El tercero de los espadas es de Guadalajara, su nombre Sánchez Vara y el toro que le tocó en suerte está marcado con el número 22 y luce el hierro de "La Palmosilla".
Lo recibe por verónicas de perfecta ejecución y remate.
El toro tras llevarlo al burladero denominado de "la suerte de picar" remata con tal fuerza que saca todas las tablas del mismo elevándolas a gran altura con el consiguiente susto por parte de los dos sublaternos que se encontraban en el mismo.
Demuestra fuerza y poder con los montados de ahí que el matador, a pesar de ser de los que pone banderillas, lo lleve dos veces al caballo de picar.
En banderillas lidia Muriel y parea por partida triple Sánchez Vara, quien coloca el primer par trasero debido aque el toro dotado de "muchos pies" le cortó el terreno, para seguidamente colocar dos pares perfectos de ejecución y colocación que fueron ovacionados.
Comienza la faena a base de redondos y naturales de buen corte si bien abusando de utilizar el "pico de la muleta" en alguna que otra ocasión. Los pases de pecho (que no obligados) fueron los mejores.
Tras tomar el estoqure de matar, dos doblones muy estéticos dan paso a una estocada en la suerte natural donde se le "va la mano" propinando un "bajonazo" que apesar de que los sublaternos estuvieron "listos" en sacr el estoque, el toro dobló de inmediato.
Se pide la oreja que el Presidente, ahora sí concede.
Su segundo enemigo es un precioso y bien criado burraco de D. Marcos Núñez que porta el número 42 en los costillares. Es un toro dotado de mucha fuerza y por ende, violento.
Sánchez Vara lo recibe con una larga cambiada en el tercio. Cuando sale del picador que lo castiga fuerte, se dirige al burladero de "matadores" donde tras derrotar violentamente, mete la cabeza por la entrada lateral del protector y queda aprisionado durante un corto espacio de tiempo.
El matador, aún consciente de la dificultad que conlleva un toro violento y sin fijeza alguna, se decide a banderillear, colocando tres pares de mérito debido a que el toro no se desplaza de manera armónica y esto dificulta enormemente la ejecución de la suerte.
Tras brindar a alguien ¿Tal vez el hijo de "Miguelín"? que debido a la lejanía en que nos encontrábamos no pudimos identificar, comienza su faena sentado en el estribo, para seguidamente de rodillas salirse con el morlaco hasta más allá de las dos líneas que delimitan el tercio de varas, justo en el mismo terreno donde propinó la larga cambiada.
Muchos pases con la diestra y siniestra mano que más que estéticos son de defensa ante enemigo nada fácil y que sin duda le servirán como preparación a los próximos compromisos que, como todos los años últimamente, le esperan en esas terroríficas corridas del denominado "Valle del terror". Por eso y no por otro motivo prolonga en exceso su faena un torero más bien de corte clásico.
Ha tenido mérito lo ejecutado porque el toro le podía "echar mano" en cualquier momento. Y esto el público lo valoró a pesar de la estocada caída pidiéndole la oreja que el Usía concedió.
El cuarto matador es Javier González de Alcalá la Real (Jaén) a quien le corresponde el toro número 20 de "La Palmosilla". Lo recibe con unas buenas verónicas sin enmendar la postura inicial. ¡Quieto!.¡Haciendo la estátua! por lo que es ovacionado con fuerza.
El toro aprieta mucho en la suerte de varas, si bien , a pesar de coger los pechos del caballo, no derriba porque el picador es un buen jinete y hace muy bien la suerte. Recibe una fuerte ovación.
Javier quita el toro por chicuelinas ajustadas y de bella ejecución que son jaleadas.
En banderillas vuelve a destacar "El Chano" que pone dos perfectos pares cuadrando en la cara.
El matador comienza su faena por "estatuarios" para, tras distanciarse del toro, seguir por redondos, en uno de los cuales es cogido aparatosamente.
Cuando logra levantarse le propina 5 redondos magníficos que son abrochados con un pase de pecho de "pitón a rabo". Fuerte ovación.
Por el pitón izquierdo el toro se ciñe. Está a punto de cogerle nuevamente. Suena la música mientras ejecuta una serie de cuatro naturales que han de ser realizados de uno en uno debido a que el toro se para en cada remate. Son abrochados con un buen pase de pecho.
El toro ahora se ha ahormado e incluso hace "el avión". Humilla tanto que por ello el torero se crece y le instrumenta otras dos series de naturales, ¡buenas de verdad! a un toro que embiste como un "carretón de entrenamiento".
Tan contento y confiado está el torero que se olvida de la primera máxima del "arte de Cúchares" le pierde la cara, el toro se le arranca y el ¡Ay! del público lo libra de cornada segura.
Tres "ayudados por alto" preceden a la suerte de matar que ejecutada en la suerte contraria, propicia una estocada desprendida que hace doblar al toro en la misma puerta de chiqueros.
Se piden las dos orejas que, quien preside el festejo, concede.
A estas alturas del festejo, mucho público había abandonado la plaza porque la humedad y el frío hacian mella en los cuerpos. Se fueron sin ver la actuación del neófito torero
Y el largo Festival Benéfico acaba con la presentación en esta Plaza del novillero barreño Juan Antonio Medina ante un escuálido y "mocho" (novillo atrasado o eral adelantado), que no obstante lucía el guarismo 6.
Dudamos si sería picado, pero nos sacaron de dudas la presencia de los picadores en la plaza. Naturalmente fue un simulacro de "suerte de varas" ante semejante bichejo que pertenecía a la ganadería de D. Salvador Domecq.
El novillero juega los brazos bien aunque con hay que limarle defectos. Mejor. como es natural, con la "pañosa" donde demuestra los progresos que proporcionan las escuelas taurinas.
La fotografía ilustrativa exhibida supliran las palabras que no quiero emitir sobre un novillero que no sabemos si servira o no para este difícil arte del toreo. Suerte si le deseamos al espigado chaval.
Un perfecto y magno Festival que nos obliga a Felicitar a los Organizadores y muy especialmente al matador de toros Miguel Ramos "Miguelete" como "alma mater" del proyecto.
Una tarde entretenida por un módico precio que disfrutamos dialogando con unos aficionados que ocuparon asiento contiguo a la localidad que libremente elegimos en esta más que cómoda plaza, denominada de "Las Palomas" con la que cuenta la ciudad de Algeciras.
¡FELICIDADES A TODOS!