Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor taurino.
Con tres cuartos de plaza en tarde de sol intenso y con viento racheado que molesta demasiado por venir de la parte izquierda y no permitir en las faenas el refugio en los terrenos situados justo debajo de la tan soñada Puerta del Príncipe, comienza esta corrida considerada “a priori” torista por aquello de tratarse de los toros de Herederos de Celestino Cuadri derivados del tan temido encaste “Santa Coloma”.
Ondean demasiado las tres banderas: España, Andalucía y la de los Maestrantes, colocadas en el lugar de homenaje propio de una Maestranza de Caballería, lo que va en detrimento de la vistosidad del festejo al contribuir como un enemigo más en la labor de los tres más que necesitados y animosos diestros.
Hubimos de seguir la corrida a través de Canal +, por un inoportuno cólico renal que nos impidió el desplazamiento con la Peña Tarifeña Manuel Escribano a la siempre añorada plaza sevillana donde tantas ilusiones se ponen por parte de asistentes y coletudos.
Naturalmente durante los diez minutos del previo, asistimos a la primera “metedura de pata” del “daltónico Molés” -que en muchas ocasiones se ha vanagloriado de este defecto visual-, al desprestigiar el cartel calificándolo de flojito.
¡Señor Molés! ¡No confunda las cosas!
Cierto que se trata de tres matadores de toros que por esos imponderables derivados de la intervención de varios protagonistas: animales, humanos, climatológicos, empresariales y críticos, están fuera de la “pomada taurina”, pero que por el mero hecho de estar ahí con esa ganadería, sobre el papel; fiera, aventajada en el aprendizaje y repetitiva, merecen un máximo respeto. Si me apura más que los que componen esos carteles que usted anuncia se avecinan para “vender la moto” del abono que con astucia usted se ha inventado para hacer aún más rico a Polanco y asegurarse esas ocho horas de trabajo durante el ciclo abrileño al tiempo que recolecciona más euros moviendo a los incautos para que llamen con el móvil para optar a ese jamón y lomo de Jabugo, que con seguridad usted comerá a diario no solo durante lo que dura el anuncio.
¡Que pena que en este mundo taurino nos conozcamos todos demasiado!
Las entrevistas previas en el patio de cuadrillas a cargo del ahora encorbatado David Casas que nos noticia que Pineda acude a la cita sevillana con una costilla fracturada cuando, días atrás, estoqueaba un toro a puerta cerrada y de lo que aportaba (no entendemos el por qué) certificado médico. Que entrevista a Serafín Marín noticiando que viene dispuesto y finalmente entrevista a “galope tendido” a Manuel Escribano mientras iba a pisar la arena, con equivocación del cartel anunciador incluido donde aparece como Manuel Serrano, y donde no queremos ni pensar la intervención de una “mano negra”.
Imágenes de espaldas de “El Vito”, torero gracioso donde los haya, mientras subía a ocupar su localidad. Elegantemente vestido como siempre portando un traje gris claro.
Reportaje sobre la fabricación de las banderillas, interesante para los no iniciados.
Entrevista a González de Caldas quien como empresario de Córdoba, anuncia los carteles de la feria coincidente con la de San Isidro y que constará de una novillada de Fuente Ymbro y tres corridas de toros, a base de hierros de los denominados comerciales, en una de las cuales tomará la alternativa Julio Benítez de manos de Finito de Córdoba y con Cayetano de testigo.
Imágenes de Litri (hijo) que está en compañía de Oscar Higares.
Con tres cuartos de plaza en tarde de sol intenso y con viento racheado que molesta demasiado por venir de la parte izquierda y no permitir en las faenas el refugio en los terrenos situados justo debajo de la tan soñada Puerta del Príncipe, comienza esta corrida considerada “a priori” torista por aquello de tratarse de los toros de Herederos de Celestino Cuadri derivados del tan temido encaste “Santa Coloma”.
Ondean demasiado las tres banderas: España, Andalucía y la de los Maestrantes, colocadas en el lugar de homenaje propio de una Maestranza de Caballería, lo que va en detrimento de la vistosidad del festejo al contribuir como un enemigo más en la labor de los tres más que necesitados y animosos diestros.
Hubimos de seguir la corrida a través de Canal +, por un inoportuno cólico renal que nos impidió el desplazamiento con la Peña Tarifeña Manuel Escribano a la siempre añorada plaza sevillana donde tantas ilusiones se ponen por parte de asistentes y coletudos.
Naturalmente durante los diez minutos del previo, asistimos a la primera “metedura de pata” del “daltónico Molés” -que en muchas ocasiones se ha vanagloriado de este defecto visual-, al desprestigiar el cartel calificándolo de flojito.
¡Señor Molés! ¡No confunda las cosas!
Cierto que se trata de tres matadores de toros que por esos imponderables derivados de la intervención de varios protagonistas: animales, humanos, climatológicos, empresariales y críticos, están fuera de la “pomada taurina”, pero que por el mero hecho de estar ahí con esa ganadería, sobre el papel; fiera, aventajada en el aprendizaje y repetitiva, merecen un máximo respeto. Si me apura más que los que componen esos carteles que usted anuncia se avecinan para “vender la moto” del abono que con astucia usted se ha inventado para hacer aún más rico a Polanco y asegurarse esas ocho horas de trabajo durante el ciclo abrileño al tiempo que recolecciona más euros moviendo a los incautos para que llamen con el móvil para optar a ese jamón y lomo de Jabugo, que con seguridad usted comerá a diario no solo durante lo que dura el anuncio.
¡Que pena que en este mundo taurino nos conozcamos todos demasiado!
Las entrevistas previas en el patio de cuadrillas a cargo del ahora encorbatado David Casas que nos noticia que Pineda acude a la cita sevillana con una costilla fracturada cuando, días atrás, estoqueaba un toro a puerta cerrada y de lo que aportaba (no entendemos el por qué) certificado médico. Que entrevista a Serafín Marín noticiando que viene dispuesto y finalmente entrevista a “galope tendido” a Manuel Escribano mientras iba a pisar la arena, con equivocación del cartel anunciador incluido donde aparece como Manuel Serrano, y donde no queremos ni pensar la intervención de una “mano negra”.
Imágenes de espaldas de “El Vito”, torero gracioso donde los haya, mientras subía a ocupar su localidad. Elegantemente vestido como siempre portando un traje gris claro.
Reportaje sobre la fabricación de las banderillas, interesante para los no iniciados.
Entrevista a González de Caldas quien como empresario de Córdoba, anuncia los carteles de la feria coincidente con la de San Isidro y que constará de una novillada de Fuente Ymbro y tres corridas de toros, a base de hierros de los denominados comerciales, en una de las cuales tomará la alternativa Julio Benítez de manos de Finito de Córdoba y con Cayetano de testigo.
Imágenes de Litri (hijo) que está en compañía de Oscar Higares.
Y por fin a las 18,30 horas en punto, suena el cerrojo y comienza el paseíllo integrado por los diestros:
ANTONIO FERNÁNDEZ PINEDA (rosa y oro).
SERAFÍN SERRANO MARÍN (verde manzana y oro).
MANUEL ESCRIBANO NOGALES (rosa palo o espuma de mar y plata).
que comienzan su andadura para cumplimentar al Presidente, Juan Murillo Pedrote y seguidamente pasar a lidiar los astados que con el hierro del bocado y divisa morada, amarilla y blanca, sobre el papel (pues en Sevilla en este ciclo salen sin ella al ruedo) poseen los Herederos de Celestino Cuadri de estirpe “Santa Coloma” a quienes sus propietarios actuales en su afán de llevar la fiereza hasta el “filo de la navaja” les ha dejado rayando la mansedumbre. Toros que tenían su demarcación de territoriedad tan cerca de los ollares que era necesario meter el pico de los engaños en el mismo hocico para que embistieran un par de veces mientras les duraba la aceleración de la primera embestida. Tan “tardos” que aburrieron a todo el mundo, menos a los toreros, quienes creyeron poder triunfar con estos soporíferos astados, verdaderos causantes de prolongar su corrida hasta cerca de las tres horas en un marco donde se valora mucho lo “bueno y a cuenta gotas”.
FERNANDEZ PINEDA.
Sale un bonito toro muy en el tipo de la ganadería. Es aplaudido por el público. Responde por Bisagra y se le puede calificar como toro tardo pero violento.
ANTONIO FERNÁNDEZ PINEDA (rosa y oro).
SERAFÍN SERRANO MARÍN (verde manzana y oro).
MANUEL ESCRIBANO NOGALES (rosa palo o espuma de mar y plata).
que comienzan su andadura para cumplimentar al Presidente, Juan Murillo Pedrote y seguidamente pasar a lidiar los astados que con el hierro del bocado y divisa morada, amarilla y blanca, sobre el papel (pues en Sevilla en este ciclo salen sin ella al ruedo) poseen los Herederos de Celestino Cuadri de estirpe “Santa Coloma” a quienes sus propietarios actuales en su afán de llevar la fiereza hasta el “filo de la navaja” les ha dejado rayando la mansedumbre. Toros que tenían su demarcación de territoriedad tan cerca de los ollares que era necesario meter el pico de los engaños en el mismo hocico para que embistieran un par de veces mientras les duraba la aceleración de la primera embestida. Tan “tardos” que aburrieron a todo el mundo, menos a los toreros, quienes creyeron poder triunfar con estos soporíferos astados, verdaderos causantes de prolongar su corrida hasta cerca de las tres horas en un marco donde se valora mucho lo “bueno y a cuenta gotas”.
FERNANDEZ PINEDA.
Sale un bonito toro muy en el tipo de la ganadería. Es aplaudido por el público. Responde por Bisagra y se le puede calificar como toro tardo pero violento.
Fernández Pineda lo recibe por verónicas en una tanda de seis muy buenas.
En banderillas es Liti quien lidia mientras que va por delante al pareo Russo que no pone ningún palo porque el toro le echa la cara arriba en el momento del embroque. En la nueva entrada coloca un palito. Lo mismo le ocurre al tercero de la cuadrilla de Pineda que se llama Curro Vega. Y con dos palos se cambia el tercio de manera antirreglamentaria si bien el Presidente aplicó la lógica para evitar una posible tragedia ante la enorme dificultad que presentaba el toro en banderillas.
Pineda comienza su faena de muleta con dos muletazos por bajo, doblándose bien lo que hace presagiar grandes cosas.
En banderillas es Liti quien lidia mientras que va por delante al pareo Russo que no pone ningún palo porque el toro le echa la cara arriba en el momento del embroque. En la nueva entrada coloca un palito. Lo mismo le ocurre al tercero de la cuadrilla de Pineda que se llama Curro Vega. Y con dos palos se cambia el tercio de manera antirreglamentaria si bien el Presidente aplicó la lógica para evitar una posible tragedia ante la enorme dificultad que presentaba el toro en banderillas.
Pineda comienza su faena de muleta con dos muletazos por bajo, doblándose bien lo que hace presagiar grandes cosas.
Se aleja del toro para comenzar por redondos en una tanda de cinco que tuvieron la virtud, por parte del diestro, de dejar la muleta en la cara para tratar de ligar, lo que consiguió en parte. Aplausos.
Repite exactamente lo mismo en una nueva tanda de cuatro que al ser abrochada con el de pecho es aplaudida.
Ha compuesto la figura en todo momento y ha toreado rematando los pases mientras el toro no ha tardeado de manera alarmante.
Como era su obligación, lo intentó con la izquierda. Una serie de tres, donde el segundo fue el mejor, que resultaron despegados.
Vuelve a la carga con la izquierda y ahora si logra una serie de cuatro lentos y bien rematados con el de pecho, que fue muy bueno.
Pasa ahora a la mano derecha y logra cuatro redondos y el de pecho aceptables, pues no fue capaz de encontrar la distancia debido a lo tardo que el toro se estaba tornando.
Ha toreado bien pero no ha habido transmisión. Va por los aceros y para preparar la suerte suprema anda muy torero ante la cara de su enemigo. Y seguidamente da tres ayudados que el toro protesta.
Finalmente le iguala a base de dos pases de tirón y en la suerte contraria no cruza por lo que pincha arriba al tiempo que suena un aviso.
En la suerte contraria, saliéndose en el embroque logra un estoconazo.
Molés habla del torero como de un diestro a tener en cuenta.
Repite exactamente lo mismo en una nueva tanda de cuatro que al ser abrochada con el de pecho es aplaudida.
Ha compuesto la figura en todo momento y ha toreado rematando los pases mientras el toro no ha tardeado de manera alarmante.
Como era su obligación, lo intentó con la izquierda. Una serie de tres, donde el segundo fue el mejor, que resultaron despegados.
Vuelve a la carga con la izquierda y ahora si logra una serie de cuatro lentos y bien rematados con el de pecho, que fue muy bueno.
Pasa ahora a la mano derecha y logra cuatro redondos y el de pecho aceptables, pues no fue capaz de encontrar la distancia debido a lo tardo que el toro se estaba tornando.
Ha toreado bien pero no ha habido transmisión. Va por los aceros y para preparar la suerte suprema anda muy torero ante la cara de su enemigo. Y seguidamente da tres ayudados que el toro protesta.
Finalmente le iguala a base de dos pases de tirón y en la suerte contraria no cruza por lo que pincha arriba al tiempo que suena un aviso.
En la suerte contraria, saliéndose en el embroque logra un estoconazo.
Molés habla del torero como de un diestro a tener en cuenta.
Cuando dobla el toro, el puntillero necesitó tres golpes de puntilla, para finalmente tras una larga espera el toro muere sin puntilla.
Fernández Pineda es aplaudido.
El segundo de su lote corresponde al cuarto de la tarde. Tiene el mismo comportamiento de sus hermanos lidiados con anterioridad. Escasa fuerza, recuperación lentísima tras el mínimo esfuerzo y tardo de comportamiento.
A la salida de uno de los lances de capa que el espada de turno le instrumenta clava los pitones en el suelo y da una vuelta de campana que indudablemente le merma las escasas fuerzas que le quedaban. De resultas, el pitón derecho aparece escobillado.
Pica Antonio Bejarano quien demuestra saber montar al colocar, en varios intentos, el caballo en el lugar adecuado para que el toro se arranque. Cuando el toro embiste se agarra bien y arriba.
Nuevamente el toro clava los pitones en la arena cuando Pineda trata de llevarlo a la nueva y obligada entrada al caballo de picar en las plazas de 1ª.
Ahora el picador ha de realizar más de ocho intentos antes de que el cuadri se decida a embestir
¿Qué criterio sigue Cuadri para seleccionar ante el tercio de varas? Esta es la pregunta del millón. ¿Por qué esa tardanza en reaccionar ante cualquier factor estimulante de la embestida? Tampoco el picador lo comprende quien no obstante cuando se decide a pisar la raya de dentro que marca la separación en el tercio, el toro se arranca y aprovecha para picar arriba.
En la suerte de banderillas es Ruso quien lidia, pareando Liti quien las pone en el suelo en el primer intento para rápidamente entrar de nuevo y colocar un par desigual. El tercero Curro Vega deja un solo palo. Liti en su última intervención tampoco deja ninguna no obstante lo cual el presidente cambia el tercio.
La corrida ha sido muy difícil de banderillear.
Ruso lo lleva a una sola mano hasta el burladero siendo aplaudido con calor.
Fernández Pineda brinda a sus apoderados que están en el callejón y comienza la faena con un pase contrario por bajo, otro diestro, otro contrario que son aplaudidos mientras se aleja del toro.
Con la muleta en la diestra se va acercando y cuando el toro, que ya tardea, se decide a embestir, le instrumenta tres redondos ligados que abrochados con el de pecho son jaleados por el público y ensalzados por los tres comentaristas del Canal +
Trata de repetir lo mismo pero la serie no resulta artística.
Con la muleta en la izquierda logra tres naturales que resultan largos rematados con el de pecho. El toro se raja.
Nueva serie natural a base de tres realizados “fuera de cacho” que abrocha con el de pecho.
Para los comentaristas de la cadena televisiva han sido apoteósicos sin tener en cuenta que se trata de un toro que humilla bien y carece de peligro.
El regidor saca la imagen de Ángel Peralta que ocupa una contrabarrera. ¿Por qué ahora? Tal vez… por ser familia del matador.
El público le pide que acabe la inconclusa faena.
Se va por los aceros y en la suerte contraria al no cruzar pincha y el toro escupe el estoque.
Cambia de suerte y ahora en la natural mete la mano sin cruzar y la deja arriba.
El toro se refugia en tablas, donde el espada descabella al tercer intento si bien tras el segundo había sonado un aviso.
SERAFIN MARIN.
El segundo de la tarde es un toro negro, como el anterior, de nombre Gitano y con un peso de 576 kilos. Es un toro de lámina preciosa
Sale enterándose como su hermano de camada anterior, con una salida lenta y dudosa, que al paso lo lleva hasta el centro del anillo donde se emplaza.
Fernández Pineda es aplaudido.
El segundo de su lote corresponde al cuarto de la tarde. Tiene el mismo comportamiento de sus hermanos lidiados con anterioridad. Escasa fuerza, recuperación lentísima tras el mínimo esfuerzo y tardo de comportamiento.
A la salida de uno de los lances de capa que el espada de turno le instrumenta clava los pitones en el suelo y da una vuelta de campana que indudablemente le merma las escasas fuerzas que le quedaban. De resultas, el pitón derecho aparece escobillado.
Pica Antonio Bejarano quien demuestra saber montar al colocar, en varios intentos, el caballo en el lugar adecuado para que el toro se arranque. Cuando el toro embiste se agarra bien y arriba.
Nuevamente el toro clava los pitones en la arena cuando Pineda trata de llevarlo a la nueva y obligada entrada al caballo de picar en las plazas de 1ª.
Ahora el picador ha de realizar más de ocho intentos antes de que el cuadri se decida a embestir
¿Qué criterio sigue Cuadri para seleccionar ante el tercio de varas? Esta es la pregunta del millón. ¿Por qué esa tardanza en reaccionar ante cualquier factor estimulante de la embestida? Tampoco el picador lo comprende quien no obstante cuando se decide a pisar la raya de dentro que marca la separación en el tercio, el toro se arranca y aprovecha para picar arriba.
En la suerte de banderillas es Ruso quien lidia, pareando Liti quien las pone en el suelo en el primer intento para rápidamente entrar de nuevo y colocar un par desigual. El tercero Curro Vega deja un solo palo. Liti en su última intervención tampoco deja ninguna no obstante lo cual el presidente cambia el tercio.
La corrida ha sido muy difícil de banderillear.
Ruso lo lleva a una sola mano hasta el burladero siendo aplaudido con calor.
Fernández Pineda brinda a sus apoderados que están en el callejón y comienza la faena con un pase contrario por bajo, otro diestro, otro contrario que son aplaudidos mientras se aleja del toro.
Con la muleta en la diestra se va acercando y cuando el toro, que ya tardea, se decide a embestir, le instrumenta tres redondos ligados que abrochados con el de pecho son jaleados por el público y ensalzados por los tres comentaristas del Canal +
Trata de repetir lo mismo pero la serie no resulta artística.
Con la muleta en la izquierda logra tres naturales que resultan largos rematados con el de pecho. El toro se raja.
Nueva serie natural a base de tres realizados “fuera de cacho” que abrocha con el de pecho.
Para los comentaristas de la cadena televisiva han sido apoteósicos sin tener en cuenta que se trata de un toro que humilla bien y carece de peligro.
El regidor saca la imagen de Ángel Peralta que ocupa una contrabarrera. ¿Por qué ahora? Tal vez… por ser familia del matador.
El público le pide que acabe la inconclusa faena.
Se va por los aceros y en la suerte contraria al no cruzar pincha y el toro escupe el estoque.
Cambia de suerte y ahora en la natural mete la mano sin cruzar y la deja arriba.
El toro se refugia en tablas, donde el espada descabella al tercer intento si bien tras el segundo había sonado un aviso.
SERAFIN MARIN.
El segundo de la tarde es un toro negro, como el anterior, de nombre Gitano y con un peso de 576 kilos. Es un toro de lámina preciosa
Sale enterándose como su hermano de camada anterior, con una salida lenta y dudosa, que al paso lo lleva hasta el centro del anillo donde se emplaza.
Va a por él su matador Serafín Marín y le propina, sin enmendarse, ocho rápidas verónicas rematadas con la media.
Pica Manuel Molina que aguanta sobre su montura que el tardo santocolomeño se decida a ir a sus dominios desde su distante emplazamiento. Serafín Marín lo deja entre las dos rayas y desde allí no tiene más remedio que embestir propiciando el agarre en lo alto de la vara. El picador no la levanta y el burel sufre excesivo castigo para sus ya limitadas fuerzas..
Mientras lo prueba el diestro para ver como ha quedado después del largo puyazo, los comentaristas se entretienen en hablar de los buenos jamones que se han comido a lo largo de todas las ferias a las que asisten.
También tardea en la segunda entrada a pesar de estar colocado encima de la segunda raya. Manuel Molina demuestra sus dotes como caballista en una labor más que laboriosa. Seis intentos hasta que por fin rebasa la primera raya para lograr que el toro acuda a su cabalgadura, y la puya, ahora, queda trasera y caída.
Manuel Escribano que viene con ansias de triunfo, aprovecha su quite en forma de dos chicuelinas rematadas con la media que el público aplaude. Los comentaristas ni mencionan el quite.
En banderillas es Fernando Téllez el encargado de lidiar mientras parean: César Pérez que en corta distancia pone un buen par en su primera entrada y deja un palo solamente, casi en la oreja derecha del astado al echar el toro la cara arriba, en el segundo encuentro. El tercero de la cuadrilla, Ismael González deja el par en la parte baja de la paletilla del toro.
¡Las dificultades de los toros de Cuadri en banderillas!.
Brinda Serafín al público tirando muy al aire la montera que cae boca arriba, mientras el realizador se entretiene en sacar en pantalla al presentador televisivo Herrera.
El toro ahora escarba, mientras el torero sonríe. Se le arranca de improviso y a punto está de sorprender al diestro.
Por derechazos va a comenzar la faena. El toro embiste con brusquedad y de manera improvisada no obstante lo cual el poderoso Marín le enjareta cinco redondos abrochados con el de pecho sin arte alguno pero emocionantes por la incertidumbre de la embestida del cuadri.
Molés en otro despropósito más, habla de la casta de Cuadri, mientras el toro se frena en medio del pase redondo que intenta darle el matador.
Marín lo va a intentar con la izquierda. Tres buenos naturales largos y con mando. Dos más en el último de los cuales el toro se frena. Ante la insistencia del espada el público le pita. Este público sevillano a quien no gusta la insistencia sin razón ni posibilidades.
Se va por la espada de verdad y en la suerte natural consigue media estocada perdiendo la muleta en el embroque.
El toro se va a tablas, donde se acula y Marín acierta en su descabello al primer intento.
Y mientras sale el tercero se entrevista a Ignacio Cossio en el palco de invitados de Canal +, quien comienza dando jabóncillo a Molés y a Antoñete a quien recuerda la faena que hizo a un toro llamado Danés en Madrid cuando reinó Carolo. Recordó este toro porque el que iba a salir estaba anunciado en tablilla con el nombre de Noruego con un peso de 555 kilos. ¿Será porque ha visitado en alguna ocasión los denominados Países Escandinavos, la causa de esa “asociación de ideas”?
Pica Manuel Molina que aguanta sobre su montura que el tardo santocolomeño se decida a ir a sus dominios desde su distante emplazamiento. Serafín Marín lo deja entre las dos rayas y desde allí no tiene más remedio que embestir propiciando el agarre en lo alto de la vara. El picador no la levanta y el burel sufre excesivo castigo para sus ya limitadas fuerzas..
Mientras lo prueba el diestro para ver como ha quedado después del largo puyazo, los comentaristas se entretienen en hablar de los buenos jamones que se han comido a lo largo de todas las ferias a las que asisten.
También tardea en la segunda entrada a pesar de estar colocado encima de la segunda raya. Manuel Molina demuestra sus dotes como caballista en una labor más que laboriosa. Seis intentos hasta que por fin rebasa la primera raya para lograr que el toro acuda a su cabalgadura, y la puya, ahora, queda trasera y caída.
Manuel Escribano que viene con ansias de triunfo, aprovecha su quite en forma de dos chicuelinas rematadas con la media que el público aplaude. Los comentaristas ni mencionan el quite.
En banderillas es Fernando Téllez el encargado de lidiar mientras parean: César Pérez que en corta distancia pone un buen par en su primera entrada y deja un palo solamente, casi en la oreja derecha del astado al echar el toro la cara arriba, en el segundo encuentro. El tercero de la cuadrilla, Ismael González deja el par en la parte baja de la paletilla del toro.
¡Las dificultades de los toros de Cuadri en banderillas!.
Brinda Serafín al público tirando muy al aire la montera que cae boca arriba, mientras el realizador se entretiene en sacar en pantalla al presentador televisivo Herrera.
El toro ahora escarba, mientras el torero sonríe. Se le arranca de improviso y a punto está de sorprender al diestro.
Por derechazos va a comenzar la faena. El toro embiste con brusquedad y de manera improvisada no obstante lo cual el poderoso Marín le enjareta cinco redondos abrochados con el de pecho sin arte alguno pero emocionantes por la incertidumbre de la embestida del cuadri.
Molés en otro despropósito más, habla de la casta de Cuadri, mientras el toro se frena en medio del pase redondo que intenta darle el matador.
Marín lo va a intentar con la izquierda. Tres buenos naturales largos y con mando. Dos más en el último de los cuales el toro se frena. Ante la insistencia del espada el público le pita. Este público sevillano a quien no gusta la insistencia sin razón ni posibilidades.
Se va por la espada de verdad y en la suerte natural consigue media estocada perdiendo la muleta en el embroque.
El toro se va a tablas, donde se acula y Marín acierta en su descabello al primer intento.
Y mientras sale el tercero se entrevista a Ignacio Cossio en el palco de invitados de Canal +, quien comienza dando jabóncillo a Molés y a Antoñete a quien recuerda la faena que hizo a un toro llamado Danés en Madrid cuando reinó Carolo. Recordó este toro porque el que iba a salir estaba anunciado en tablilla con el nombre de Noruego con un peso de 555 kilos. ¿Será porque ha visitado en alguna ocasión los denominados Países Escandinavos, la causa de esa “asociación de ideas”?
En su segundo de la tarde que es el quinto de la corrida y se llama Turronero tiene una romana de 564 kilos.
De salida remata en el burladero de matadores.
Serafín Marín lo recibe con ocho verónicas y dos medias en las que el toro ha llevado las manos por delante.
En las dos entradas que hace al picador Plácido Sandoval tardea, y cuando se arranca mansea queriendo quitarse el hierro a base de cabezazos. La misma tónica en la segunda entrada.
En banderillas lidia "El Pere" mientras parean Fernando Téllez quien coloca un buen par en la primera entrada mientras que cuando cierra el tercio deja un solo palitroque arriba. El segundo de la cuadrilla, Ismael González, ante la duda del toro, las pone arriba y bien con sumo cuidado.
Marín no ve cualidades al toro, por eso no brinda. Pero como está en Sevilla va a tratar de sacar faena. Comienza con cinco pases por arriba abrochados por uno de pecho, cuya única virtud ha sido el tener continuidad.
Sigue por redondos en una serie de tres que es abrochada con el de pecho. Aplausos.
Sigue por redondos. Le propina tres pero al cuarto el toro se distrae. El torero quiere torear pero el toro está tan quedado que es desesperante el poder robarle un pase.
Ha de intentar los naturales: Da tres buenos seguidos pero el toro le pisa la muleta en el cuarto, con lo que se estropea todo.
En la segunda serie natural logra cuatro largos y bien rematados con el de pecho que es lo mejor de toda la tarde
Se crece Marín que empieza a ganar al toro con torería. Una nueva serie natural al tercero se le ciñe por lo que remata con el de pecho.
Vuelve a la diestra y da una serie de cuatro redondos bien rematados.
Nueva serie de cuatro buenos. Suena un recado presidencial.
Cuatro manoletinas rematadas con un pase de pecho
En la suerte contraria logra una magnífica estocada, no obstante lo cual el toro tarda en doblar.
Cuando el toro es arrastrado es aplaudido. Marín ovacionado y saluda desde el tercio.
De salida remata en el burladero de matadores.
Serafín Marín lo recibe con ocho verónicas y dos medias en las que el toro ha llevado las manos por delante.
En las dos entradas que hace al picador Plácido Sandoval tardea, y cuando se arranca mansea queriendo quitarse el hierro a base de cabezazos. La misma tónica en la segunda entrada.
En banderillas lidia "El Pere" mientras parean Fernando Téllez quien coloca un buen par en la primera entrada mientras que cuando cierra el tercio deja un solo palitroque arriba. El segundo de la cuadrilla, Ismael González, ante la duda del toro, las pone arriba y bien con sumo cuidado.
Marín no ve cualidades al toro, por eso no brinda. Pero como está en Sevilla va a tratar de sacar faena. Comienza con cinco pases por arriba abrochados por uno de pecho, cuya única virtud ha sido el tener continuidad.
Sigue por redondos en una serie de tres que es abrochada con el de pecho. Aplausos.
Sigue por redondos. Le propina tres pero al cuarto el toro se distrae. El torero quiere torear pero el toro está tan quedado que es desesperante el poder robarle un pase.
Ha de intentar los naturales: Da tres buenos seguidos pero el toro le pisa la muleta en el cuarto, con lo que se estropea todo.
En la segunda serie natural logra cuatro largos y bien rematados con el de pecho que es lo mejor de toda la tarde
Se crece Marín que empieza a ganar al toro con torería. Una nueva serie natural al tercero se le ciñe por lo que remata con el de pecho.
Vuelve a la diestra y da una serie de cuatro redondos bien rematados.
Nueva serie de cuatro buenos. Suena un recado presidencial.
Cuatro manoletinas rematadas con un pase de pecho
En la suerte contraria logra una magnífica estocada, no obstante lo cual el toro tarda en doblar.
Cuando el toro es arrastrado es aplaudido. Marín ovacionado y saluda desde el tercio.
MANUEL ESCRIBANO
Es el tercero de la tarde. Tiene por nombre Noruego y su peso rebasa en 5 kilos el quintal métrico Manuel Escribano en sus ansias de triunfo se ha ido a “portagayola” cuando presumiblemente el toro saldrá tan despacioso como sus hermanos anteriores. ¡Y así es!. Tras una espera angustiosa por parte de todos, sale el toro y Escribano que ha de rectificar su posición de rodillas y sobre la salida escorada del toro, le recibe con un farol de rodillas, que es criticado por Molés, diciendo que no ha soltado la mano en el lance. No entiende que lo que el joven espada ha querido dar es un farol y no una larga cambiada. Tampoco debe saber que este lance es más difícil de ejecutar que la larga cambiada, por el hecho de no soltar el capote en la ejecución y obligarse a girar todo el cuerpo en el embroque.
Es el tercero de la tarde. Tiene por nombre Noruego y su peso rebasa en 5 kilos el quintal métrico Manuel Escribano en sus ansias de triunfo se ha ido a “portagayola” cuando presumiblemente el toro saldrá tan despacioso como sus hermanos anteriores. ¡Y así es!. Tras una espera angustiosa por parte de todos, sale el toro y Escribano que ha de rectificar su posición de rodillas y sobre la salida escorada del toro, le recibe con un farol de rodillas, que es criticado por Molés, diciendo que no ha soltado la mano en el lance. No entiende que lo que el joven espada ha querido dar es un farol y no una larga cambiada. Tampoco debe saber que este lance es más difícil de ejecutar que la larga cambiada, por el hecho de no soltar el capote en la ejecución y obligarse a girar todo el cuerpo en el embroque.
El toro se para y Manuel insistiendo le propina tres verónicas sin precisión ni ajuste-no podían ser realizadas de otra manera- rematadas con una revolera. Aplausos.
Pica Benito Quinta, quien en el primer envite del toro no se queda con él. Rectifica y Escribano le indica que levante el palo. Lo quiere crudo para las banderillas, tercio en el que puede cimentar su triunfo en Sevilla.
En la segunda entrada se agarra el picador arriba, pero el toro sale suelto de la suerte.
Pineda aprovecha su quite. Está en su derecho, pero sabe sobradamente que Escribano pone banderillas y no es recomendable restar pases al toro. Una sola verónica rematada con la media en la que el toro se le ciñe. No se lució y encima quitó fuerzas al toro.
Escribano toma un par de banderillas, forradas con papelillos blancos, en medio de los aplausos del público. Un buen par de poder a poder que merece la ovación, por haberse asomado al balcón de los pitones.
Pica Benito Quinta, quien en el primer envite del toro no se queda con él. Rectifica y Escribano le indica que levante el palo. Lo quiere crudo para las banderillas, tercio en el que puede cimentar su triunfo en Sevilla.
En la segunda entrada se agarra el picador arriba, pero el toro sale suelto de la suerte.
Pineda aprovecha su quite. Está en su derecho, pero sabe sobradamente que Escribano pone banderillas y no es recomendable restar pases al toro. Una sola verónica rematada con la media en la que el toro se le ciñe. No se lució y encima quitó fuerzas al toro.
Escribano toma un par de banderillas, forradas con papelillos blancos, en medio de los aplausos del público. Un buen par de poder a poder que merece la ovación, por haberse asomado al balcón de los pitones.
En su segunda intervención Manuel subido al estribo, se sale en busca del toro y coloca un extraordinario par asomándose al balcón a pesar de que el toro derrota arriba.
No ha querido Escribano que le ocurriera lo mismo que en la última actuación en esta misma plaza donde desistió de poner el último par a un toro bronco (no menos que el de hoy) del Conde de la Maza, en aquella corrida en que una oreja catapultó a la fama al diestro Salvador Cortés.
La televisión enfoca a El Vito que está serio como lo requiere este momento de emoción y peligro, mientras Manuel cita al toro sentado en el estribo. El toro está cerrado en tablas a escaso tres metros del diestro. Tarda el toro en acudir, lo llama con la voz y con el moviendo de los brazos. Angustia en toda la plaza. El diestro aguanta y al final la apoteosis al clavar, por los terrenos de dentro, arriba tras el quiebro en corto. El público se levanta de sus asientos para ovacionar al matador de Gerena.
Molés ignora la trayectoria de Escribano mientras Emilio Muñoz pondera su buen hacer como novillero, aprovechando el momento en que Manuel brinda a su amigo Emilio Parejo que ahora está jubilado en Gerena..
En los primeros lances de muleta sale apurado pues el toro entra violento y cruzado.
Tras distanciarse del toro, toma la muleta con la derecha para ejecutar dos series de dos y tres redondos respectivamente muy ajustados que son abrochadas en ambos casos con el de pecho. Es aplaudido.
Con la mano izquierda dos tandas de tres naturales cada una rematadas con el de pecho que resultan aseados.
No ha querido Escribano que le ocurriera lo mismo que en la última actuación en esta misma plaza donde desistió de poner el último par a un toro bronco (no menos que el de hoy) del Conde de la Maza, en aquella corrida en que una oreja catapultó a la fama al diestro Salvador Cortés.
La televisión enfoca a El Vito que está serio como lo requiere este momento de emoción y peligro, mientras Manuel cita al toro sentado en el estribo. El toro está cerrado en tablas a escaso tres metros del diestro. Tarda el toro en acudir, lo llama con la voz y con el moviendo de los brazos. Angustia en toda la plaza. El diestro aguanta y al final la apoteosis al clavar, por los terrenos de dentro, arriba tras el quiebro en corto. El público se levanta de sus asientos para ovacionar al matador de Gerena.
Molés ignora la trayectoria de Escribano mientras Emilio Muñoz pondera su buen hacer como novillero, aprovechando el momento en que Manuel brinda a su amigo Emilio Parejo que ahora está jubilado en Gerena..
En los primeros lances de muleta sale apurado pues el toro entra violento y cruzado.
Tras distanciarse del toro, toma la muleta con la derecha para ejecutar dos series de dos y tres redondos respectivamente muy ajustados que son abrochadas en ambos casos con el de pecho. Es aplaudido.
Con la mano izquierda dos tandas de tres naturales cada una rematadas con el de pecho que resultan aseados.
Ha toreado con mucha pulcritud a un toro carente de transmisión por lo que se va a por el acero.
Dos redondos templados sin dejarse enganchar seguidos de tres naturales limpios pero sin emoción, son el epílogo de la suerte suprema.
Entra en la suerte natural con todas las ganas del mundo por matar al toro pero solo logra un pinchazo arriba que el toro escupe.
Nuevamente en la suerte natural agarra una estocada algo trasera que lleva al toro a acularse a tablas y tragarse la sangre por un corto espacio de tiempo hasta doblar. Ovación.
Digno de señalar el poco respeto demostrado durante la ejecución de la suerte suprema por los tres comentaristas del Canal + que hablaban de temas relacionados con el jamón que en cantidades industriales han comido por todo el territorio español, en vez de analizar lo que estaba ocurriendo en el ruedo en momentos tan transcendentes.
Escribano desde el burladero agradece los aplausos del público.
En su segundo enemigo, hay que llamarlo así obligatoriamente, se llama Tachuela, y pesa 556 kilos.
Nuevamente Escribano se va a esa peligrosísima puerta de toriles que más se parece a la entrada de un angar. Y allí aguanta de rodillas cerca de dos minutos que el toro salga, pues se ha parado dentro del callejón de chiqueros y no se decide a salir. La angustia se multiplico en varios enteros a la del toro anterior.
Dos redondos templados sin dejarse enganchar seguidos de tres naturales limpios pero sin emoción, son el epílogo de la suerte suprema.
Entra en la suerte natural con todas las ganas del mundo por matar al toro pero solo logra un pinchazo arriba que el toro escupe.
Nuevamente en la suerte natural agarra una estocada algo trasera que lleva al toro a acularse a tablas y tragarse la sangre por un corto espacio de tiempo hasta doblar. Ovación.
Digno de señalar el poco respeto demostrado durante la ejecución de la suerte suprema por los tres comentaristas del Canal + que hablaban de temas relacionados con el jamón que en cantidades industriales han comido por todo el territorio español, en vez de analizar lo que estaba ocurriendo en el ruedo en momentos tan transcendentes.
Escribano desde el burladero agradece los aplausos del público.
En su segundo enemigo, hay que llamarlo así obligatoriamente, se llama Tachuela, y pesa 556 kilos.
Nuevamente Escribano se va a esa peligrosísima puerta de toriles que más se parece a la entrada de un angar. Y allí aguanta de rodillas cerca de dos minutos que el toro salga, pues se ha parado dentro del callejón de chiqueros y no se decide a salir. La angustia se multiplico en varios enteros a la del toro anterior.
Si en esos momentos Manuel no ha sufrido un infarto con seguridad que el fallo cardíaco no será la causa de su óbito cuando este (quiera Dios que sea de aquí a un centenar de años) irremisiblemente llegue.
¿Saben ustedes ese dicho de… “como el caballo de Espartero”, pues eso se puede aplicar a Manuel Escribano.
Ya de pie le instrumenta unas buenas verónicas al remate de las cuales es desarmado. Es un toro reservón y que mide mucho.
El matador lleva el toro al caballo. Lo deja larguito. Tardeando se arranca y Manuel Mazo se agarra arriba.
En el segundo encuentro se arranca de largo al piquero quien se queda perfectamente con él, levantando el palo de inmediato a instancia de su jefe de filas.
Escribano en el tercio de banderillas del que es un auténtico maestro.
Entra por el lado derecho y a pesar de que el toro lo recibe con la cara arriba mete los brazos y clava arriba.
El segundo par trata de ponerlo al quiebro, pero el toro no obedece por lo que Escribano pasa sin clavar para de inmediato volver a quebrar en corto y ahora pone un perfecto par en lo más alto del morrillo a pesar de que el toro vuelve a esperar con la cara arriba. Es ovacionado.
¿Saben ustedes ese dicho de… “como el caballo de Espartero”, pues eso se puede aplicar a Manuel Escribano.
Ya de pie le instrumenta unas buenas verónicas al remate de las cuales es desarmado. Es un toro reservón y que mide mucho.
El matador lleva el toro al caballo. Lo deja larguito. Tardeando se arranca y Manuel Mazo se agarra arriba.
En el segundo encuentro se arranca de largo al piquero quien se queda perfectamente con él, levantando el palo de inmediato a instancia de su jefe de filas.
Escribano en el tercio de banderillas del que es un auténtico maestro.
Entra por el lado derecho y a pesar de que el toro lo recibe con la cara arriba mete los brazos y clava arriba.
El segundo par trata de ponerlo al quiebro, pero el toro no obedece por lo que Escribano pasa sin clavar para de inmediato volver a quebrar en corto y ahora pone un perfecto par en lo más alto del morrillo a pesar de que el toro vuelve a esperar con la cara arriba. Es ovacionado.
El tercer par es el de la apoteosis. Se trata de un par al quiebro y al violín cerrado en tablas y por dentro. ¿Hay quien de más? El público en pie le tributa una gran ovación.
Está cimentando su triunfo. Brinda al público.
El toro se arranca de largo y Manuel lo aguanta en un derechazo perfecto. Y ya metido en la muleta sigue con tres redondos donde el toro corta terreno y por ello tienen emoción. Al rematar el de pecho pierde el estoque simulado.
Nueva serie por derechazos donde el toro ya no se emplea.
Está cimentando su triunfo. Brinda al público.
El toro se arranca de largo y Manuel lo aguanta en un derechazo perfecto. Y ya metido en la muleta sigue con tres redondos donde el toro corta terreno y por ello tienen emoción. Al rematar el de pecho pierde el estoque simulado.
Nueva serie por derechazos donde el toro ya no se emplea.
Tampoco se emplea en la serie de tres naturales que resultan limpios pero carentes de emoción. Un trincherazo muy bueno da paso a una nueva serie de cuatro naturales ejecutados en corta distancia que al ser rematados con el de pecho de pitón a rabo, son premiados con una ovación.
El torero se anima y va a continuar por redondos que resultan imperfectos a causa de la sosería del toro, por lo que decide cortar la faena e ir por el estoque, al saber que aquí en Sevilla no aguantan las faenas largas cuando el triunfo está alejado.
El torero se anima y va a continuar por redondos que resultan imperfectos a causa de la sosería del toro, por lo que decide cortar la faena e ir por el estoque, al saber que aquí en Sevilla no aguantan las faenas largas cuando el triunfo está alejado.
En la suerte natural le propina un estoconazo que tumba al toro sin puntilla. Es ovacionado.
Para el aficionado ha dejado como recuerdo: la angustia que nos hizo pasar en sus recibos a portagayola, los seis estupendos pares de banderillas, la disposición mostrada por triunfar, lo cuajado que está como torero y finalmente la poca ayuda con la que cuenta por parte de los medios de comunicación.
Para el aficionado ha dejado como recuerdo: la angustia que nos hizo pasar en sus recibos a portagayola, los seis estupendos pares de banderillas, la disposición mostrada por triunfar, lo cuajado que está como torero y finalmente la poca ayuda con la que cuenta por parte de los medios de comunicación.
Las fotografías de la crónica pertenecen a Marcelo del Pozo.
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