Por
LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Quien
esto escribe, ha actuado como asesor veterinario en muchos festejos
taurinos de todo tipo en plazas de 3º y 2º categoría, pero nunca
ha actuado como presidente de corrida entre otras cosas porque carece
del Diploma que le acredite haber realizado el Curso de Presidentes
en EspectáculosTaurinos.
Conoce
perfectamente las funciones básicas de un presidente. Tal vez no
esté en condiciones de valorar determinados procesos legales donde
intervienen los códigos procesales pues no tiene conocimientos de
abogacía.
No
he tenido el honor de asesorar en materia veterinaria a presidentes
preparados tales como los amigos D.José Luis García decano de los
presidentes de España y Presidente de la plaza de toros de Segovia o
D.Juan Carlos Navas Presidente de la plaza de toros de Ávila
reconocidos en toda la Comunidad de Castilla León, pero he hablado
largo y tendido con ellos sobre temas presidenciales.
Si
influí con mi criterio compartido por el amigo Fernando Merino (+)
que, actuaba de asesor artístico, en la concesión del rabo al
matador de toros Manolo Sánchez que, actuaba con “Espartaco”
en uno de los carteles de la Feria septembrina del año 1993 por
aquello de que en el toro anterior el presidente de la corrida D.
Julio Martín Fraile había dado las dos orejas al diestro de
Espartinas y, con buen criterio tuvimos que convencer al Usía que, como
Manolo había estado mejor y no se pueden conceder dos orejas y
media, había que conceder el rabo a pesar del miedo que tenía a
“salir en los papeles” como
aducía. Creo que en esta
ocasión ambos asesores, cumplimos con la misión que tenemos
asignada.
El
trabajo de un presidente comienza por revisar la Documentación de
los toreros actuantes en el festejo y la de los toros desde el
momento en que llegan al lugar donde ha de ser desembarcados para
llevarlos a los corrales del recinto. Comprobar los precintos de los
camiones que les transporta aunque se delegue en el Delegado de la
Autoridad. Ver a los toros en los corrales de la plaza tras haber
comprobado el estado de abrevaderos y pesebres.
Presidir
los reconocimientos en corrales junto a los veterinarios encargados
de este menester. Presidir el enchiqueramiento tanto de toros
titulares como sobreros.
Presidir
el sorteo de los toros componentes de la corrida para certificar la
legalidad del mismo y, revisar que cada toro ha sido encerrado en el
correspondiente chiquero.
Revisar los caballos de picar (pesos y doma) y los enseres (petos, puyas etc)
Ya
en el palco, cumplir las pautas de la corrida. Sacar el pañuelo
blanco para dar inicio al paseíllo.
Corresponder
al saludo de los actuantes cuando estos les saluden desde el ruedo.
Dar
la orden a los clarines y timbales mediante la salida del pañuelo
blanco para que anuncien la salida de los toros de chiqueros.
Ordenar
los cambios de tercio mediante la exhibición del pañuelo blanco.
Atender
a las peticiones de los cambios de tercio a petición de los
matadores.
Dar
los aviso pertinentes a los matadores cuando sobrepasen los tiempos
de duración de la faena de muleta.
Conceder
los trofeos mediante la salida del pañuelo blanco.
Exhibir
los distintos pañuelos de colores acorde con lo que representan
tales como:
rojo:
para condenar al toro a banderillas negras, a los toros que no se
dejan picar.
Azul:
para conceder la vuelta al
ruedo al animal lidiado.
Verde:
para devolver la res al corral.
Naranja:
para indultar al toro.
Ha
de estar dotado de del don de la justicia para fijarse en la faena
técnica, dejar a un lado, cuando está en el palco presidencial, sus
preferencias taurinas como aficionado para no dejarse llevar por el
corazón en la concesión de trofeos, al tiempo que, ser un poco:
campero, veterinario, jurista y al ser posible aficionado práctico
para mentalizarse que la corrida es la tienta más real que puede
darse.
Un
repoker son las cartas que componen los presidentes en la Plaza de
Toros Monumental de Las Ventas representado por los compañeros
veterinarios:
D.
Ignacio Sanjuan Rodríguez.
D.
José María Fernández Egea.
D.
Eutimio Carracedo Pastor.
D.
Víctor Oliver Rodríguez.
D.
José Luis González González.
Muchos
de ellos no han estado a la altura requerida en las exigencias de la
primera plaza del mundo, por motivos tales cómo: trapío de los
toros, indolencia en la suerte de varas, avisos a destiempo o sin
sensibilidad, valoración de la faena del matador acorde con las
exigencias del toro al que se enfrente y, finalmente en concesión y
privación de trofeos.
Es
absolutamente necesario, celebrar reuniones frecuentes para llegar a
unanimidad de criterios, pues me consta que ahora no se celebran y
esta negligencia hace que echemos de menos a presidentes madrileños
dotados de personalidad tales como el amigo Juan Lamarca López, Luis
Torrente o César Gómez o al también amigo Luis Gómez Rico (+) de
Valladolid que no temían a las críticas de una prensa en la mayoría
de las ocasiones no profesional.
Tal
vez en ese palco que el presidente ocupa como máxima autoridad,
sobran demasiadas personas que deberían estar en el tendido y no en
ese sitial de privilegio pues seguramente distraen, con sus
comentarios al Usía en el análisis de sus funciones.
No
es de rigor que consulte sobre la concesión o no de trofeos a los
matadores, a sus asesores a ojos visto, pues da una sensación de
inseguridad en sus decisiones.
Nos
parecen demasiado mayores los asesores artísticos que les rodean,
pues les vemos en ese sitial desde hace demasiados años a los
señores Pedro Herranz Martín “Madriles”, José
Cabezas Porras “Joselito Calderón” y
Faustino Inchausti Lameana “Tinín” a
quien conocimos de becerrista junto a su hermano José Manuel en Las
Navas de Marqués allá por los años de la década de 1950 y,
conste que ya somos más que octogenario.