Año
1802.
Hay toros con motivo del casamiento del
Príncipe de Asturias.
Así fue recogida la corrida por la Revista de estudios tarifeños “Aljaranda”:
Casamiento
del Príncipe de Asturias.
“En la ciudad de Tarifa a dieciséis del mes de octubre de mil
ochocientos dos, el Concejo Justicia y
Regimiento de ella se juntaron a Cabildo
según uso y costumbre bajo la presidencia de don Juan Serrano de Lara y Muñoz,
alférez militar perpetuo y gobernador interino de ella y se trató y acordó lo
siguiente:
Se vio
en este cabildo una carta de Su Majestad el Rey nuestro Señor que Dios guarde,
firmada de su real mano y refrendada por su secretario el señor don Juan
Ignacio de Ayertaran, fechada en Barcelona a 30 de septiembre próximo en la que
da quenta que habiéndose ajustado el
casamiento del Serenísmo Príncipe de Asturias
don Fernando su muy caro y amado hijo con la Serenísma Princesa de
Nápoles doña María Antonia hija de los Reyes doña María Antonia hija de los
Reyes de las Dos Sicilias y firmándose el 6 de julio de este año el contrato
matrimonial se había celebrado en Nápoles
el día 25 de Agosto próximo el desponsorio lo que había querido
participarlo con la seguridad con que se hallaba de que el zelo y amor de esta
ciudad a su servicio, concurriría a la celebridad de esta noticia con la particularidad de que ha acostumbrado
en semejantes ocasiones; y la ciudad con
tan plausible noticia deseosa de
manifestar el lleno de júbilo y alegría que le ha causado tan felix enlace
acuerda se publique, haiga una iluminación general por tres días que comiencen el Lunes próximo en la noche y
al mismo tiempo el que se haga una corrida toros de novillos que dará la mayor
complacencia al público por la grande inclinación que manifiesta tener de esta
diversión, y para que no padezca extravío dicha carta se cosa al fin de este
cabildo.
(Fuente:
Archivo Municipal de Tarifa).
Nace en Tarifa un `picador Francisco Ponce
que debió alcanzar gran fama en las
corridas de Cádiz de principios del
siglo XIX. Su primera actuación documentada la indica un cartel de ese año del mes de
junio que se encuentra en el Museo Histórico de Cádiz en el que alternaban
Esteban Pérez “El Cerrajero” de El
Puerto de Santa María y Jerónimo José Cándido de Chiclana matando 20 toros en
dos tardes como era tradicional en todos
los carteles gaditanos de la época.
De media espada actuaba otro torero de la
tierra que era José Gracia “El Platero”.
Entre los picadores el famoso Laureano
Ortega que por aquel entonces ostentaba la vara de encerrador mayor del ganado de la ciudad, cargo que solo
tres años más tarde, a su muerte, heredaría Jerónimo José Cándido.
En esa corrida actuaba otro picador de la
tierra, Francisco Rivilla de Jerez
Su hermano Domingo Ponce también
picador aparece en un cartel de
Cádiz al año siguiente.
Año
1.803.
Nace en Córdoba el matador de toros Rafael Pérez de Guzmán descendiente del famoso Guzmán “El Bueno”.
Torero agradable en su trato, serio en los
ruedos. Con la capa destacaba en las verónicas y con la espada prefería la
suerte de recibir.
Entre sus amigos toreros cabe destacar a
Montes “Paquiro”, Juan León y Roque
Miranda.
En Sevilla, en 1.830 toma la decisión de
hacerse torero. Ya traía de su Córdoba natal la afición a la monta de caballos y al acoso y derribo de reses. Abandona el
Ejército y cambia el sable por estoque de matar.
Muere asesinado en 1.838, cuando se
trasladaba de Sevilla a Madrid ajustado
para alternar con Montes y Roque Miranda
(con los que ya había actuado en otras ocasiones.
Sánchez Naira así el trágico suceso:
“El
bravo, el pundonoroso, el caballero Guzmán, cuya vida respetaron más de
trescientos toros , murió en los llanos de la Mancha, inmediatos al pueblo de
Guardia, partido de Lillo, en la provincia de Toledo, a manos de una partida de
forajidos carlistas, el día 22 de abril de 1.828”.
Crescencio Torés escribió al respecto
muchísimos años después una crónica titulada “Un Guzmán matador de toros” en la que decía:
Tarifa, con gran esplendor, está
celebrando en su castillo fortaleza, levantada por el Califa árabe Abderramán
III, recuperado y primorosamente conservado, la gesta conocida de aquel militar
mercenario a las órdenes de del Rey
Sancho IV, el famoso don Alonso Pérez de Guzmán , que ante las dudas de su
origen, castellano de León ó marroquí por otros historiadores, la verdad es que
fue Tarifa el origen de esta historia
tras la ofrenda voluntaria de la
vida de su hijo mayor, Pedro Alfonso, hace ya más de setecientos años ante las pretensiones del infante don Juan por reconquistar la
plaza, en la etapa conocida como la Guerra del Estrecho.
Estas celebraciones me han dejado en
suerte para recordarles someramente la
historia de un descendiente directo de
este Guzmán el Bueno y que fue un excelente torero, primero y único noble que
abrazó la lidia y muerte de toros en público.
Hijo de don Enrique Pérez de Guzmán y de
doña Dolores Fernández de Córdoba, condes de Villamanrique del Tajo. Nace en Córdoba un 16 de Noviembre de 1803, un niño llamado
Rafael Pérez de Guzmán. Obligado por su cuna, abrazó la carrera militar
llegando a ser guardia de Corps de Fernando VII; pero su tendencia a mezclarse
con el pueblo llano y toreros pronto le hizo abandonar sus estudios militares. Fue alumno de Pedro
Romero y Jerónimo José Cándido en la Escuela Taurina de Sevilla.
Su amistad con los matadores Juan León y
Antonio Ruíz “El Sombrerero”, el 28
de Mayo de 1831, le hizo ser matador de toros alternando como tercer espada con
Roque Miranda “Rigores” y Francisco
Montes “Paquiro”, en presencia de
Fernando VII. “Paquiro” lo lleva a
Madrid y torea el 13 de mayo de 1831 una corrida de Gavira.
Había muchas partidas de bandoleros por
Castilla, la guerra carlista hacía que el ejército estuviese por el norte. Las
partidas asaltaban las diligencias y correos cuando venían a Madrid, el 14 de
abril de 1838, seis días antes de su corrida en la corte, defendiéndose del ataque de una partida quedó gravemente
herido y abandonado en el lugar llamado La Carrocaña, cerca de La Guardia,
buscado después fue encontrado su cadáver desvalijado y medio desnudo, tenía 35
años. El Alcalde de La Guardia don Victoriano Tamarón, le honró con grandes
exequias como correspondía a su rango.
Torero muy valiente, mujeriego y algo
pendenciero, adquirió fama notoria por su forma de matar a los toros, sus
amigos los grandes toreros citados lamentaron profundamente su muerte valerosa
defendiendo a los viajeros con su espada.
En este año el día 22 de julio es llamado para actuar como picador
en Madrid en las fiestas con motivo de la boda del Príncipe de Asturias el picador tarifeño Francisco Ponce y repite
actuación el 27 de julio segunda de las corridas de la boda principesca
formando tanda con Cristóbal Ortiz.
Parece ser que también actúo en la cuarta
corrida que se celebró a beneficio de los Niños de San Ildefonso.
En este año Domingo Ponce picador hermano
de Francisco Ponce aparece en un cartel de Cádiz junto a su hermano aunque
actuó de reserva.
Año1804.
Francisco Ponce sustituye en algunas
corridas al también picador Simón Delgado posiblemente por algún percance.
También actuó en las cuatro corridas
concedidas a la Sacramental de San Pedro para construir un pontón sobre el río
Manzanares.
Memorial
sobre abastecimiento de carne.
En la ciudad de Tarifa en treinta días del mes de agosto de mil
ochocientos quatro, el Consejo, Justicia y Regimiento de ella se juntaron a
Cabildo según uso y costumbre bajo la presidencia del señor don Gerónimo Ramos
de la Plata, Regidor Presidente, Alcalde mayor honorífico y Regente de la Real
jurisdicción, y se vio un Memorial del abastecedor de carnes Miguel Gil que a
letra dice así:
M. N. y
L. Ayuntamiento, Miguel Gil vecino de esta ciudad, y obligado a proveer el
abastecimiento público de carne de ganado vacuno, cabrío y carnero hasta
la
Quaresma del año próximo venidero, a V.I.S. con el respeto debido digo: Que
hace como un mes que se ha hecho costumbre casi diario, torear por la noche,
por el pueblo, las reses que encierro para provisión en el matadero de esta
Ciudad, habiendo llegado hasta el extremo de traer u novillo que tenía guardado
en una huerta distante cerca de un quarto de legua con el fin de que no se
torease, este hecho me ocasiona los graves perjuicios de quedar la piel
agrietada por los muchos que sufre y de que la carne molida deja de
venderse y se pierde en menoscavo grande
de mis intereses; de todo lo que he dado muchas veces las quejas al señor
Regente de la Jurisdicción, don Gerónimo Ramos, Regidor de este Ayuntamiento y
que me ha respondido no puede poner remedio, por lo que siendo el hecho
notorio y pudiendo certificar e instruir de lo mismo los caballeros
Regidores y Diputado del mes, no pudiendo yo consumir mis cortos intereses y recurso judiciales al que no se me debe
tampoco obligar: A V:I:S: Suplico se sirva exonerarme de la obligación que tengo contraída de abastecer
al público de carnes, y que los daños que se me han causado seme
indemnice del Caudal de Carnicería, protestando en caso contrario en hacer
acopio ni compra ninguna de reses como se acostumbra en este tiempo y yo haría
para el invierno si se me huviere guardado las condiciones naturales y devidas
de la contrata. Tarifa 21 de agosto de 1804. Miguel Gil.
La
Ciudad en vista de dicho Memorial acordó que justificando Miguel Gil la perdida
que dice, se le avone y que habiendo quien haga la obligación, se le exonere de
ella.
(Fuente: Libro de Cabildos. Tomo 41. Folio
597 vto. Archivo Municipal de Tarifa. Trascripción de José Donda Cárdenas)
Año
1808.
Actos
públicos por el nuevo soberano Fernando VII.
En la ciudad de Tarifa en doce días del mes de abril de este año,
su Concejo, Justicia y Regimiento de ella, presidido por Don. Manuel Dabán y
Urrutia, teniente coronel de los Reales Ejércitos y gobernador militar y
político de Tarifa, se juntó en Cabildo según uso y costumbre. Y así juntos se
trató y acordó entre otros asuntos el siguiente:
“El
Sr. Gobernador hizo presente a la Ciudad le `parecía conveniente que ésta
determinase hacer alguna función con motivo de la proclamación y exaltación al
Trono de nuestro Augusto Soberano el Sr. Don. Fernando el 7º, mediante a que el
Excmo. Sr. Comandante General del Campo de Gibraltar Don. Francisco Xavier de
Castaños le ha manifestado, de resultas de las preguntas que Su Señoría le
había hecho en esta materia , que en Algeciras se cantó en acción de gracias el
Te Deum, acompañando algunos otros regocijos públicos, y deseosa la Ciudad [de
Tarifa] de demostrar al Todopoderoso por su parte la grande alegría, acuerda se
solemnice por medio de un Te Deum Laudamus que se cante en la Mayor Parroquial
del sr. San Mateo con misa solemne, subsiguiendo tres noches de iluminaciones
públicas y a fin que la función se haga con la mayor ostentación se pasará
recado de atención al Sr. Vicario de estas iglesias por medio de los diputados
de mes para que acuerde con el Clero el día más oportuno a fin que dándose
aviso a este Ayuntamiento se verifique la concurrencia”.
[Archivo Municipal de Tarifa. Actas de
Cabildo. Tomo 44 (1807-1809) pp. 148v-149v]
Días más tarde, el veinticinco de aquel
mismo mes de abril de mil ochocientos
ocho, volvió a juntarse en Cabildo, según uso y costumbre, el Concejo,
Justicia y Regimiento de ella, y
presidido interinamente por D. Sebastián de Prado, regente de la real
jurisdicción por ausencia del Sr. Gobernador, caballero maestrante de la Real
de Ronda, de la Real y Distinguida Orden de Carlos III y regidor de
preeminencia, se trató y acordó entre otros asuntos el siguiente:
“Se
vio en este Cabildo el oficio que con fecha 23 del corriente ha pasado al Sr.
Gobernador el Sr. Vicario de estas iglesias, el Dr. Don. José de Castro y
Aragón, relativo a manifestarle que el clero secular va a cumplir su deber en
el día de mañana saliendo en puntual
rogación de la iglesia parroquial de San Mateo y en el siguiente de la de San
Francisco de resultas de la real
resolución que le acompaño y recibió del Ilustrísimo Sr. Obispo diocesano que
trata de haber resuelto nuestro soberano el Sr. Rey Don. Fernando 7ºde implorar
por medios de fervorosos y devotas rogativas
la divina asistencia para
afianzar el mayor acierto de su gobierno de cuyo oficio enterada la ciudad
acordó que este Ayuntamiento no podía menos de prestarse a concurrir
a tan plausible y debido obsequio de ambas majestades, lo cual así se
les contestará a dicho Sr. Vicario como
igualmente se le manifestará el que diga
la hora de la concurrencia y al mismo tiempo se citará a los demás individuos
del Ayuntamiento que no han comparecido en él para que asistan con previsión
habiéndoselo así entender uno de los
porteros”
Y seguidamente:
“Se
vio en este Cabildo la orden que le comunica S.M. el Rey Ntro. Sr. Don.
Fernando el 7º que se halla firmada de su real mano y refrendada por mandato de
S. M. del Ilmo. Sr. Secretario de la Cámara Don. Juan Ignacio de Ayertarán,
fecha en Madrid a 6 de abril de 1808, en
que se inserta el Real Decreto de abdicación que ha hecho de la Corona el Sr.
Rey Don. Carlos 4º en nuestro soberano
que lo participa para que le conste y en
su virtud disponga como se le manda que
se levante en esta ciudad pendones por S.M. y en su real nombre el día que señale
de que dará aviso S.M. Cómo para que se
efectúen las demás ceremonias que en semejantes casos se han acostumbrado según así lo esperaba del
acreditado celo y fidelidad hacia su real persona. Y la ciudad obedeciendo como
obedece la real orden de S. M. con la que ha recibido la mayor
complacencia y regocijo por el amor
extremado que le profesa manifiesta legítimo soberano, desde luego se
sacrificará estando pronta luego que reciba el aviso que se anuncia hará cuanto
esté de su parte y en iguales circunstancias
se halla acostumbrada”
[A.M.T. Actas de cabildo. Tomo 44
(1807-1809), pp.154 v-156r]
Año
1813.
Un
americano en la plaza de toros de Santa Catalina.
El judío americano Mordecai Manuel Noah,
estuvo viviendo en nuestra ciudad entre septiembre de 1813 y junio de 1814.
Comisionado por las autoridades del todavía nuevo estado norteamericano en
tareas diplomáticas en el norte de
África, por cuestiones sanitarias no pudo cruzar el Estrecho y permaneció en
nuestra ciudad, aunque no dejó de conocer parte de Andalucía.
Quien fue el primer sionista americano nos
dejó sus impresiones acerca de Cádiz en
un libro donde registró también su asistencia
a la Plaza Nacional “un gran
anfiteatro de madera con palcos y capaz
para 10.000 personas”
Se admiró del gran número de balas y
cañones del campo por ello llamado de Las Balas frente a la plaza y describe el
ambiente del festejo, con damas elegantes a la moda, funcionarios, militares y
señores y un ruedo, antes de la corrida, por el que se pasean los aficionados
de las clases populares, soldados, aguadores, marineros, vendedores de pasteles
o campesinos. No dice la fecha de la corrida pero durante su estancia se anunciaron
varios festejos. Lo que sí sabemos es que los toros de ese día eran de Tarifa
ya que Mordecai da cuenta de que un espectador así lo proclamó en la plaza con
orgullo.
Gracias al apoyo de Antonio Capmany, las
Cortes gaditanas aceptaron las corridas
y el 7 de Diciembre de 1813,
a través de la prensa se hace un llamamiento
y se anuncia públicamente los festejos que tendrán lugar en meses tan
poco taurinos como Diciembre, Enero y
Febrero, tantas eran las ganas de toros
que tenían los gaditanos.
Afamados matadores participaron en la
corrida como El Sombrerero, Curro
Guillén y El Quemado junto a los
picadores Ortiz de Medina, Corchado de Sevilla y Doblado de Jerez;
perteneciendo los toros a las ganaderías
de D. José Velasco y D. Juan Moreno de
Sevilla junto a la de D. José Prado y D. Bartolomé Núñez de Tarifa.
Para celebrar la finalización del asedio
del Mariscal Soult, se organizan unas corridas de toros. Así lo anuncia el
Diario de Cádiz;
“Gracias
al apoyo de Antonio Capmany, las Cortes Gaditanas aceptaron las Corridas y el 7
de Diciembre de 1.813 a través de la prensa se hace un llamamiento y se anuncia
públicamente los festejos que tendrán lugar en meses tan poco taurinos como
diciembre, enero y febrero, tantas eran las ganas de toros que tenían los
gaditanos. Afamados matadores participarán en la corrida como el Sombrerero,
Curro Guillén y el Quemado junto a los picadores Ortis de Medina, Corchado de
Sevilla y Doblado de Jerez, perteneciendo los toros a las ganaderías de Don
José Velasco y Don Juan Moreno de Sevilla junto a la de Don José Prado y Don
Bartolomé Núñez de Tarifa”
Año 1814.
Primera
corrida de toros Constitucional.
Fue la primera de historia en Cádiz, el 19 de marzo de 1814 para conmemorar el
segundo aniversario de la Constitución y tuvo lugar en la llamada “Plaza Nacional” propiedad de Francisco Laiglesia Darracq, un nombre
importante en la historia del arma de Caballería.
Ya se habían celebrado diez corridas de
toros con anterioridad en ese ruedo.
Aquella tarde torearon Francisco Herrera Guillén, “El Sombrerero” y de media espada el gaditano Juan García “El Platero”. Los toros eran de la mejor
ganadería de aquellos años, la de Cabrera, y picaron varilargueros muy
importantes en aquella plaza empavesada para la ocasión: Cristóbal Ortiz, Luis
Corchado, Francisco Ponce y de sobresaliente Pedro Ortega.
Presidieron con sombrero de tres picos,
los concejales Manuel Luis Edwards y Pedro Manuel Sorela, en los intermedios
–antes durante la lidia no había música, solamente Madrid sigue así- la banda
interpretó marchas nacionales.
Al terminar la lidia hubo un toro de
fuego, luego un combate simulado con fuego entre dos jabeques y por último, a
costa del dueño de la plaza, un árbol de fuego alegórico –de fuegos
artificiales para entendernos- pero media hora después de los toros y fuera de
la plaza, en el Campo, como era conocido aquel paraje, luego Campo de las
Balas, donde estaban amontonados los cañones sobrantes del sitio y los desmontados
de la escuadra francesa.
En el orden de la plaza –militar- de ese
día se mandó al Batallón de Voluntarios que hiciera el despeje del ruedo –lo
que hoy hacen los alguacilillos- y a su banda de música que tocara en el coso.
Laiglesia había mandado que en ese árbol
alegórico, con fuego, aparecieran varias
leyendas: “Vivan las Cortes”; “Viva la
Constitución”; “Viva Fernando VII” y “Viva el Ayuntamiento”. Este último no
es de extrañar y era un poco conciliador porque Laiglesia había tenido no pocas
controversias con el cabildo Ciudad.
Año
1818.
El día 8 de junio de 1818 hace su presentación en Madrid la ganadería de José Pardo de Tarifa.
Así mismo en la testamentaría la ganadería de Beatriz Orta hace su
presentación en Madrid con fecha 26 de
octubre.
En este año Francisco Ponce picó en Madrid
toros de su paisana Beatriz Orta.
Año de
1825.
Se corren toros en Tarifa. Se echan de uno
en uno. Se cierran calles y puertas.
Todos los domingos se dejan pasear en
libertad toros por las calles de Tarifa; cuando estos animales son demasiado
salvajes, un hombre a caballo los sujeta desde lejos con una cuerda; pero la cuerda puede romperse
o el animal irritado revolverse contra
su conductor. Entonces se produce una confusión y brota un ruido que hace la alegría de los habitantes, y entonces se
mueven por la menor cosa. Cada uno intenta excitar al toro y dejar a su vecino
exponerse al peligro que él mismo ha provocado. En este juego las mujeres son
más apasionadas que los hombres. Estas dulces criaturas, cuando miran pasar el
toro por la ventana de su piso bajo, rechazan con alfilerazos, y dan gritos y
estallidos de risa salvaje, a los desgraciados cobardes o heridos que escapan
encaramándose a los barrotes de estas prisiones, honrados por cortesía son el
título de casas. Hay fugitivos forzados, a golpes de alfilerazos o de pequeños
estiletes, a volver a caer a la calle, donde entonces sí que corren peligros
reales. Sus fatigas, sus angustias solo provocan la risa pública. Yo no sé si
las heridas graves bastarán para detener el ímpetu de esa bárbara alegría; los
accidentes no faltan en estos bacanales; sin embargo, nadie piensa en prohibir
un divertimento tan salvaje. Ese placer no tiene la majestad de la fiesta de
los toros, no exige el mismo talento, aunque sea también cruel. Pienso que los
viejos y las gentes temerosas no saldrán de sus casas de Tarifa los días de los
paseos de toros.
Uno de los grandes placeres de los
bromistas andaluces es anunciar la llegada del toro por el lado donde no es
esperado. Entonces la gente se ríe con fuerza de la huida inútil de los más
experimentados. Desgraciados los cobardes, los débiles, los torpes, los viejos
y todos los que habitan en esta villa, no la mujer apasionada o el joven
andaluz vigoroso. En los momentos corrientes se aburren, los días de los paseos
de los toros ¡se matan! ¡Singular villa!
Año
1827.
Había en Tarifa 1.000 tratantes de ganado.
Año 1831.
El
Marqués de Custine insigne escritor-viajero, nos dice de le los Toros por las
calles en Tarifa:
“Todos los domingos se dejan pasear
en libertad toros por las calles de Tarifa, cuando estos animales son demasiado
salvajes, un hombre a caballo los sujeta desde lejos con una cuerda, pero la
cuerda puede romperse, o el animal irritado, revolverse contra su conductor.
Entonces se produce una
confusión y brota un ruido que hace la
alegría de los habitantes, y entonces se mueven por la menor cosa. Cada uno
intenta excitar al toro y dejar a su vecino exponerse al peligro que él mismo
ha provocado.
En este juego las mujeres son más
apasionadas que lo hombres. Estas dulces criaturas cuando miran pasar al toro
por las ventanas de su piso bajo, desgraciados cobardes o heridos que escapan
encaramándose a los barrotes de esas
prisiones, honradas por cortesía con el título de casas. Hay fugitivos
forzados, a golpes de alfilerazos o de pequeños estiletes.
Volver a caer a la calle, donde
entonces sí que corren peligros reales sus fatigas, sus angustias solo provocan
la risa pública. Yo no sé si las heridas graves bastaran para detener el ímpetu
de esa bárbara alegría.
Los accidentes no faltan en estos
bacanales, sin embargo, nadie piensa en prohibir un divertimento tan salvaje.
Ese placer no tiene la majestad de las fiestas de los Toros, no exige el mismo
talento, aunque sea también cruel.
Pienso que los viejos y las gentes
temerosas no saldrán de sus casas en Tarifa los días de paseo de los toros.
Uno de los placeres de los bromistas
andaluces es anunciar la llegada del
toro por el lado donde no es esperado.
Entonces la gente se ríe con fuerza
de la huida inútil de los más inexperimentados, desgraciados, los cobardes, los
débiles, los torpes, los viejos y todos los que habitan en esta villa, no la
mujer apasionada o el joven andaluz vigoroso.
En los momentos corrientes se
aburren, los días de los paseos de los toros ¡Se matan? ¡Singular villa!
También
otro viajero romántico, Richard Ford nos
dice:
Lo más peligros después de estas
tapadas mujeres tarifeñas, eran los toros, que solían ser soltados por las
calles, con gran entusiasmo del pueblo, asomado a las ventanas y horror de
quienes topaban con el incivil cuadrúpedo por las calles angostas.
Año
1834.
El día
19 de mayo, el picador tarifeño Francisco Tapia hace su presentación en Madrid a las órdenes
de Francisco Montes.
Año
1836.
Tras la boda con Concha Núñez, Abreu
administraría su ganadería y el resto de su patrimonio, que no fue cuantioso.
La ganadería de reses bravas que heredaría Concha de su padre, Bartolomé Núñez,
y éste a su vez, de su padre, Marcos Núñez Temblador, databa desde 1793.
Después de su boda, Abreu cambió el nombre de la ganadería y utilizó su propio
hierro.
Año
1840.
Hasta este año el picador Francisco Tapia
seguía en la cuadrilla de Francisco
Montes.
Año
1842.
El domingo 1 de mayo el diario El
Nacional de Cádiz escribía que en la
plaza de toros de Cádiz se lidiaban “toros
de muerte de la acreditada ganadería de don Joaquín Abreu con divisa verde y
encarnada”.
Adjunto
recorte de prensa.
Año
1843.
Hay Fiestas y como no Toros con motivo de
la proclamación de la Reina Isabel II
Como hemos comentado, Tarifa celebraba
fiestas por otros motivos, así, en cabildo de nuestro Ayuntamiento de fecha 26 de noviembre de 1843 se levanta acta
correspondiente a los festejos organizados con motivo de la proclamación de la
reina Isabel II que literalmente dice:
“Para
festejar este acontecimiento:
El día
primero será anunciado por un repique general de campanas y la banda de música
del Regimiento Prov. De Sevilla situada en un tablado erigido a propósito
tocará himnos patrióticos y piezas escogidas desde las 8 a las 9 de la noche;
al amanecer del dicho primer día , será saludado el pabellón nacional con
salvas de artillería y repique general
de campanas y las 10 se colgarán los balcones de la Ciudad, a las 11 el
Ayuntamiento en cuerpo y traje de ceremonia saldrá de la Casa Capitular con los señores convidados y se dirigirá a la
Parroquia Mayor de San Mateo asistiendo a la Misa de primera clase, Tedeum
Solemne que ha de tener lugar en celebridad de la exaltación al trono de
S.M,-concluida la función religiosa volverá la Municipalidad a las Casas
Consistoriales y sin pérdida de tiempo saldrá para la proclamación con las
autoridades civiles, militares y eclesiásticas, abrirán la marcha cuatro
batidores correspondientes a la Milicia Nacional de Caballería; seguirá una
unidad de Infantería del Ejército: dos convidados, los maceros, el Cuerpo
Capitular, los Reyes de Armas, el Alcalde primero, conduciendo el pendón real,
acompañado del Sr. Gobernador Militar, todos a caballo, y una columna de honor
de la fuerza del Ejército; Milicia Nacional de Infantería; la Caballería y de
Artillería con la Banda de Música.-La proclamación se verificará en los tres
tablados en la Plaza de la Constitución, Puerta de Jerez y Atrio de San mateo.
La carrera para el acto será: Calzada, Calle de la Luz a la Puerta de Jerez,
Calle de la Portería, Fuente, Trinidad, Valdés, Almedina a la Plaza de la
Constitución; calle de la Amargura, Plazuela de los Afligidos, Viento, Águila,
Plaza Nueva, calle del Sol, Calzada de Solís al Atrio de san Mateo, verificada
su proclamación quedará el pendón Real en el templete de orden Dórico,
lujosamente adornado al lado del retrato de S.M. que descubrirá y vitoreará el
Sr. Alcalde Presidente del Ayuntamiento.
Se
repartirán a los pobres 600 libras de pan, -a la tarde se correrán por las
calles cuatro novillos-. A las 7 de la noche se iluminarán todas las ventanas y
balcones de la Ciudad, y a la propia hora la municipalidad dará un refresco a
las Autoridades, Jefes y Oficiales del Ejército, Milicia Nacional, derivados y
ciudadanos convidados,- a las 8, principio fuegos artificiales y desde dicha hora hasta las 10 d la misma,
-Música ejecutará tocatas patrióticas, a las 11 dará principio el baile máscara
por convite en un Salón del Pósito Público decorado expresamente. Desde el
momento en que haya concluido la situará una Guardia de Honor en las salas
Capitulares compuesta de los Sres. Jefes
y oficiales de todas las armas de la guarnición, retirados y Milicia Nacional
al mando del Coronel D. Matías Cantero, la cual dará centinelas que se colocarán en interiores del templete a los lados del retrato de S.M.
El
Segundo Día repique general de campanas,
colgaduras etc. Reparto 600 libras de pan a los pobres- por la tarde novillos-
a las 7, procesión con el retrato de S. M.
El
Tercer día fiestas por el estilo, iluminación, bailes, etc.”.
La ejecución de este programa, según acta
del 1 de diciembre de 1843 así lo comenta:
“El
Alcalde conduciendo el Pendón Real que donara Sancho el Bravo, según tradición
como estaba en el programa , próximo a la Puerta de Jerez echaron pie a tierra
todos los señores subiendo al tablado en cuyo centro se colocó la primera
autoridad política: los Reyes de Armas impusieron silencio y llamaron la
atención, escuchad, oíd. El Sr. Alcalde enarbolando el Pendón dijo: Castilla,
Castilla, Castilla; la siempre fiel y heroica Ciudad de Tarifa proclama por su
Reina Constitucional a la Señora Doña Isabel II de Borbón; vitoreada S. M. repetidas veces volvieron a caballo dichos señores
continuando la procesión a la plaza de la Constitución en cuyo centro se
hallaba otro tablado, volvió a repetirse la ceremonia en los mismos términos y
finalmente en el atrio de San Mateo”
Año
1844.
En este año únicamente reseñar a ANTONIO IGLESIAS “El Tarifeño”. Novillero nacido en Tarifa el 4 de enero de 1844.
Vivió en Éibar y toreo en muchas plazas del Norte
Año
1845.
Richard Ford, escritor, viajero
inglés dijo en su libro de su paso por
Tarifa entre otras muchas cosas, lo siguiente:
“Lo
más primoroso, después de estas tapadas mujeres tarifeñas, eran los Toros, que
solían ser soltados por las calles, con gran entusiasmo del pueblo, asomado a
las ventanas y horror de quienes topaban con el incivil cuadrúpedo por las
calles angostas…
Otro escritor Pascual Madoz en su libro
dice sobre Tarifa que:
“Las
grandes vacadas que cría en sus montes producen muy buenos y acreditados
ganados para la lidia en las plazas.
En este año hubo polémicas con el
Ayuntamiento por parte del poder eclesiástico centradas en:
“Correr
los toros por las calles, puntualmente a la misma hora que están entrando los
fieles a Misa de doce u otras Fiestas
eclesiásticas, haciéndose necesario en semejantes casos cerrar las puertas de la Iglesia y volverse
muchas personas sin asistir a los
Divinos Oficios”
Una conducta que el Vicario achacaba a un
trato de favor del Ayuntamiento hacia los Carniceros locales. Se murmuraba que:
“Los
que aquí gobiernan quieren tener a los carniceros, contentos y por buenos
amigos, pues lo contrario no trae pan a casa”
El Ayuntamiento mandó realizar al
escribano local, Rafael Balongo, un expediente que posteriormente fue remitida
al Obispo donde constaban los daños y
quebrantos causados a la Corporación Municipal, esencialmente la desobediencia
debida al poder civil.
Tomadas las consideraciones
correspondientes el Obispo ordenó al Vicario de la ciudad que devolviera las
llaves del templo a la autoridad municipal, lo que hizo a través del Notario de
la Vicaría.
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