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sábado, 18 de mayo de 2019

EN MADRID QUE ATOREE SAN ISIDRO.


EN MADRID QUE ATOREE SAN ISIDRO.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
La frase: “En Madrid que atoree San Isidro” ya la pronunció en su día Rafael Guerra “Guerrita”, porque la afición no le podía perdonar la facilidad con la que lidiaba todo lo que salía por chiqueros.
Pero nuestro amistoso Davíd Galván debería repetir la frase porque el viento huracanado que soplaba en La Plaza de Toros de Las Ventas en el día de su cita isidril, con rachas de hasta 50Km/hora, no le permitió manejar las telas de torear haciendo imposible adaptar el toreo a los soplidos de Eolo por ese FLAMEAR tanto del capote como de la muleta.
Ya es hora que, una vez por todas, la primera plaza de toros del mundo dote de unas medidas de seguridad mínima tanto a los coletudos que se ponen delante del toro-toro, cómo a los aficionados y menos aficionados que acuden para ver el desarrollo de un festejo sin que sea el dichoso viento quien marque la pauta del desarrollo. Estamos en el siglo XXI y hay técnicas más que sobradas para poner techo a Las Ventas y evitar que se caigan las estructuras llevadas a efecto, pues lo que falta es VOLUNTAD en los responsables de llevarlo a buen término.
El torero afincado en la villa de Los Barrios (Cádiz) aunque de procedencia cañailla, bastante hizo con estar delante de sus verdaderos enemigos con esa aparente tranquilidad que le proporciona su VALOR, aun siendo consciente que en cualquier momento, unos toros que, tampoco fueron un dechado de buena bravura, podían llevarlo al hule. El contrasentido fue que el susto grande nos le llevamos y, él también se lo llevaría a pesar de su certera reacción, cuando tras perder pie cayó indefenso ante la cara del toro. ¡Su valor le salvó de la cornada!, pues caído en el suelo no soltó la única defensa con la que contaba, ese capote que propició su propio quite al toro cuando iba a cornearle. Luego…siguió aparentemente tan tranquilo como si nada hubiera ocurrido.
Gran mérito el de este torero al que hemos tenido la oportunidad de seguirle muy de cerca desde sus primeros pinitos taurinos y hemos visto sus continuos progresos a quien ha de ganarse  sus contratos día a día, sin que en muchas ocasiones sus indudables méritos sean reconocidos en los despachos empresariales que se pliegan siempre a las exigencias de los figurones del escalafón.
Los de esta zona del Estrecho de Gibraltar padecemos con demasiada frecuencia ese molesto Levante que lo más que nos puede proporcionar, aparte de cegarnos los ojos con la arena que transporta, alguna caída que otra y dolores de cabeza derivados de los cambios de presión atmosférica, pero en Las Ventas del Espíritu Santo, ese viento puede llevar al torero directamente al tanatorio cuando el ángel de la guarda, el amigo doctor D. Máximo García Padrós no pueda hacer el milagro que se le escapó al labrador San Isidro.
David es culto, serio, educado y cariñoso con quien le muestra respeto. No es conflictivo y eso tampoco es valorado actualmente en la sociedad actual.
Amigo David, PUEDES ESTAR ORGULLOSO  del toreo que exhibiste  en la Plaza de Las Ventas en unas condiciones intolerables. ¡Tú oportunidad LLEGARÁ!
Reportaje gráfico de David Galván.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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