AFICIONADOS TAURINOS
TARIFEÑOS. HOY MANUEL ROMÁN GARRIDO.
Por
LUÍS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Manuel Román Garrido nacido el 11
de mayo de 1954. Su oficio cerrajero.
Es
un hombre muy particular tanto que, “como muestra este botón” que sirva de anécdota.
En
el momento de la entrevista un amigo Antonio Garrido me estaba sustituyendo
(por pérdida de llaves) una cerradura en una caja fuerte portátil y le dije:
- ¡Hombre Manuel!. ¿Con que cerrajero y le
dejas a Antonio que me sustituya la cerradura?
Contestándome:
- Lo que pasa que yo no le voy a quitar al amigo
Antonio las herramientas de las manos, porque lo considero una falta de
respeto. Pues a mí me quitó uno, unas tijeras cuando estaba cortando una chapa
de aluminio y le dije que: ¡No me quitara las herramientas!
Como
se puede constatar una forma muy particular de ver la vida con el respeto por
encima de todo.
La
afición a los toros le viene heredada de su padre que era un gran aficionado.
Tanto que, cuando ya mayor no salía de casa, él le grababa las corridas de
toros de Canal + toros para que las viera tranquilamente por las mañana.
Le
pregunté si su padre iba a los toros con mi suegro que era un gran aficionado y
me contesta:
-Se llevaban bien, pero no iban juntos
a los toros. Pues tu suegro Pacheco iba con Chamorro un marinero que era su
íntimo amigo.
Su
primera corrida la vio en Tarifa. Se trataba de una novillada en la que toreaba
Juan García “Mondeño”. Fue
acompañando a un vecino que estaba muy torpe (haciendo de lazarillo) quien, se
lo pidió a su madre diciéndola:
- Voy a pagar la entrada a Manolito para que me
acompañe.
Recordó
a “Mondeño” cuando pasados los años
vio la película “El Niño de las monjas”
protagonizada por el torero de Puerto Real nacido en enero de 1934.
Me
habla de la gran afición a los toros que había en Tarifa y me refiere que en
esta plaza debutó el primer torero inglés de la historia un tal Frank Evans que
se apodaba “El Inglés” y que según
Manuel era de Gibraltar, pero que en realidad había nacido en Salford el 18 de
agosto de 1942, quedándome la duda si se trata de este torero o no.
Asistió
al festival organizado por Antonio Ordóñez el 21 de septiembre de 1974 donde
actuaron Antonio Ordóñez, Francisco Rivera “Paquirri”,
Miguel Márquez y el novillero Alfonso Galán y me refiere, emocionado, que en
él “Paquirri”
picó a su toro y conoció a Carmina Ordóñez, quien, asistió junto a su hermana Belén al festival y que un
servidor de ustedes también vio al coincidir con unas vacaciones en que me
desplacé a esta ciudad.
Prácticamente
vio todos los festejos que tuvieron lugar en la plaza de toros de Tarifa, y
refiere a toreros tales como Joaquín dos Santos “El Caletero”, que era un becerrista, Fernando León “El Tarifeño”, “El Chato de Málaga”, Miguel
Piñero “Cayetano,“El Trueno de Conil” del que refiere que ponía las banderillas con
la boca.
También
nombra a los matadores de toros:
“Miguelete”, “El Merlo”, “El Pavero” David Galán a los que he tenido ocasión de ver
torear en varias ocasiones.
Su
esposa no es menos taurina desde que trabajó como aprendiz en la peluquería que
el torero Antonio José Galán tenía en Fuengirola.
Refiere
que entró con la entrada denominada de “oficio” perteneciente a un cabo de la
guardia civil que era vecino y no aficionado a esos eventos, cuando por aquellos tiempos trabajaba en la fragua
del denominado Tiznao.
A
la feria de Algeciras iba todos los años con su padre. Refiere que vio una vez
dar 17 descabellos a un cornúpeta a Emilio Oliva hijo y que finalmente metieron
al toro en el corral vivo.
Pregunta
por la edad de este torero Chiclanero y le refiero que Emilio Oliva Baro nació en el año 1963 en Madrid pero se crió
en Chiclana de la
Frontera. Fue novillero puntero saliendo en el año 1984 a hombros por la Puerta del Príncipe en
Sevilla, tras cortar 3 orejas a una novillada de D. José Murube.
Tomó
la alternativa en el año 1985 en El Puerto de Santa María de manos de “Rafael de Paula” y como testigo José
Luís “Galloso”.
Confirmó
en Madrid en el San Isidro de 1985 en
una corrida de Pablo Romero actuando de padrino
Francisco Ruiz Miguel y como testigo el extremeño Luís Reina.
Finalmente
dice que sabe que Oliva dejó los toros y puso un negocio de compra-venta de
coches. Refiere que Oliva, el padre, ha sido el torero que más cornadas ha recibido
y que se casó “in articulo mortis” en
Algeciras tras operarlo D. Fernando Argüelles. Aquí el amigo Manolo sufrió un lapso de
memoria, dado que Emilio Oliva Tornell que se anunció en los carteles al
principio de su oficio como “El Chamaco
de Chiclana” nació en el año 1938.
Tomó la alternativa en El Puerto de Santa María de manos de Antonio
Ordóñez y cómo testigo Jaime Ostos y que
la cornada fue en Madrid el día de su confirmación teniendo como padrino al
colombiano Pepe Cáceres y cómo
testigo a Rafael Chacarte. Fue el 13
de octubre de 1963 y efectivamente se casó “in articulo mortis” pero en Madrid
y fue atendido por el equipo médico de Las Ventas integrado por los doctores
Jiménez Guinea y García de la
Torre y que un servidor de ustedes siendo estudiante de 3º de
carrera de Veterinaria en Madrid tuve la
oportunidad de ver con una entrada que me regaló un profesor de Veterinaria que
formaba parte del equipo veterinario de la Monumental. El
toro se llamaba Desteñido y era del
hierro de Jaral de la Mira.
Es
un hombre que lee mucho y que ve mucha televisión. Está dotado de una gran
memoria.
Me
habla de la muerte de Sebastián “Palomo
Linares” y me cita sus 69 años y de que le van a tirar sus cenizas en la
finca que tiene en Salamanca.
Yo
le refiero que presencié la última corrida que el torero de Linares toreó en Valladolid en el año 1993.
Seguidamente
hablamos de los tragos que los toreros pasan ante el toro y yo le refiero el
hecho de las lecturas del holter que le pusieron, con fines experimentales, al
matador de toros Sergio Sánchez durante el desarrollo de una corrida en
Valdemorillo dando como resultado el stress cardíaco ha que están sometidos los
practicantes del “arte de Cúchares”, con 170 pulsaciones por minuto en le
tercio de banderillas.150 p.p.m durante la faena de muleta. 175 p.p.m durante
la realización de la suerte suprema y 180 p.p.m al recoger los trofeos. ¡Prácticamente al borde el infarto!
Manolo
sale todas las mañanas a pasear en compañía de nuestro común amigo, Antonio
Garrido.
Les
hablo de que es bueno hacer ejercicio diariamente (yo lo hago en bicicleta)
pero con cuidado de no sobrepasar las 120 pulsaciones por minuto y que la
actividad en algo que nos guste es saludable lo que lleva a “raja tabla” el
amigo Garrido siempre ocupado en chapuzas perfectamente rematadas (es un
perfeccionista) en el taller en que ha
convertido su garaje y donde nos reunimos en muchas ocasiones para hablar de lo
divino y de lo humano.
A
Manolo la gracia le rezuma por los cuatro costados. Los chistes se le atropellan
en el cerebro casi con tanta fluidez como al amigo Juan Hoyos, con el que es
compañero de excursiones a ver fútbol pues Manolo fue el fundador del equipo de
fútbol Punta Meridional” que era el segundo equipo de Tarifa y que surgió
como competencia al primero que era el
Tarifa C:D.
Las
anécdotas de sus innumerables vivencias,
adquiridas durante su trabajo por espacio de más de diez años en la fragua, son
graciosísimas por el énfasis y el calor
que pone al referirlas, aderezadas con la gracia gaditana, única en su género...
Acabo
esta semblanza de Manolo con la siguiente anécdota para que se hagan una idea
del por qué me relaciono con estas sencillas y excelentes personas:
Cuando
el hizo la primera Comunión, como era el
más chico le tocó hacerla con la ropa de su hermano mayor de nombre Paco, ya
que la economía familiar no permitía los dispendios de hoy, donde según Manolo la Comunión de los tiempos
actuales, empieza porque el niño lleva un cristo de oro de ley, mientras él lo
llevó de baquelita (la resina sintética creada
en 1907 por el belga Leo Baekeland) de la que refiere:
-
Cómo arrimara el cura la vela a la hora de comulgar el Cristo
ardiendo”.
Resultaba
que Paco era mayor en edad pero más chico en constitución física.
-Mi madre
me probó la ropa cuando mi hermano hizo la comunión y la verdad es que me
estaba estupenda.
Pero
pasados cuatro años:
-
Cuando me puse la ropa a mi no se me veía
ni el entorchao de capitán, pues mi traje era de la marina. No de voluntario
sino forzao ya que el traje era de mi hermano.
Y
por si fuera esto poco como no había dinero para comprarme unos zapatos:
- Hube
de ponerme los de mi hermano cuando yo calzaba el 43, y eran del 40.
Mi
madre me prueba los zapatos el día antes por la noche.
-
Unos zapatos que como ya habían recorrido
todos los pies de las comuniones de todos los primos, tenían como mínimo veinte
capas de Kanfort. Aquello no eran unos zapatos, sino las botas de un buzo.
Y
mi madre me decía en esos momentos nocturnos:
-
Manolito hijo: con lo que hay te tienes
que apañar. Y yo en la comunión parecía que llevaba unos zancos, con los pies
engurruñaos
Eran
tiempos en los que quienes tenían dinero para las fotos se hacían fotos de
comunión y el que no, hacía una estampita que según recomendación de su madre
no debía dar a quien no le diera un duro.
El
reclinatorio para hincarse de rodillas se lo hizo Alfonso “El Jorobao” con las tablas de los cajones de leche condensada y le
cobró a mi madre por la obra cinco duros.
Tampoco
en aquellos tiempos había esos meses de catequesis preparatoria para el
Sacramento de la Comunión :
-
Tú ibas un mes antes porque el maestro de
tu escuela te decía:
- Como no vayas, mañana no hay queso,
ni leche en polvo ni polvorones.
Y
naturalmente no tenías más remedio que ir.
Y
continúa:
-Yo,
cuando me quité los zapatos de la
Comunión tenía los dedos como las tagarninas, ¡encojíos!
No
obstante lo cual hube de acompañar a mi madre que nos llevó a casa de su tío
Julián Garrido a mí y a mi hermana, dos años mayor que yo, que hizo la comunión
conmigo al tener que retrasarla a consecuencia de la infección de la vacuna de
la viruela.. En esa casa del tío, vi,
por primera vez un frigorífico americano que había que darle con el pie
abajo en una palanca para que se abriera.
Cuando
llegamos estaba la mujer que se llamaba María y quien nos dijo:
-Tu tío Julián no ha llegao.
Se
encontraba en el puerto calificando y envasando pescado en las cajas de madera
con hielo que luego vendía al por mayor. Ganaba mucho dinero, por ello y,por su
afición a los toros, llegó a ayudar a Miguel Mateo “Miguelín” en sus inicios taurinos.
- Hubimos de esperar una hora mientras
los dedos de los pies me hervían al tiempo que el Kanfort se estaba derritiendo
del calor de mis deos.
Cuando
llegó mi tío nos dio un billete de QUINIENTAS PESETAS. Era un billete como la
portada de un libro. Un billete celeste.
-¡No corríamos na! mi hermana y yo con
el billete. Y detrás mi madre que nos quería quitar el billete de quinientas
pesetas.
Cuando
llegamos a casa mi abuela le dijo a mi madre:
- Amalia: con esto hay para dos meses
de comida.
Y
hoy resulta que yo voy, de aquí a unas semanas, a la Comunión del hijo de mi
sobrino el electricista, a la que estamos invitados ciento cincuenta personas.
Antes
íbamos, después de la ceremonia religiosa, al Colegio que estaba donde ahora
está ubicado el Hogar del pensionista y te ponían una olla de chocolate que se
te quedaba el cazo tieso y unos bollos que hacía Julio Groso, que al meter el
bollo en la taza te la traías para arriba pegada al bollo.
El
bizcocho se bebía el chocolate y llegaba la que servía con una cafetera que era como una freidora de churros
de la de ahora y te ofrecía más chocolate.
- ¿Queréis más chocolate, hijos?
- Lo que quiero, es otro bollo!
Ahora
es Antonio quien interviene para referir que los zapatos de su comunión eran
coloraos con la suela de tocino y de la marca Segarra y refiere:
- Caminábamos levantando los pies para no gastar la
suela.
Zapatos
que iban tintando de distintos colores para utilizarlos en las ferias
subsiguientes pues, esos zapatos eran eternos.
En
la actualidad Manolo ha de auxiliarse en sus desplazamientos de una muleta a
consecuencia de una operación de prótesis de cadera que le “quedó malamente” como él
dice
Y
así,en estos ambientes va transcurriendo mi vida en las horas que doy por
libres en mis quehaceres de escritura y lectura en los días que permanezco en
la ciudad de “Guzmán El Bueno”. Tomando apuntes de estas y otras anécdotas enriquecedoras
siempre, para luego referirlas en mis escritos.
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