Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Hoy los espectadores de
Que en Madrid han bajado, en la
temporada actual, los límites de exigencia en cuanto a trapío del toro se
refiere, NADIE LO PUEDE DUDAR.
Tanto se ha incidido en eso del “toro armario” –por ello fuera de tipo- que la reiteración ha llegado a
hacerse norma y finalmente los equipos presidenciales de Las Ventas, “han pasado por el aro” impuesto por los profesionales de esto, con gran
desconsuelo y disgusto por parte de Asociaciones Taurinas tales como El Toro de Madrid que se siente
cada vez menos apoyado en sus justas y fundadas reivindicaciones.
Y con este panorama taurino,
algunos toreros emergentes han
cortado orejas por partida doble y otros ya
consagrados, incluso han salido por la puerta grande –que ya no es la Puerta Grande- porque los presidentes nuevos corren con
los tiempos que vivimos, donde el nivel de exigencia ha alcanzado el escalón mínimo
como la vida misma donde la permisividad es agobiante. Orejas pedidas por un público
lerdo en su mayoría, que ha ocupado el sitio abandonado por los aficionados de
pro, donde solo queda el amigo Faustino Herranz “El Rosco” , aunque
ligeramente “acatarrado” en su reivindicaciones, más por aburrimiento que por
enfermedad.
Solo algunos valientes, pocos, y desesperados,
en su mayoría, se atreven a comparecer con hierros complicados tales como
los: Baltasares, antiguos Pablorromeros , Adolfos y Victorinos y finalmente
Miuras, que serán los postres –mejor platos fuertes- de este final de Feria
Taurina de San Isidro 1015.
Esperemos y deseamos que el peligroso
viento de esta plaza les respete y no colabore en complicarles aún más la vida jugada esta vez de verdad.
¡SUERTE Y TRIUNFOS DE VERDAD, QUE
NO NEBULOSAS COMO HASTA AHORA!
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