LA
FAMILIA TAURINA DEBERÍA ESTAR DE LUTO POR UNA GRAN PÉRDIDA.
Por
LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Un
bilbaíno grandote, aunque nacido en Durango un 14 de febrero del año 1943, que
siempre estaba en burladero de callejón del coso de Vista Alegre, donde su
imagen elegante y señorial destacaba tanto física como humanamente dando prestancia
al evento.
Era el Alcalde de la ciudad de Bilbao, D.Iñaki Azkuna Urreta, doctor en
Medicina y Cirugía “cum laude” por la Universidad de Salamanca, tras obtener la
especialidad en radiología y cardiología.
Se trasladó a la Universidad de París
para durante dos años trabajar como investigador en el Hospital Broussais, lo
que le sirvió no solo para rematar su preparación académica, sino para conocer a la que
luego se convertiría en su esposa, la bella mexicana Anabella Domínguez, Licenciada en Filología Francesa.
En
el año 1973, Iñaki regresó a Bilbao para ejercer como profesor de Medicina
Física y Radiología de la Universidad del País Vasco al tiempo que ejercer en
el Hospital de Cruces de Baracaldo, donde en el año 1981 fue nombrado director
general del mismo y dos años después Viceconsejero de Sanidad para escalar ocho años
después, el puesto de Consejero de Sanidad de la mano del lendakari Ardanza consciente de su enorme valía gestora.
En
el año 1999 se convirtió en Alcalde de Bilbao, donde ha permanecido
incombustible en su puesto hasta que la cornada de un cáncer de próstata acabó
con este galeno insigne y no menos insigne político, al que me atrevo a
calificar como el “Carlos III de Bilbao” por la importantísima transformación
urbanística que llevó a cabo en la ciudad que rigió. La Alhóndiga, el nuevo
edificio de oficinas municipales y la reforma del mercado de la Ribera fueron sus realizaciones sin que
el consistorio bilbaíno contrajera deuda alguna. Se fue sin ver concluida su
obra cumbre que no era otra que la conversión de la península de Zorrozaurre en
una isla en medio de la ría con la apertura del Canal de Deusto
Condecorado
como: Oficial de la Legión de Honor de la República francesa; Premio Alcalde del
Mundo por haber logrado la transformación de la ciudad de Bilbao de industrial
y gris a turística y moderna. Poseedor de la Gran Cruz de la Orden Civil de
Sanidad del Ministerio de Sanidad y Consumo de España.
No
sé si sería consecuencia de verse impregnado por la afición taurina de su
esposa a la Fiesta de los Toros o por su estancia como estudiante de medicina
en tierras salmantinas, lo cierto es que era un aficionado ejemplar al "arte de
Cúchares" y defensor a ultranza de la Fiesta de Toros en la ciudad que regía y
que no permitió nunca que se cuestionara
la desaparición de la Fiesta Taurina en su ciudad y en su plaza de toros donde
la Feria del Toro es símbolo de la misma.
El mundo del toro ha perdido un aficionado de verdad y la política un político honrado a carta caval, por lo que esperemos
que el mundo del toro reaccione y tras
el minuto de silencio que hoy le dediquen en el paseíllo de la plaza de Vista
Alegre madrileña, se hagan las gestiones pertinentes para concederle la Medalla
de Oro de las Bellas Artes por el apoyo que ha prestado a la Fiesta con
defender la Aste Nagusia, frente a los políticos antitaurinos de su país, que ya
tiene programados, con todo rigor por actuaciónes anteriores, los carteles de la presente temporada.
¡Descanse
en Paz ALCALDE Azcuna!
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