PRIMERA
CORRIDA DE FERIA EN EL CICLO SAN MATEO 1981 DE VALLADOLID.
Por
LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Desconocemos
el motivo por el cual la feria grande ha comenzado como el cocido maragato en
su degustación, al revés. Empezó con una corrida del arte del rejoneo donde
hubo una sustitución de un caballero rejoneador anunciado en los carteles como
Riveiro Telles por otro de la misma nacionalidad Emidio Pinto que llegó, para
actuar, por los pelos, al que se agregaron Luis Miguel Arranz, Joao Moura y
Joaquín Buendía.
Cuarteto
que ya habíamos tenido oportunidad de ver en las ferias anteriores en diversos
pueblos de la provincia, pero que como en Valladolid se vive el caballo, pues
los aficionados al arte ecuestre llenaron la plaza del paseo de Zorrilla en sus
tres cuartas partes.
La
mayoría del público confundió durante, las mas de dos horas y media que duró el
festejo, a Riveiro Telles con su sustituto por aquello de que la empresa no
anunció la sustitución. Y nos quedamos con las ganas de comprobar si Riveiro
nos habría sacado del aburrimiento en que se convirtió esta corrida de rejones, si bien lo cierto fue que su sutituto fue junto a Moura el más entonado del festejo.
La
verdad es que los toros de nuestra amiga
esposa del empresario, Ángela Rodríguez de Arce, con diferencia a otras
corridas lidiadas, estuvieron bien presentados
y salvo el tercero que manseó en exceso, y el segundo que no quiso
colaborar, los demás fueron merecedores de buena nota sobresaliendo el primero
y el quinto que merecieron alta calificación.
Luis Miguel Arranz en su primer
oponente de arrancada boyante estuvo sin ánimos de arrimarse. No obstante lo
cual colocó un gran par de banderillas de poder a poder lleno de emoción.
Mató
de un rejonazo desprendido pero como el toro cayo pronto las palmas de la
concurrencia le animaron a dar una vuelta al ruedo por su cuenta y riesgo.
Joao Moura es un torero muy conocido y
querido por estas tierras. A pesar de que con el paso del tiempo su toreo se ha
asentado y ha perdido espectacularidad, ha ganado en precisión en los quiebros,
lo que encandila al público. Su tendón de Aquiles sigue siendo el rejón de
muerte. En esta ocasión le cayó atravesado pero como el toro cayó rodado le
concedieron una oreja que paseó en triunfo por el ruedo.
Javier Buendía al que siempre hemos
admirado por su monta pausada y mandona, ha tenido una tarde para olvidar. Tras
cambiarle el toro que fue un manso de solemnidad Buendía no se acopló en ningún
momento con el semiastado. Pasó muchas veces en falso a lo largo de la media hora
larga que duró su actuación, por lo que el público se puso en contra de él, si
bien cuando el toro dobló le silenciaron la labor.
Emidio Pinto en el cuarto toro del
festejo que fue el más bravo de la corrida, lo toreó extraordinariamente, dando
ventajas al toro y saliendo airoso del trance. Clavó excelentes pares de
banderillas. Mató de un rejón en todo lo alto, pero el público no dio
importancia al rejón de muerte y no pidió un trofeo que se me antoja bien
ganado. La vuelta al ruedo premió su labor.
Por
colleras:
Luis Miguel Arranz y Joao
Moura en el quinto de la tarde un toro bravo, salieron desmelenados y ello
llevó el interés por el público.
Protagonizaron un excelentes tercio de banderillas y en un pis pas con gran dominio de los caballos acabaron con
el toro y el público pidió de manera mayoritaria las dos orejas que presidencia
concedió a los dos rejoneadores.
En
el sexto de la tarde Joaquín Buendía que fue el encargado de colocar el rejón
de muerte fallo estrepitosamente tirando por tierra la buena labor realizada
por su compañero de collera Emidio. Los espectadores aburridos y cansados de la
duración del festejo, comenzaron a abandonar la plaza antes de que el toro
doblara.
Al
final podemos decir que el portugués Joao
Moura fue el salvador del festejo.
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