EL INCENDIO DE LAS ANDANADAS DE LA PLAZA MONUMENTAL DE MADRID.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Había en Madrid una vieja plaza de toros cuya primera piedra la colocó el entonces Alcalde de Madrid Conde de Toreno el 29 de octubre del año 1872, siendo inaugurada, dos años después, el 4 de septiembre.
Era un edificio de arte neomudéjar que ofreció su último espectáculo el 14 de octubre de 1934 y cuyo derribo comenzó 24 horas después, debido a que la afición por los toros era muy grande en aquel entonces, se quedó pequeña y su espacio al ser derribada, quedo en una explanada que es la que actualmente ocupa el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, concretamente donde confluyen las calles Goya Lombia, Fuente del Berro y Jorge Juan.
Y fue José Gómez “Joselito” con proyecto de su amigo el arquitecto José Espeliú, quien propuso la construcción de una gran plaza de toros llamada Monumental con la finalidad de abaratar el precio de las localidades y dar albergue a los muchos aficionados.
Manos a la obra, tras la cesión de unos terrenos a la Diputación de Madrid por parte de la familia Jardón en Ventas del Espíritu Santo, con la condición de llevar la explotación del coso durante cincuenta años.
Y comienzan las obras de construcción el 19 de marzo de 1922 de la segunda plaza de toros con más aforo del mundo (23.798 espectadores) por detrás de la monumental de Méjico y delante de la la de Valencia (Venezuela) (18.708 espectadores) y segunda en el mundo en cuanto a ruedo más grande (61,5 metros) detrás de la de la Maestranza de Ronda (66 metros).
Y esta plaza sin que se notase nada en la inspección que suele hacerse tras finalizar los espectáculos, tras la finalización de la novillada del 7 de julio del año 1963 a eso de la una de la madrugada se vio fuego en las andanadas de sol por debajo del reloj que hay en el tejado.
Acudieron los bomberos de inmediato pero el fuego había tomado tal dimensión y fuerza que nada pudieron hacer por salvar a las viejas maderas resecas aún contando con la colaboración del Equipo para sofocar incendios de la base hispano-americana de Torrejón. Al arder las puertas de las andanadas por los pasillos se formaba una chimenea de tiro de las llamas y éstas rápidamente invadían el maderamen.
La pericia y valor de los bomberos dominó pronto el fuego por lo que solamente se evacuaron, por precaución, los caballos de la cuadra con la finalidad de dejar despejado el patio de cuadrillas y sus dependencias porque de ellas se servían de espacio auxiliar los bomberos.
Parece ser que el incendio fue provocado por una colilla mal apagada que contó, no obstante con la suerte de que la instalación eléctrica, protegida con fundas metálicas, para nocturnas no fue afectada por lo que se pudo trabajar, aun en los momentos de mayor intensidad del incendio, a la luz de los focos.
Únicamente se perdió un festejo y la temporada se reanudó once días más tarde.
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