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viernes, 11 de abril de 2008

LA DECIMOCUARTA CORRIDA DEL ABONO SEVILLA 2.008.

Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor.

Se habían suspendido dos corridas del ciclo seguidas, lo que al parecer nunca había sucedido y el refrán dice: “a la tercera, va la vencida”, pero tampoco esta vez pudo ser por la falta de flexibilidad de un presidente en la interpretación de un Reglamento Taurino, al que en varias ocasiones hemos tildado de imperfecto, por impreciso.
Los toreros de hoy:
Salvador Vega: nace el 10 de febrero d 1.984 en Málaga.
Alternativa: el 16 de febrero del 2.003 en Nimes (Francia) con “Joselito” de padrino y César Jiménez como testigo.
Confirma el 4 de octubre del 2.003 con Javier Conde y Morante de la Puebla como testigo.
Salvador Cortés: nace en Mairena del Aljarafe (Sevilla) el 3 de agosto de 1.981.
Alternativa el 11 de abril del 2.005 en la Maestranza de manos de Morante de la Puebla y Matías Tejela de testigo.
Confirma el 10 de mayo del 2.006 con Miguel Abellán y Antón Cortés de testigo.
Daniel Luque: nace Gerena (Sevilla) el 21 de noviembre de 1.889.
Alternativa el 24 de mayo del 2.007 en Nimes (Francia) con “El Juli” como padrino y Sebastián Castella como testigo.
Los toros:
De Alcurrucén que pertenecientes a los hermanos Lozano son de puro encaste Carlos Núñez.
Tres jóvenes toreros que venían con toda su ilusión a actuar en Sevilla por aquello de que esta plaza, junto con la de Madrid, abre las puertas de la temporada que se avecina. ¡Era su oportunidad! y no estaban dispuestos a desaprovecharla aunque “cayeran chuzos de punta”. Naturalmente con esta disposición era difícil que el agua, aunque “jarreara” les parara en su empeño de intentar triunfar.
El que hacía de director de lidia con un terno rosa palo y oro, y los otros dos con el terno de los toreros machos; el grana y oro, esperaban en la capilla que viniera el Presidente de la corrida y examinar juntos ese albero, que había sido sustituido en gran parte, del coso maestrante, para consensuar el llevar la corrida para adelante.
Tras el examen del ruedo, el Presidente aplicando el Reglamento en su Artículo 63 que transcribo textualmente:
Artículo 63. Suspensión del espectáculo.
1. Cuando exista o amenace mal tiempo de forma manifiesta haga fuerte viento que pueda impedir el desarrollo de la lidia, el Presidente o Presidenta del espectáculo recabará de los espadas actuantes y del representante de la empresa organizadora, antes del comienzo de la corrida, su opinión ante dichas circunstancias, advirtiéndoles, en el caso de que decidan iniciar el espectáculo, que una vez comenzado el mismo sólo se suspenderá si la meteorología empeora, sustancialmente, de modo prolongado.
Decide con ponderado criterio esperar media hora, para ver si cesa la lluvia que en ese momento caía de manera persistente. Decisión con la que están de acuerdo los espadas actuantes y el representante de la empresa.
Y, por falta de megafonía, inexplicable en una plaza de la enjundia de la Maestranza, se exhibe una tablilla donde se dice textualmente:
EL COMIENZO DE LA CORRIDA SE DEMORA 30 MINUTOS.
Acto seguido, toda la comitiva se va en “amor y compaña” a refugiarse al sitio donde la lluvia no les empape.
Pero ocurre que justo cuando han transcurrido seis minutos una nueva tablilla hace su aparición con el rótulo, escrito con más prisas y peor letra donde reza:
LA CORRIDA DE HOY QUEDA SUSPENDIDA
Creando el estupor en la terna actuante que al verlo decide ir a ver al Presidente con la finalidad de pedirle explicaciones por esta suspensión a todas luces partidista al tiempo que impiden la salida de la tablilla al ruedo como información a los espectadores.
No están de acuerdo con la suspensión de la corrida de “golpe y porrazo” por decisión presidencial sin respetar lo acordado de esperar treinta minutos a ver si la lluvia amainara.
Los tres matadores están dispuestos a realizar el paseíllo sin que la autoridad esté en el palco, tras un intercambio de palabras fuertes entre ellos y el presidente Sr. Pulido Plaza. Los toreros se negarán a firmar las actas de la corrida.
Se dirigen al centro del ruedo para indicar a los espectadores que están dispuestos a echar la corrida para adelante. Hasta allí se dirige el delegado gubernativo y habla con ellos durante unos minutos. No podemos saber que se habla pero finalmente los diestros se dirigen nuevamente hacia el patio de cuadrillas.
El delegado venía de parte del Presidente que les ha conminado a que vayan a hablar con él.
Mientras los tres matadores acceden a la entrevista con el Presidente, -con la condición de que la tablilla de suspensión no salga al ruedo-, en el despacho donde se dirimen el resultado final de los reconocimientos con los veterinarios de la corrida del día, dejan a sus subalternos para que impidan la salida de la tablilla al ruedo.
Alguno de los subalternos trata de borrar parte de lo escrito a tiza, consiguiéndolo.
Aprovechando que los diestros no están, sale la tablilla de la suspensión. Los toreros vuelven al ruedo y allí mientras la tablilla camina por el callejón custodiada por cuatro números de la policía uniformados con trajes de campaña, ellos reivindican con gestos su intención de celebrar la corrida. El público aplaude a los toreros.
En el centro del ruedo de la Maestranza quedan los tres matadores a los que se suman miembros de sus cuadrillas. Y hasta allí van números de la policía con intención de meter a los toreros para dentro cuando faltan aún cuatro minutos del plazo prefijado y el sol brilla en la Maestranza.
El Presidente no les ha querido recibir cuando han ido a dialogar con él tras las palabras del delegado para que lo hicieran. Ha tratado de ganar tiempo para que saliera la segunda tablilla anunciando la suspensión de la corrida y naturalmente esto a indignado a los toreros que no solamente han sido engañados sino que además han sido tratados como delincuentes, cuando aseguran que: “ellos no han venido a crear ningún altercado de orden público, han venido a torear y a dejar en albero de la plaza de Sevilla sus ilusiones”
Hoy no se puede criticar a los toreros puesto que han tratado de cumplir con su obligación en unas condiciones más difíciles de lo normal. Tampoco a la empresa que en todo momento ha apoyado la decisión de los toreros. Pero hoy sí se puede criticar a un Presidente que teniendo la razón a las 18,30 horas de la tarde la perdió seis minutos después cuando trató de suspender por su cuenta y riesgo, tal vez aplicando el apartado 2 del artículo 62, ese que textualmente dice:
2. Antes del comienzo del espectáculo, en caso de extrema peligrosidad para todos los profesionales actuantes y sin perjuicio de recabar la opinión de los espadas, el Presidente o Presidenta del espectáculo podrá decidir la no celebración del mismo, circunstancia que también procederá en tales situaciones cuando así lo convengan la opinión unánime de todos los espadas o rejoneadores actuantes, quedando vinculada por dicha decisión unánime la Presidencia.
Y lo curioso del caso es que desde las 18,36 horas no sólo no volvió a caer una gota en la Maestranza sino que brilló el sol y le dio tiempo a enjugar parte del agua que cubría el albero no repuesto.
No sé si habrá sanción para los matadores que no se han doblegado ante la rabieta de un presidente en funciones, pero de haberlas, que cada “barco aguante su vela” y no estaría de más que el Delegado de La Junta de Andalucía que es quien hace los nombramiento de los Equipos Presidenciales de la Maestranza, llame al orden a quien en el día de hoy no ha querido interpretar con rigor un Reglamento en el que se contempla que los toreros también tienen algo que decir a la hora de suspender una corrida, puesto que quienes se ponen delante jugándose la vida, son ellos.