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domingo, 3 de febrero de 2008

EL TORNEO DEL TORO DE LA VEGA VISTO POR UN MASTER TORNEANTE.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ.- Veterinario y escritor.


Hace una década que entré en este sugestivo mundo del Toro Vega en función profesional, al ser requerido para solucionar una claudicación que padecía el “tótem lúdico” de las fiestas septembrinas de la Villa de Tordesillas (Valladolid).
Trasladamos el animal a una localidad vecina que poseía “mueco” donde fue inmovilizado, tras sedación previa, con la finalidad de examinar minuciosamente la herida causante de esa incipiente cojera. Tras desbridar la herida y evacuar la ponzoña albergada, se pronosticó la lesión como menos grave, si bien los organizadores optaron por no arriesgar en los tres días que faltaban para la celebración del Torneo y llevaron a este impresionante ejemplar a ocupar la posición de sobrero en beneficio de quien en principio ocupaba este puesto que, a decir verdad, era un toro con “toda la barba”.
No era posible disimular en tan corto espacio de tiempo la sutura que había cerrado esa herida producida por cornada infectada y no se podía defraudar a todo un pueblo que “como un solo hombre” adora a su Toro de Vega como máximo representante anual de sus tradiciones. Aseveración que aporta como prueba, las diarias visitas que cada uno de los tordesillanos realiza a ese alejado corral que, con tapias altas y anchas, alberga durante unos días a su toro al que escudriñan hasta el más mínimo detalle de su anatomía.
El martes del torneo asistí al mismo, encaramado en el remolque de un amigo que su tractor había aparcado a primeras horas del alba en lugar estratégico con la finalidad de poder contemplar la mayor parte de la carrera del toro desde su suelta, allá arriba en el pueblo tras la explosión de un cohete anunciador, hasta la entrada al campo libre fuera de las talanqueras delimitadoras del recorrido.

Allí quedé impresionado por la fe de este pueblo en el Torneo. Vi el enervamiento de la gente que dejaba entrever una mezcla de miedo y entusiasmo desde horas antes de la salida.
Miedo que los jinetes transmitían a los caballos participantes quienes soltaban babas filantes mientras manoteaban el asfalto del nudo de las carreteras que conducía a Madrid y a Salamanca.
También pude ver el valor de los torneantes prestos a hacer ese “particular paseíllo” hacia la gloria o hacia....sabe Dios que, portando esa lanza encargada de dar muerte en campo abierto a todo un señor toro con la verdad de los años y de unas impresionantes astas intactas.
Y a medida que llegaba la hora de la suelta del ejemplar, allí en el remolque, se respiraba un ambiente de posible tragedia al ver las imprudencias de muchas personas de toda edad y condición que desconocen lo que representa un toro de 6 años.
Ya no pudimos ver la lanzada ganadora, capaz de abatir al morlaco tras buscar con VALOR y habilidad ese rincón situado detrás del codo izquierdo del toro que es la zona de proyección del corazón. Porque al contrario que en las corridas convencionales, el choque hemorrágico en el toro de este torneo no es consecuencia de la hipovolemia que no es otra cosa que la disminución del volumen sanguíneo a causa de la hemorragia. Aquí el toro ha de morir por lanzada certera en sitio vital con “disminución brusca de la presión media de llenado” y “reducción del retorno venoso”.
!Pongamos algunas cosas en claro!:
El toro de lidia tiene la siguiente cantidad de sangre: 60 ml por kilo de peso vivo. Es decir que un toro de Vega con un promedio de 650 kilos tendrá 39 litros de sangre.
En medicina humana se han hecho estudios interesantes conducentes a poder decir que a un hombre se le pueden extraer en media hora de tiempo, el 10 % del volumen total de su sangre sin que haya repercusiones sobre la presión arterial y gasto cardíaco. Si se extrae sangre en la proporción del 15 % del volumen total, con falta de reflejos simpáticos, la muerte sobreviene, mientras que si se conservan los reflejos simpáticos para que el gasto cardíaco y, seguidamente la tensión arterial caigan a cero, habrá que extraer un 40 % del volumen total de sangre. En todos los casos la muerte sobreviene por CHOQUE HEMORRAGICO.
Si transmutamos estos datos al Toro de Vega ocurriría que con un peso de 650 kilos y completamente sano, como es obvio que está, no podría perder 15,60 litros de sangre sin que peligrara su vida. Y para perder esta cantidad hay que herir zonas vitales del animal y eso los torneantes lo saben.
Hay que asegurar la lanzada porque de no hacerlo es posible que no pueda volver a intentarlo puesto que un toro con seis años aprende de cada instante y de cada agresión.
Esta lidia es distinta por completo a la realizada en la corrida convencional donde el toro va perdiendo poco a poco fuerza debido a las perdidas progresivas de sangre que, desde la implantación de la divisa hasta las banderillas, pasando por la suerte de varas, sufre, y que hace que el torero pueda ponerse delante de semejante fiera. Aquí no hay perdida progresiva de fuerzas, aquí es acertar o intentarlo nuevamente, si es que se sale ileso del lance, con cada vez menos probabilidades de acierto.
En el torneo, no hay pérdida importante de sangre en el toro. Éste no padecerá confusión mental, estupor y sopor como se puede observar durante la lidia. Ni tampoco habrá disminución de la función renal por causa de disminución de la presión sanguínea del glomérulo.
Tardará más en agotarse al no haber perdido sangre y con ella la glucosa (que en definitiva es la gasolina que mueve el motor bovino). Si bien esta glucosa deriva también aquí de la reserva glucogénica por la acción de la hormona adrenalina que comenzó a liberar la médula de la glándula adrenal junto con la ACTH cuando el toro comenzó a estresarse con su encierro en cajones en el corral de reposo, transporte, y salida, desde lo alto del pueblo, con la finalidad de sobreponerse ante esta situación totalmente anómala para él, y sobrepasar las dos fases iniciales de estrés físico, alarma y resistencia.
Este tipo de lidia, es una lidia difícil, ¡muy difícil!, como nos relató el rejoneador luso Joao Moura que a caballo había seguido el torneo y expresandose con estas palabras:
-¡Me ha impresionado el valor de estos lanceros! Yo sería incapaz de hacerlo!
Palabras que en boca de un hombre que tantas veces se ha enfrentado a toros desde el caballo, son dignas de tener en cuenta.
La segunda vez que asistí a Tordesillas a asunto relacionado con el Toro de Vega, fue invitado por la Asociación de Mujeres Demócratas de Tordesillas a un coloquio suscitado como consecuencia de las aclaraciones que D. Santiago López Valdivielso quería hacer al pueblo tordesillano ante la interpretación de su ley presentada en el Congreso de los Diputados sobre la defensa de los derechos de los animales. Y tras una tensión fuerte en los prolegómenos luego se sacaron conclusiones interesantes encaminadas a dar oportunidades de ganador al Toro de la Vega.
Se señaló un tope de duración del torneo. A tal suerte que si se llegaba al tiempo prefijado sin que el toro hubiera sido abatido se le consideraría como ganador del torneo y se le perdonaría la vida. ¡Sería indultado!
Hoy son varios los toros indultados que han aplacado esas voces disonantes con la tradición y siempre decantadas por la defensa animal.
Y la tercera vez que tuve que ver con el Toro de la Vega fue cuando fui designado como profesor del curso que se dio a los torneantes para que pudieran enfrentarse al Toro Vega con los conocimientos necesarios para tener posibilidades de éxito y librarse de la temible cornada.
Mi misión como veterinario especialista en toro de lidia era informar a los torneantes del patrón de Conducta y del patrón de Comportamiento de un toro de 6 o más años acorde con su encaste. Dar a conocer las apreciaciones pormenorizadas de las querencias y limitaciones, así como señalar los puntos vitales donde sería más efectiva la lanzada, que conllevaría perdida de sangre y, con ella, de potencia y reflejos. Aportar mi "granito de arena" a un amplio curso que comprendía enseñanzas médicas para auxilio en caso de cornada y clases teóricas y prácticas sobre la manera de efectuar la lanzada.
Curso que, a pesar de ser cuestionado por alguien de la prensa escrita, fue interesante y fructífero puesto que mejoró los conocimientos de los torneantes en todo aspecto de autodefensa, no dejándolos solo a la intuición.
Curso que no tengo inconveniente en catalogar como de Humanización del Torneo del Toro de la Vega, tanto en la seguridad de los torneantes como en el indulto de los toros merecedores d tal honor
Es el Torneo que refleja las tradiciones de un pueblo la Memoria Histórica de los tordesillanos y el lucimiento del trapio de un bello animal que en la ultima ediccion estuvo representado por un producto de nuestra tierra y comarca tarifeña, un toro típico del encaste base de la ganaderia de Carlos Núñez con el hierro de Iruela representado en la fotografía del artículo.