FALLECE LA GANADERA Dª ÁNGELA RODRIGUEZ DE ARCE GARCÍA.
Por LUIS ALONSOHERNÁNDEZ. Veterinario y escritor
¡Fue una gran señora!
Conocí a Ángela Rodríguez de Arce García en su propio domicilio de la madrileña calle Carranza nº 12, un día del ya lejano año de 1961, cuando su hermano Domingo, compañero de curso en la Facultad de Veterinaria de Madrid, me la presentó cuando salía de casa en compañía de su novio Emilio Ortuño Duplaix “Jumillano”.
Quedé impresionado de su belleza, como impresionada estaba la sociedad madrileña con la elegancia de la hija del ganadero D, Ángel Rodríguez de Arce, abogado e íntimo amigo del entonces Alcalde de Madrid Conde de Mayalde, cuando fue portada de una de las revistas de la época.
Fui muchas veces a su casa, requerida mi presencia por su señora madre al creer ver en mí la solución a los problemas estudiantiles del mal estudiante y mejor persona que era Domingo. También Angelita compartía preocupación con su madre, de ahí que entrara a veces en la habitación de estudio y habláramos del hermano Domingo y de los problemas de la juventud estudiantil de aquellos años.
Angelita era, por aquel entonces, el objeto de deseo, de políticos, personajes importantes, matadores de toros, etc etc, pero, como hija de ganadero de bravo que en El Espinar tenía vacas procedentes de Encinas, entregó su corazón a un apuesto mozo y figurón del toreo de aquel entonces, representado en la persona del hijo del empresario de Vista Alegre D. Isidro Ortuño.
Del matrimonio nacieron tres hijos dos varones: Isidro y Miguel, y una niña, María.
Durante unos años mantuve contacto amistoso con Domingo hasta que una enfermedad hepática nos privó de su presencia.
Pasé años sin saber nada de los Rodríguez de Arce.
Luego, al cabo de veinticinco años, cuando mi destino me llevó a Valladolid y entré en el escalafón de Veterinarios Especialistas en Espectáculos Taurinos, contacté con Ángela nuevamente, al tener que reconocer toros de su ganadería ubicada en tierras segovianas que, gerenciaba su esposo como empresario propietario de la plaza de toros del Paseo de Zorrilla de Valladolid.
Nos saludamos y recordamos viejos tiempos en el Hotel Meliá Parque (Valladolid) donde el matrimonio reservaba habitación para toda la feria de San Lorenzo. En este hotel taurino es seguro que aún permanecen los aromas del perfume inconfundible de Ángela junto a los ecos de las palabras de Rafael (el dueño), que también nos dejó, íntimo amigo del matrimonio Jumillano y compañero de vinos en los momentos previos a la comida en días de corrida de toros.
Compartí tertulias taurinas con Ángela en este hotel, el más taurino de Valladolid en aquellos tiempos que, como siempre Cano oportuno, inmortalizó. También en Medina del Campo, o en Íscar que, eran plazas de toros regentadas por su esposo, Emilio.
E incluso, en una ocasión, coincidimos en Marbella, donde el matrimonio poseía un apartamento, y nuevamente el destino quiso que nos encontráramos en una terraza de una de las avenidas de la ciudad malagueña más internacional, donde Angelita disfrutaba del aperitivo acompañada de unos amigos.
Hoy me llega la noticia, a través de un informativo del Canal + Toros, de su fallecimiento y verdaderamente lo siento porque fue una amiga, y mi pesar lo quiero comunicar a su esposo Emilio y a sus hijos, en este blog.
Se ha ido, seguramente al cielo, una gran señora a la que espero encontrar algún día nuevamente en Aquel Lugar, para hablar cómo hace ahora cincuenta años, de cosas de juventud, de sus padres y de su hermano con quienes tuve la suerte y el honor de compartir tertulias.
¡Ángela Rodríguez de Arce! ¡Descansa en Paz!
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