Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Por la dichosa costumbre que en Castilla tenemos de presenciar el Desenjaule de los toros en el ruedo.
Por el excesivo apego a los dineros, de ahí que queramos sacarlo de cualquier sitio por más que represente exposiciones y desluzca el espectáculo.
Alguna que otra vez, hemos presenciado como algún que otro toro se desgraciaba en el ruedo en el preciso momento del desencajonamiento.
Y es que los toros con tanta furia contenida en los cajones de transporte del camión, están deseando liberarse para acometer contra lo primero que se encuentran por delante. Y lo primero que se encuentran es o un buey o un hermano de camada que no es distinguido “al pronto” por aquello de que las retinas del que sale del cajón están inyectadas en sangre consecuencia del “berrinche” padecido desde que es enchiquerado en la finca y sigue con el engaño en corrales e introducción en los cajones de transporte.
Bajan la rampa a velocidad de vértigo y siguen en busca de los demás toros que les esperan en el ruedo para atacar y liberar la adrenalina acumulada.
Eso es lo que ocurrió en la Feria septembrina de Valladolid 1.978, cuando lo que se desencajona es pura dinamita, como lo es el encaste Santa Coloma componente de los toros de la Ganadería de Joaquín Buendía.
Los dos primeros toros que pisaron la arena del coso del Paseo de Zorrilla se encontraron en los medios de la plaza, enlazando sus astas y haciendo crujir los huesos de sus cabezas. Del encontronazo en este “choque de trenes” salió malparado un precioso entrepelado (capa propia de este encaste) marcado con el número 43, mientras el vencedor su hermano de camada con el número 32 siguió embistiendo como loco a todo lo que se le ponía delante.
Murió el que tenía la cabeza “más blanda”. Aquél que no estaba completamente perpendicular al encontronazo y sufrió un traumatismo craneal brutal.
Siempre hay un fotógrafo que capta las instantáneas del momento como ese día lo hizo Santiago.
Siempre hay un fotógrafo que capta las instantáneas del momento como ese día lo hizo Santiago.
Hay muchas veces en que el toro no obedece al corte que se le pretende hacer nada más bajar de la rampa del camión o que el encargado de hacerlo no lo realiza en el momento oportuno y ya es tarde cuando el toro en plena carrera va en busca del grupo.
La verdad es que no es un espectáculo agradable por mucho que se diviertan ciertos públicos que van más que, a ver las corridas que se van a lidiar en días posteriores, al “morbo” de posibles contingencias.
No sabemos si merece la pena sacrificar alguno de estos animales por el dinero que proporciona el desencajonamiento y que va a compensar los emolumentos de médicos, veterinarios, personal de plaza y propaganda.
Y tampoco sabemos si compensa, ya que va en detrimento de la brillantez de las corridas, pues los toros suelen acusar querencias con repercusión negativa en el desarrollo de las faenas por parte de los toreros actuantes. Estos animales se suelen “pegar demasiado” a los terrenos próximos a las puertas de salida del ruedo camino de los corrales.
El primer toro de este ciclo del 78 no murió de estocada certera sí de “porrazo” en testuz.
No sabemos si merece la pena sacrificar alguno de estos animales por el dinero que proporciona el desencajonamiento y que va a compensar los emolumentos de médicos, veterinarios, personal de plaza y propaganda.
Y tampoco sabemos si compensa, ya que va en detrimento de la brillantez de las corridas, pues los toros suelen acusar querencias con repercusión negativa en el desarrollo de las faenas por parte de los toreros actuantes. Estos animales se suelen “pegar demasiado” a los terrenos próximos a las puertas de salida del ruedo camino de los corrales.
El primer toro de este ciclo del 78 no murió de estocada certera sí de “porrazo” en testuz.
También la novillada de Juan Pedro Domecq tuvo una salida espectacular. Uno de los novillos embistió en esta ocasión a un manso, levantando a toda una mole de más de setecientos kilos como si de pluma se tratare. Y es que cualquier toro bravo aunque no sea del encaste Santa Coloma directo, tienen su temperamento que sacan en el momento en que se ven liberados del encierro a que les sometemos para el traslado desde la finca de crianza hasta la plaza a lidiar.