torostarifa.blogspot.com

martes, 8 de enero de 2008

LA DEGENERACIÓN DEL PROTAGONISTA DE LA FIESTA.EL TORO

Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor.

Los toros desde que nacen hasta que son lidiados en una plaza de toros, requieren muchísimos cuidados de ahí que el precio que se suele pagar por ellos cuando se trata de toros de casta 4/4, no debe parecer excesivo.
Pero claro, el problema es que en muchas ocasiones a los aficionados nos dan “gato por liebre”, en forma de que los toros no son tales ni reúnen las condiciones exigidas para ser lidiados.
No son toros porque no tienen cumplidos los cinco años. Sabemos que aunque el Reglamento contempla la edad de cuatro años para ser considerados como toros, la verdad es que no son toros hasta que no hayan cumplido los CINCO AÑOS. Así lo afirmaba Prieto allá por los años 1963 y así lo afirmamos nosotros en este siglo XXI es decir en el año 2008.
No obstante Hemingway, el mismo que escribió en uno de sus libros sobre nuestra Fiesta más nacional aquello de:
“La plaza de toros de Madrid sigue utilizándose como propaganda de un colosal engaño colectivo” porque según él: “bastaba enviar a ella unos ejemplares cuidadosamente seleccionados para vender a provincias quince corridas malas”.
En ese mismo año, el de 1966, consideraba como toro-toro al toro de cuatro años, coincidiendo con la edad que el Reglamento contemplaba.
El escritor se dio cuenta que los toros suelen tener un cuerno maestro que es el que descubren los banderilleros cuando reciben al toro al comienzo de la salida de chiqueros y el del lado de la oreja que mueven más. En definitiva el cuerno con el que tratan de herir.
Y la verdad es que estamos de acuerdo con él en la primera matización, pues ahora en el 2008 ocurre un poco de lo mismo, pero de ninguna manera podemos estar de acuerdo, a pesar de estar admitido por todos los estamentos reguladores de la Fiesta de la Corrida de Toros, que el toro-toro sea el cuatreño.
Prieto como autor de su Tratado de Ganado Vacuno llegó a calificar a los bóvidos según su edad en:

Añojos: los de un año.
Erales: los de dos años.
Utreros: los de tres años.
Cuatreños: los de cuatro años.
Toros: los de cinco años.

A la vista de lo anterior podemos afirmar que lo que ahora se lidian en la mayoría de nuestras plazas de toros no son toros auténticos
Los carteles mienten al anunciar toros cuando verdaderamente no lo son. Lo mismo hacen los ganaderos que venden como tal animales que no son verdaderamente toros. Mienten las empresas que como toros nos los venden. Pero generan mucho dinero que algunos linces se llevan con el permiso y aquiescencia de la autoridad competente, que actúa de cómplice en el engaño.
El toro si verdaderamente fuera todo un toro – toro, no sería caro por mucho que se pidiera por él, pero el problema estriba en que la mayoría no son toros sino utreros adelantados y en este caso los ganaderos se han beneficiado de lo que han ahorrado durante esos dos años en que no estuvieron en su finca, al ser lidiados antes de lo que debían.
Y cuando el toro es un verdadero toro con su edad debe reunir las siguientes características que también Prieto enumeró y que ha sido la mejor definición que nunca se hizo de un toro de lidia, vean:
“Cabeza medianamente voluminosa; ancho el testuz; ojo saliente, vivo, grande y brillante, morro u hocico, fino ,húmedo y elástico; cuernos bien colocados, ni muy bajos ni muy altos, ni estrechos ni anchos en demasía, de color verdinegro y nunca blanquecinos; oreja pequeña, cuello flexible y n o muy prolongado, coincidiendo con una cabeza bien puesta; pecho no muy ancho y profundo; vientre recogido; ancas ligeramente elevadas; dorso como afilado, pero lleno; lomos rectos, cola alta y prolongada hasta pasar los corvejones; extremidades anteriores, rectas y finas; extremidades posteriores, casi rectas; corvejones bien pronunciados; cuartillas de los cuatro remos, más bien largas que cortas; pezuñas recogidas, bien hendidas, elásticas y del color de los cuernos ó negras; aplomos excelentes.
La coloración de la capa o piel varía, pero es signo de buena raza ó sub-raza la persistencia del color de pelo en las reses de una misma ganadería; por lo menos el fondo de la capa igual, aún cuando varíen los matices; los órganos de la generación aparecerán normalmente constituidos y bien desarrollados. La piel será fina y el pelo sentado y brillante lo que se distingue cuando el sol lo ilumina por completo; la dentadura, sana y blanca; los movimientos , rápidos, enérgicos, muy desenvueltos; los órganos de los sentidos, muy desarrollados.
La vista de las reses bravas ha de ser buena, y los ojos dotados de una gran movilidad, de modo que el toro, como la vaca, reflejen en su mirada las intenciones que guarda su gran instinto, por la transparencia y limpidez de la visión; el oído, fino y desarrollado perfectamente; el olfato también muy fino y bien determinado, bajo el punto de vista anatómico - fisiológico; la boca siempre húmeda, limpia la lengua, rosácea la mucosa de la boca, y lo mismo las encías”
¡Ojo al dato!
Los veterinarios cuando vean que el toro no reúna las condiciones anteriores lo desecharán en el reconocimiento y así darán un paso importante en la reivindicación de la Fiesta.
Pues lo que los aficionados no deben consentir son esas capeas de monas, caracoles, grillos, cucarachas y otros insectos como alguien los denominó algún día.
Con la comercialización de los ganaderos se ha llegado a que estos en su afán de ganar dinero para poder vivir desahogadamente de la ganadería venden por toros cuatreños corriendo mucho la romana a utreros adelantados poniéndola en el fiel.
Estos animalitos son bastos, flacos, cabezones, mal armados, panzudos, de inmensa pezuña, de ojos mortecinos, carentes de vigor, y acometividad.
¿De donde dimana esta especie de toros? De que la codicia de los ganaderos les ha llevado a desentenderse de una tienta veraz, de una selección sin condicionantes toreros, pensando nada más que en vender toda la camada a precios desorbitados saltándose a la torera los reglamentos que todo lo aguantan, defraudando a la afición con la colaboración de las empresas ante la mirada inoperante de la autoridad competente que deja que cada cual haga su santa voluntad siempre que el perjudicado sea el pagano de todo que no es otro que el público asistente.
De continuar esta involución no me extrañaría que pronto veamos lidiar como toros a erales, pues las exigencias de los toreros -cada vez más miedosos- van en aumento de manera alarmante.
El toro con cinco años es portador de “saber” y “pujanza” porque “conoce perfectamente sus deberes y por ende emplea debidamente sus órganos de ataque”
¿Qué los toros tienen memoria? No cabe la menor duda, por eso cuando un toro da una cornada, tratará de repetirla. Y por la misma razón cuando el toro ha ido una vez al caballo y se ha encontrado con el peto protector (que le impide herir y sentir en la parte más sensible de sus pitones el calor de la sangre dimanada de la cornada) y con la puya que le ha hecho daño de verdad, es muy normal que se niegue a continuar el juego, por mucha bravura que tenga y mucha casta que atesore.

No hay comentarios: