Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Lo que sobre el cartel era prometedor, se quedo en…nada.
Algo más de media plaza fue el aforo en el día de hoy. No “pintan copas” precisamente en el arranque de esta feria del 1972.
Preside el comisario del Cuerpo General de Policía Sr. Zalama auxiliado en materia taurina por “Cigales”.
En el palco de siempre, la Reina de la Fiestas, que este año es la señorita Carmen Wattenberg, acompañada de sus damas de honor.
El cartel primitivo ha sufrido modificación al ser sustituido Raúl Aranda por Pascual Mezquita.Algo más de media plaza fue el aforo en el día de hoy. No “pintan copas” precisamente en el arranque de esta feria del 1972.
Preside el comisario del Cuerpo General de Policía Sr. Zalama auxiliado en materia taurina por “Cigales”.
En el palco de siempre, la Reina de la Fiestas, que este año es la señorita Carmen Wattenberg, acompañada de sus damas de honor.
Los toros pertenecen a la vacada de D. Joaquín Buendía, procedencia Santa Coloma.
El primer espada de la tarde es el “niño sabio el Camas” a la sazón Paco Camino quien saluda al primer toro de la tarde con una serie de verónicas donde destacan dos consideradas como superiores.
Se trata del toro llamado “Matador”, herrado con el número 104, negro de capa y con 485 kilos sobre los lomos.
Con una sola vara ha de pedir el cambio de tercio a consecuencia de que el piquero apretó en exceso y dejó al toro maltrecho.
En banderillas fue aplaudido Joaquín Camino en los dos pares que colocó.
Paco Camino comienza su faena por alto, tratando de ayudar al, escaso de fuerzas, ejemplar. El toro se le cuela.
Con la muleta sobre la mano derecha torea al toro con mimo para que no se caiga. Lo consigue a veces.
Series cortas de derechazos y naturales para entrar a matar y lograr un pinchazo y media ligeramente contraria que reciben muestras de desagrado por parte del público asistente que ha considerado demasiado breve la faena.
En el segundo, un toro llamado “Braguetón”, negro, herrado con el número 102 y de 482 kilos, el público tenía la esperanza que Paco Camino se "sacase la espina", pero no fue así pues estuvo apático y tiró a abreviar.
Ocurrió en este toro lo mismo que el anterior. El piquero se ensaño demasiado en la sola vara que administró y el toro se queda sin fuerzas.
Paco Camino comienza la faena tratando de aliviar al toro pero como no lo consigue abrevia en faena desligada y molestada por el viento reinante.
Ante las protestas del público acaba con el toro de media bien colocada que es premiada con los pitos del respetable.
Le falto al sevillano deseos de agradar lo que molestó al público vallisoletano.
El primero de José María Manzanares, un toro de nombre “Guitarrero”, herrado con el número 107, de capa negra y con 463 kilos, sale con muchos pies.
Manzanares lo recibe con unos lances muy aplaudidos.
El público se encara con el picador por el “ímpetu” puesto en su “labor”. Se cambia el tercio para salvar al toro y se pasa al de banderillas donde se colocan seis banderillas en cuatro entradas.
Manzanares comienza su faena recogiendo al toro por bajo para finalizar con un molinete.
Sigue la faena sobre la mano derecha en una buena serie de redondos que merecen los sones de la música.
Una serie de naturales que son abrochados con un excelente pase de pecho.
Una serie de redondos que son rematados con un afarolado, al que siguen molinetes y pases de costadillo.
Despena al toro de una estocada en el sitio, volcándose, que merece la ovación y saludos desde el tercio.
Su segundo que responde por “Cañejo”, herrado con el número122, negro de capa y 490 kilos, es el toro más bravo del encierro.
José María Manzanares lo torea primorosamente de capote.
Brindó su faena a la Reina de las Fiestas y corte acompañante, con estas palabras: ¡Guapas, va por vosotras!
Una faena instrumentada sobre ambas manos donde las diversas series de naturales y derechazos fueron rematadas con pases de pecho ajustados y diversas tandas de adornos y abaniqueos artísticos en medio de los sones de la música y los aplausos del respetable.
Con la espada, menos de media un poco tendidilla, un metisaca, un pinchazo que es escupido y media ligeramente trasera.
El toro después de tanto castigo dobla con la boca cerrada. El puntillero “Romerito” acierta a la primera.
Palmas al toro cuando va en busca del desolladero y silencio para el espada.
Pascual Mezquita había sido alternativado en esta plaza y por ello había interés por verlo nuevamente.
El primer espada de la tarde es el “niño sabio el Camas” a la sazón Paco Camino quien saluda al primer toro de la tarde con una serie de verónicas donde destacan dos consideradas como superiores.
Se trata del toro llamado “Matador”, herrado con el número 104, negro de capa y con 485 kilos sobre los lomos.
Con una sola vara ha de pedir el cambio de tercio a consecuencia de que el piquero apretó en exceso y dejó al toro maltrecho.
En banderillas fue aplaudido Joaquín Camino en los dos pares que colocó.
Paco Camino comienza su faena por alto, tratando de ayudar al, escaso de fuerzas, ejemplar. El toro se le cuela.
Con la muleta sobre la mano derecha torea al toro con mimo para que no se caiga. Lo consigue a veces.
Series cortas de derechazos y naturales para entrar a matar y lograr un pinchazo y media ligeramente contraria que reciben muestras de desagrado por parte del público asistente que ha considerado demasiado breve la faena.
En el segundo, un toro llamado “Braguetón”, negro, herrado con el número 102 y de 482 kilos, el público tenía la esperanza que Paco Camino se "sacase la espina", pero no fue así pues estuvo apático y tiró a abreviar.
Ocurrió en este toro lo mismo que el anterior. El piquero se ensaño demasiado en la sola vara que administró y el toro se queda sin fuerzas.
Paco Camino comienza la faena tratando de aliviar al toro pero como no lo consigue abrevia en faena desligada y molestada por el viento reinante.
Ante las protestas del público acaba con el toro de media bien colocada que es premiada con los pitos del respetable.
Le falto al sevillano deseos de agradar lo que molestó al público vallisoletano.
El primero de José María Manzanares, un toro de nombre “Guitarrero”, herrado con el número 107, de capa negra y con 463 kilos, sale con muchos pies.
Manzanares lo recibe con unos lances muy aplaudidos.
El público se encara con el picador por el “ímpetu” puesto en su “labor”. Se cambia el tercio para salvar al toro y se pasa al de banderillas donde se colocan seis banderillas en cuatro entradas.
Manzanares comienza su faena recogiendo al toro por bajo para finalizar con un molinete.
Sigue la faena sobre la mano derecha en una buena serie de redondos que merecen los sones de la música.
Una serie de naturales que son abrochados con un excelente pase de pecho.
Una serie de redondos que son rematados con un afarolado, al que siguen molinetes y pases de costadillo.
Despena al toro de una estocada en el sitio, volcándose, que merece la ovación y saludos desde el tercio.
Su segundo que responde por “Cañejo”, herrado con el número122, negro de capa y 490 kilos, es el toro más bravo del encierro.
José María Manzanares lo torea primorosamente de capote.
Brindó su faena a la Reina de las Fiestas y corte acompañante, con estas palabras: ¡Guapas, va por vosotras!
Una faena instrumentada sobre ambas manos donde las diversas series de naturales y derechazos fueron rematadas con pases de pecho ajustados y diversas tandas de adornos y abaniqueos artísticos en medio de los sones de la música y los aplausos del respetable.
Con la espada, menos de media un poco tendidilla, un metisaca, un pinchazo que es escupido y media ligeramente trasera.
El toro después de tanto castigo dobla con la boca cerrada. El puntillero “Romerito” acierta a la primera.
Palmas al toro cuando va en busca del desolladero y silencio para el espada.
Pascual Mezquita había sido alternativado en esta plaza y por ello había interés por verlo nuevamente.
Los ánimos estaban soliviantados con las actuaciones de sus compañeros de terna y el ambiente no era el más propicio
Recibió a su primer enemigo, herrado con el número 110, de 466 kilos de peso y que atendía por “Renacio” con el “compás abierto”.
Tras fuerte puyazo, Mezquita realiza su quite por verónicas, que fue muy aplaudido.
En banderillas destaca la labor realizada por el banderillero Ángel Silva quien calva dos excelentes pares.
Tras brindar a la Reina de las Fiestas, realiza una faena de cercanía donde el temple es el factor dominante en medio de los sones de la música y los aplausos del público vallisoletano.
Adornos y desplantes muy aplaudidos.
Con la espada un verdadero desastre, pues necesita tres pinchazos sin soltar a toro arrancado y media bien colocada.
El toro se echa y el puntillero acierta a la primera.
La labor de Pascual es premiada con ovación y saludos desde el tercio.
En que cierra plaza, el número 135, un negro llamado “Lobato” con 470 kilos, Pascual Mezquita lo recibe con unos buenos lances que son jaleados y a los que abrocha con una navarra que resulta desdibujada.
Con un solo puyazo se cambia el tercio para pasar al tercio de banderillas donde destaca la labor de Luis González.
Tras brindar a Angelita Rodríguez de Arce, esposa del empresario, Pascual Mezquita comienza su faena por bajo, para seguir su labor muleteril por derechazos que remata con la rodilla en tierra lo que hace sonar la música en medio de los aplausos de la concurrencia.
Al iniciar un pase sufre una espectacular cogida de la que afortunadamente sale ileso. Como el toro se ha orientado ahora lo busca y Mezquita pierde los nervios, el aplomo y la tranquilidad.
Entra a matar en medio de un calvario pues necesita, cinco pinchazos y descabello al segundo intento, no obstante lo cual recibe algunos aplausos.
En cuanto a los toros de Buendía decir que fue un encierro de bonita lámina como corresponde al encaste Santa Coloma, pero que adolecieron de falta de fuerzas.
Recibió a su primer enemigo, herrado con el número 110, de 466 kilos de peso y que atendía por “Renacio” con el “compás abierto”.
Tras fuerte puyazo, Mezquita realiza su quite por verónicas, que fue muy aplaudido.
En banderillas destaca la labor realizada por el banderillero Ángel Silva quien calva dos excelentes pares.
Tras brindar a la Reina de las Fiestas, realiza una faena de cercanía donde el temple es el factor dominante en medio de los sones de la música y los aplausos del público vallisoletano.
Adornos y desplantes muy aplaudidos.
Con la espada un verdadero desastre, pues necesita tres pinchazos sin soltar a toro arrancado y media bien colocada.
El toro se echa y el puntillero acierta a la primera.
La labor de Pascual es premiada con ovación y saludos desde el tercio.
En que cierra plaza, el número 135, un negro llamado “Lobato” con 470 kilos, Pascual Mezquita lo recibe con unos buenos lances que son jaleados y a los que abrocha con una navarra que resulta desdibujada.
Con un solo puyazo se cambia el tercio para pasar al tercio de banderillas donde destaca la labor de Luis González.
Tras brindar a Angelita Rodríguez de Arce, esposa del empresario, Pascual Mezquita comienza su faena por bajo, para seguir su labor muleteril por derechazos que remata con la rodilla en tierra lo que hace sonar la música en medio de los aplausos de la concurrencia.
Al iniciar un pase sufre una espectacular cogida de la que afortunadamente sale ileso. Como el toro se ha orientado ahora lo busca y Mezquita pierde los nervios, el aplomo y la tranquilidad.
Entra a matar en medio de un calvario pues necesita, cinco pinchazos y descabello al segundo intento, no obstante lo cual recibe algunos aplausos.
En cuanto a los toros de Buendía decir que fue un encierro de bonita lámina como corresponde al encaste Santa Coloma, pero que adolecieron de falta de fuerzas.
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