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domingo, 9 de marzo de 2008

LA CORRIDA DEL 29 DE FEBRERO EN VISTAALEGRE.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Parece inaudito que nuestra Fiesta “más nacional” haya de apoyarse en un personaje como “El Pana” cuando contamos con más de media docena de estrellas taurinas muchísimo más deslumbrantes.
Rodolfo Rodríguez "El Pana” el ex alcohólico panadero-sepulturero de Apizaco (México) que ha venido a España bajo la batuta de José Ibáñez, tras rehabilitarse como persona que no como torero.
Y también resulta inaudito que, un torero como “Morante de la Puebla”, el torero de “pellizco” más importante del panorama taurino nacional, haya de apoyarse en excentricidades e imitaciones para hacer olvidar sus fracasos en las Ferias de Sevilla y Madrid de la pasada temporada, que le hicieron desaparecer del mapa taurino español y buscar refugio en tierras mejicanas.
Pero en esta su “segunda vuelta” el estratega "Morante" ha utilizado el escaparate del Coliseo Vistaalegre en montaje tripartito Julio Norte- Suárez Illana-"Morante", para lograr su contratación en tres tardes en la Plaza de Las Ventas donde se le recuerda a pesar de su fracaso reciente en la pasada Corrida de la Beneficencia.

¡Que injustos son los despachos! Pues en la temporada anterior David Castro "Luguillano" en este mismo marco y también a comienzo de temporada cortó, en una actuación pletórica de arte, tres orejas que le sirvieron de poco cara a la contratación en la plaza más importante del mundo taurino.

Nada mejor para ello que contar con alguien que aparte de ir por delante, no le quitara el más mínimo protagonismo y no le ofreciera la más mínima competencia, pero que le aportara un toque importante de excentricidad como puede ser el secundarle en acudir a la plaza en "calesa" mientras él lo hacía en "Rolls Royce"; en vestimenta sofisticada (color indefinido en la seda y bordado en plata de "El Pana", pistacho y azabache en “Morante” ); sarape multicolor de "El Pana" en el paseíllo y precioso capote de paseo de “Morante”, y finalmente presencia entre dedos índice y corazón de sus manos derechas de vegueros, posiblemente cubanos, de los que extraían bocanadas de humo mientras hacían el, en otros tiempos más que sagrado, paseíllo.
Arbitrariedades que en nada favorecen a que no se “venga al suelo” la Fiesta.
Y a pesar de toda esta parafernalia el coso que ahora ocupa lo que antes hiciera la carabanchelera "Plaza de la Oportunidad", no se llenó debido a que el cartel no ofrecía ni espectáculo artístico, ni mediático y eso que se contaba con los numerosos partidarios del torero de la Puebla, quienes a pesar de los pesares idolatran a su torero que indudablemente está más que sobrado de esencias taurinas y que ahora ha pregonado a los cuatro vientos que: “es más responsable consigo mismo” y que ahora viene con la sana intención de: “no engañar al público, empresas y a sí mismo”???.


¿Que aporta a la Fiesta su compañero de cartel? Según el mismo “Morante” confiesa:“una personalidad arrolladora”, mientras que para nosotros su verdadero mérito estriba en la voluntad demostrada para dejar el alcohol y para ponerse delante de un toro a los 56 años, si bien ya lo han hecho con anterioridad (incluso con más edad) otros compañeros de oficio, pero dotados de un arte incuestionable.
Se ha tratado de un espectáculo descafeinado en todo: toreros; marco (pues la plaza no tiene solera, al perderla cuando se convirtió en un “multiusos” que lo mismo acoge un velódromo, que una cancha de baloncesto, que un abierto de tenis, o que un concierto monstruo y que definitivamente ha desterrado para siempre lo de que la: “corrida de toros se celebrara a las cinco de la tarde en medio de sol y moscas”; toros, pues algunos no debieron pasar el reconocimiento.
¡Un verdadero despropósito!
Respecto a los toreros:
"El Pana" hoy por hoy, es un torero sin facultades físicas que se libra de las embestidas del toro a base de mantazos por alto, alguna que otra trinchera sin arte, medios pases sacando demasiado la parte de atrás de su anatomía y desplantes más que exagerados con la finalidad de encandilar a un público lerdo. Todo ello a pesar de que cuando se pone delante del toro, se transforma (como él mismo dice) en el “niño de la muerte” que no es otra cosa que una mezcla de extravagancia e inconsciencia, lo que irremisiblemente le lleva a “volar demasiado por los aires” jugando con el destino y con la cornada a la que no sólo ve como natural sino como necesaria para que haya emoción en la Fiesta, obviando la preparación y la técnica y optando por la “sin razón” y la quimera que ha venido desarrollando ante esos toros mexicanos que él mismo define como: “dotados de melancolía de asno y candidez de cabra”.
“Morante” suscitó entre sus partidarios la pasión de que hoy por hoy goza, debido a sus posturas de riñones metidos, apuntes, esbozos, pero una verdadera faena ante unos toros que “se dejaron” no la logró ni con el suplemento del sobrero en que creyó poder cimentar un triunfo que se le esfumó una vez más.
Con estos mimbres la corrida tan cacareada y anunciada con máximo boato estaba abocada a un fracaso a pesar de que “Morante” regalara antirreglamentariamente el sobrero y junto a “El Pana” se fumara un puro en presencia de todos los asistentes cuando acá en España está prohibido el fumar en locales cerrados.
Y todo esto lo vimos junto a 115 periodistas (nosotros no lo somos) que mostraron su acreditación procedentes de España, Francia y México.