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viernes, 6 de mayo de 2011

MUERE DE UN INFARTO EL TORERO SALVADOR MATEO SALCEDO "MIGUELIN II"

MUERE SALVADOR MATEO SALCEDO “MIGUELÍN II”
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Unos días de viaje me han impedido colgar la noticia que ahora les transcribo. El día 3 del presente falleció en Algeciras el torero Salvador Mateo.
¡El considerado como uno de los mejores banderilleros de la historia de la Tauromaquia! Por ello actuó en las cuadrillas de los figurones del toreo. Desde su hermano “Miguelín” hasta Pedro Castillo pasando por "El Niño de la Capea", Paco Camino, “Paquirri” etc etc, todos se disputaban sus servicios por su eficacia, elegancia en el ruedo, y pulcritud con la que lidiaba y banderilleaba a los astados.
El Cossío dice de él:
“Matador de novillos que comienza a sonar a finales de 1958. El 16 de junio del 59 torea en Algeciras una novillada picada del hierro de Manuel Álvarez Hermanos. Actuando junto a Emilio Oliva y Rafael de Paula.
Al año siguiente siguió actuando como novillero hasta que pasó al escalafón de banderilleros”.
Lo que son las cosas de la vida. Era todo un deportista. Yo coincidí con él muchas tardes a lo largo de dos temporadas al final de la década de los años setenta en la piscina del Hotel Guadacorte, donde al caer de la tarde jugábamos, en el césped anexo, partidillos de futbol junto a sus amigos componentes de un equipo de futbol sala.
¡Teníamos la treintena de años y ambos estábamos en plena forma! 
Jugábamos en bañador y Salvador lucía  su cuerpo musculado  esculpido de atleta y su enorme medalla de oro colgada al cuello  sustentada por un pesado cordón del mismo preciado metal.
¡No había quien lo cansara!, y ahora resulta que… muere de un infarto tirando por tierra la teoría de la bondad del deporte para fortalecer el corazón.
Claro que... en su oficio, éste órgano está sometido a esas taquicardias de 180 pulsaciones por minuto que a la larga…traen malas consecuencias, de ahí, entre otras muchas cosas, de la catalogación como la “profesión más difícil del mundo”.
Daba gusto hablar de toros con él por los enormes conocimientos que poseía sobre etología del bravo.
Hoy a través de nuestra página quiero expresar mi condolencia a la familia, al tiempo que recordar a quien siempre se comportó, con un servidor de ustedes, con amistad, corrección y respeto que era lo que él inculcó a sus alumnos cuando dirigió la Escuela de Tauromaquia de Algeciras.
 La última vez que nos vimos le recordé los partidillos de futbol y como era habitual en él, sonrió con añoranza, pues lo tiempos no pasaron en balde por nosotros.
Amigo Salvador. ¡Descansa en Paz!