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domingo, 3 de mayo de 2020

HISTORIA DE LOS TOROS EN TARIFA. Entrega 2


Año 1802.
Hay toros con motivo del casamiento del Príncipe de Asturias.
Así fue recogida la corrida  por la Revista de estudios tarifeños  “Aljaranda”:
Casamiento del Príncipe de Asturias.
“En la ciudad de Tarifa  a dieciséis del mes de octubre de mil ochocientos  dos, el Concejo Justicia y Regimiento  de ella se juntaron a Cabildo según uso y costumbre bajo la presidencia de don Juan Serrano de Lara y Muñoz, alférez militar perpetuo y gobernador interino de ella y se trató y acordó lo siguiente:
Se vio en este cabildo una carta de Su Majestad el Rey nuestro Señor que Dios guarde, firmada de su real mano y refrendada por su secretario el señor don Juan Ignacio de Ayertaran, fechada en Barcelona a 30 de septiembre próximo en la que da quenta  que habiéndose ajustado el casamiento del Serenísmo Príncipe de Asturias  don Fernando su muy caro y amado hijo con la Serenísma Princesa de Nápoles doña María Antonia hija de los Reyes doña María Antonia hija de los Reyes de las Dos Sicilias y firmándose el 6 de julio de este año el contrato matrimonial se había celebrado en Nápoles  el día 25 de Agosto próximo el desponsorio lo que había querido participarlo con la seguridad con que se hallaba de que el zelo y amor de esta ciudad a su servicio, concurriría a la celebridad de esta noticia  con la particularidad de que ha acostumbrado en semejantes ocasiones;  y la ciudad con tan plausible noticia  deseosa de manifestar el lleno de júbilo y alegría que le ha causado tan felix enlace acuerda se publique, haiga una iluminación general por tres días  que comiencen el Lunes próximo en la noche y al mismo tiempo el que se haga una corrida toros de novillos que dará la mayor complacencia al público por la grande inclinación que manifiesta tener de esta diversión, y para que no padezca extravío dicha carta se cosa al fin de este cabildo.
(Fuente: Archivo Municipal de Tarifa).
Nace en Tarifa un `picador Francisco Ponce que debió alcanzar  gran fama en las corridas  de Cádiz de principios del siglo XIX. Su primera actuación documentada  la indica un cartel de ese año del mes de junio que se encuentra en el Museo Histórico de Cádiz en el que alternaban Esteban Pérez “El Cerrajero” de El Puerto de Santa María y Jerónimo José Cándido de Chiclana matando 20 toros en dos tardes como era tradicional  en todos los carteles gaditanos de la época.
De media espada actuaba otro torero de la tierra que era José Gracia “El Platero”.
Entre los picadores el famoso Laureano Ortega que por aquel entonces ostentaba la vara de encerrador  mayor del ganado de la ciudad, cargo que solo tres años más tarde, a su muerte, heredaría Jerónimo José Cándido.
En esa corrida actuaba otro picador de la tierra, Francisco Rivilla de Jerez
Su hermano Domingo Ponce también picador  aparece en un cartel de Cádiz  al año siguiente.

Año 1.803.
Nace en Córdoba  el matador de toros Rafael Pérez de Guzmán descendiente del famoso Guzmán “El Bueno”.
Torero agradable en su trato, serio en los ruedos. Con la capa destacaba en las verónicas y con la espada prefería la suerte de recibir.
Entre sus amigos toreros cabe destacar a Montes “Paquiro”, Juan León y Roque Miranda.
En Sevilla, en 1.830 toma la decisión de hacerse torero. Ya traía de su Córdoba natal la afición a la monta de caballos  y al acoso y derribo de reses. Abandona el Ejército y cambia el sable por estoque de matar.
Muere asesinado en 1.838, cuando se trasladaba de Sevilla a Madrid  ajustado para alternar  con Montes y Roque Miranda (con los que ya había actuado en otras ocasiones.
Sánchez Naira así el trágico suceso:
“El bravo, el pundonoroso, el caballero Guzmán, cuya vida respetaron más de trescientos toros , murió en los llanos de la Mancha, inmediatos al pueblo de Guardia, partido de Lillo, en la provincia de Toledo, a manos de una partida de forajidos carlistas, el día 22 de abril de 1.828”.
Crescencio Torés escribió al respecto muchísimos años después una crónica titulada “Un Guzmán matador de toros” en la que decía:
Tarifa, con gran esplendor, está celebrando en su castillo fortaleza, levantada por el Califa árabe Abderramán III, recuperado y primorosamente conservado, la gesta conocida de aquel militar mercenario a las órdenes de  del Rey Sancho IV, el famoso don Alonso Pérez de Guzmán , que ante las dudas de su origen, castellano de León ó marroquí por otros historiadores, la verdad es que fue Tarifa el origen de esta historia  tras la ofrenda voluntaria  de la vida de su hijo mayor, Pedro Alfonso, hace ya más de setecientos años  ante las pretensiones  del infante don Juan por reconquistar la plaza, en la etapa conocida como la Guerra del Estrecho.
Estas celebraciones me han dejado en suerte para recordarles  someramente la historia  de un descendiente directo de este Guzmán el Bueno y que fue un excelente torero, primero y único noble que abrazó la lidia y muerte de toros en público.
Hijo de don Enrique Pérez de Guzmán y de doña Dolores Fernández de Córdoba, condes de Villamanrique  del Tajo. Nace en Córdoba un  16 de Noviembre de 1803, un niño llamado Rafael Pérez de Guzmán. Obligado por su cuna, abrazó la carrera militar llegando a ser guardia de Corps de Fernando VII; pero su tendencia a mezclarse con el pueblo llano y toreros pronto le hizo abandonar  sus estudios militares. Fue alumno de Pedro Romero y Jerónimo José Cándido en la Escuela Taurina de Sevilla.
Su amistad con los matadores Juan León y Antonio Ruíz “El Sombrerero”, el 28 de Mayo de 1831, le hizo ser matador de toros alternando como tercer espada con Roque Miranda “Rigores” y Francisco Montes “Paquiro”, en presencia de Fernando VII. “Paquiro” lo lleva a Madrid y torea el 13 de mayo de 1831 una corrida de Gavira.
Había muchas partidas de bandoleros por Castilla, la guerra carlista hacía que el ejército estuviese por el norte. Las partidas asaltaban las diligencias y correos cuando venían a Madrid, el 14 de abril de 1838, seis días antes de su corrida en la corte, defendiéndose  del ataque de una partida quedó gravemente herido y abandonado en el lugar llamado La Carrocaña, cerca de La Guardia, buscado después fue encontrado su cadáver desvalijado y medio desnudo, tenía 35 años. El Alcalde de La Guardia don Victoriano Tamarón, le honró con grandes exequias como correspondía a su rango.
Torero muy valiente, mujeriego y algo pendenciero, adquirió fama notoria por su forma de matar a los toros, sus amigos los grandes toreros citados lamentaron profundamente su muerte valerosa defendiendo a los viajeros con su espada.
En este año el día 22  de julio es llamado para actuar como picador en Madrid en las fiestas con motivo de la boda del Príncipe de Asturias  el picador tarifeño Francisco Ponce y repite actuación el 27 de julio segunda de las corridas de la boda principesca formando tanda con Cristóbal Ortiz.
Parece ser que también actúo en la cuarta corrida que se celebró a beneficio de los Niños de San Ildefonso.
En este año Domingo Ponce picador hermano de Francisco Ponce aparece en un cartel de Cádiz junto a su hermano aunque actuó de reserva.
Año1804.
Francisco Ponce sustituye en algunas corridas al también picador Simón Delgado posiblemente por algún percance.
También actuó en las cuatro corridas concedidas a la Sacramental de San Pedro para construir un pontón sobre el río Manzanares. 
Memorial sobre abastecimiento de carne.
En la ciudad de Tarifa en treinta días del mes de agosto de mil ochocientos quatro, el Consejo, Justicia y Regimiento de ella se juntaron a Cabildo según uso y costumbre bajo la presidencia del señor don Gerónimo Ramos de la Plata, Regidor Presidente, Alcalde mayor honorífico y Regente de la Real jurisdicción, y se vio un Memorial del abastecedor de carnes Miguel Gil que a letra dice así:
M. N. y L. Ayuntamiento, Miguel Gil vecino de esta ciudad, y obligado a proveer el abastecimiento público de carne de ganado vacuno, cabrío y carnero hasta
la Quaresma del año próximo venidero, a V.I.S. con el respeto debido digo: Que hace como un mes que se ha hecho costumbre casi diario, torear por la noche, por el pueblo, las reses que encierro para provisión en el matadero de esta Ciudad, habiendo llegado hasta el extremo de traer u novillo que tenía guardado en una huerta distante cerca de un quarto de legua con el fin de que no se torease, este hecho me ocasiona los graves perjuicios de quedar la piel agrietada por los muchos que sufre y de que la carne molida deja de venderse  y se pierde en menoscavo grande de mis intereses; de todo lo que he dado muchas veces las quejas al señor Regente de la Jurisdicción, don Gerónimo Ramos, Regidor de este Ayuntamiento y que me ha respondido no puede poner remedio, por lo que siendo el hecho notorio  y pudiendo certificar  e instruir de lo mismo los caballeros Regidores y Diputado del mes, no pudiendo yo consumir mis cortos intereses  y recurso judiciales al que no se me debe tampoco obligar: A V:I:S: Suplico se sirva exonerarme  de la obligación que tengo contraída  de abastecer  al público de carnes, y que los daños que se me han causado seme indemnice del Caudal de Carnicería, protestando en caso contrario en hacer acopio ni compra ninguna de reses como se acostumbra en este tiempo y yo haría para el invierno si se me huviere guardado las condiciones naturales y devidas de la contrata. Tarifa 21 de agosto de 1804. Miguel Gil.
La Ciudad en vista de dicho Memorial acordó que justificando Miguel Gil la perdida que dice, se le avone y que habiendo quien haga la obligación, se le exonere de ella.
(Fuente: Libro de Cabildos. Tomo 41. Folio 597 vto. Archivo Municipal de Tarifa. Trascripción de José Donda Cárdenas)
 
Año 1808.
Actos públicos por el nuevo soberano Fernando VII.
En la ciudad de Tarifa en doce días del mes de abril de este año, su Concejo, Justicia y Regimiento de ella, presidido por Don. Manuel Dabán y Urrutia, teniente coronel de los Reales Ejércitos y gobernador militar y político de Tarifa, se juntó en Cabildo según uso y costumbre. Y así juntos se trató y acordó entre otros asuntos el siguiente:
“El Sr. Gobernador hizo presente a la Ciudad le `parecía conveniente que ésta determinase hacer alguna función con motivo de la proclamación y exaltación al Trono de nuestro Augusto Soberano el Sr. Don. Fernando el 7º, mediante a que el Excmo. Sr. Comandante General del Campo de Gibraltar Don. Francisco Xavier de Castaños le ha manifestado, de resultas de las preguntas que Su Señoría le había hecho en esta materia , que en Algeciras se cantó en acción de gracias el Te Deum, acompañando algunos otros regocijos públicos, y deseosa la Ciudad [de Tarifa] de demostrar al Todopoderoso por su parte la grande alegría, acuerda se solemnice por medio de un Te Deum Laudamus que se cante en la Mayor Parroquial del sr. San Mateo con misa solemne, subsiguiendo tres noches de iluminaciones públicas y a fin que la función se haga con la mayor ostentación se pasará recado de atención al Sr. Vicario de estas iglesias por medio de los diputados de mes para que acuerde con el Clero el día más oportuno a fin que dándose aviso a este Ayuntamiento se verifique la concurrencia”.
[Archivo Municipal de Tarifa. Actas de Cabildo. Tomo 44 (1807-1809) pp. 148v-149v]
Días más tarde, el veinticinco de aquel mismo mes  de abril de mil ochocientos ocho, volvió a juntarse en Cabildo, según uso y costumbre, el Concejo, Justicia  y Regimiento de ella, y presidido interinamente por D. Sebastián de Prado, regente de la real jurisdicción por ausencia del Sr. Gobernador, caballero maestrante de la Real de Ronda, de la Real y Distinguida Orden de Carlos III y regidor de preeminencia, se trató y acordó entre otros asuntos el siguiente:
“Se vio en este Cabildo el oficio que con fecha 23 del corriente ha pasado al Sr. Gobernador el Sr. Vicario de estas iglesias, el Dr. Don. José de Castro y Aragón, relativo a manifestarle que el clero secular va a cumplir su deber en el día de mañana  saliendo en puntual rogación de la iglesia parroquial de San Mateo y en el siguiente de la de San Francisco  de resultas de la real resolución que le acompaño y recibió del Ilustrísimo Sr. Obispo diocesano que trata de haber resuelto nuestro soberano el Sr. Rey Don. Fernando 7ºde implorar por medios de fervorosos y devotas rogativas  la divina asistencia  para afianzar el mayor acierto de su gobierno de cuyo oficio enterada la ciudad acordó que este Ayuntamiento no podía menos de prestarse  a concurrir  a tan plausible y debido obsequio de ambas majestades, lo cual así se les contestará  a dicho Sr. Vicario como igualmente se le manifestará  el que diga la hora de la concurrencia y al mismo tiempo se citará a los demás individuos del Ayuntamiento que no han comparecido en él para que asistan con previsión habiéndoselo así entender  uno de los porteros”
Y seguidamente:
“Se vio en este Cabildo la orden que le comunica S.M. el Rey Ntro. Sr. Don. Fernando el 7º  que se halla firmada  de su real mano y refrendada por mandato de S. M. del Ilmo. Sr. Secretario de la Cámara Don. Juan Ignacio de Ayertarán, fecha en Madrid  a 6 de abril de 1808, en que se inserta el Real Decreto de abdicación que ha hecho de la Corona el Sr. Rey Don. Carlos 4º  en nuestro soberano que lo participa  para que le conste y en su virtud disponga  como se le manda que se levante en esta ciudad pendones por S.M. y en su real nombre el día que señale de que dará aviso S.M.  Cómo para que se efectúen las demás ceremonias que en semejantes casos  se han acostumbrado según así lo esperaba del acreditado celo y fidelidad hacia su real persona. Y la ciudad obedeciendo como obedece la real orden de S. M. con la que ha recibido la mayor complacencia  y regocijo por el amor extremado que le profesa manifiesta legítimo soberano, desde luego se sacrificará estando pronta luego que reciba el aviso que se anuncia hará cuanto esté de su parte y en iguales circunstancias  se halla acostumbrada”
[A.M.T. Actas de cabildo. Tomo 44 (1807-1809), pp.154 v-156r]

Año 1813.
Un americano en la plaza de toros de Santa Catalina.
El judío americano Mordecai Manuel Noah, estuvo viviendo en nuestra ciudad entre septiembre de 1813 y junio de 1814. Comisionado por las autoridades del todavía nuevo estado norteamericano en tareas diplomáticas  en el norte de África, por cuestiones sanitarias no pudo cruzar el Estrecho y permaneció en nuestra ciudad, aunque no dejó de conocer parte de Andalucía.
Quien fue el primer sionista americano nos dejó sus impresiones acerca de Cádiz  en un libro donde registró también su asistencia  a la Plaza Nacional “un gran anfiteatro de madera  con palcos y capaz para 10.000 personas”
Se admiró del gran número de balas y cañones del campo por ello llamado de  Las Balas frente a la plaza y describe el ambiente del festejo, con damas elegantes a la moda, funcionarios, militares y señores y un ruedo, antes de la corrida, por el que se pasean los aficionados de las clases populares, soldados, aguadores, marineros, vendedores de pasteles o campesinos. No dice la fecha de la corrida pero durante su estancia se anunciaron varios festejos. Lo que sí sabemos es que los toros de ese día eran de Tarifa ya que Mordecai da cuenta de que un espectador así lo proclamó en la plaza con orgullo.
Gracias al apoyo de Antonio Capmany, las Cortes gaditanas aceptaron las corridas  y el 7 de Diciembre de 1813, a través de la prensa se hace un llamamiento  y se anuncia públicamente los festejos que tendrán lugar en meses tan poco taurinos  como Diciembre, Enero y Febrero, tantas eran las ganas  de toros que tenían los gaditanos.
Afamados matadores participaron en la corrida como El Sombrerero, Curro Guillén y El Quemado junto a los picadores Ortiz de Medina, Corchado de Sevilla y Doblado de Jerez; perteneciendo los toros  a las ganaderías de D. José Velasco  y D. Juan Moreno de Sevilla junto a la de D. José Prado y D. Bartolomé Núñez de Tarifa.
Para celebrar la finalización del asedio del Mariscal Soult, se organizan unas corridas de toros. Así lo anuncia el Diario de Cádiz;
“Gracias al apoyo de Antonio Capmany, las Cortes Gaditanas aceptaron las Corridas y el 7 de Diciembre de 1.813 a través de la prensa se hace un llamamiento y se anuncia públicamente los festejos que tendrán lugar en meses tan poco taurinos como diciembre, enero y febrero, tantas eran las ganas de toros que tenían los gaditanos. Afamados matadores participarán en la corrida como el Sombrerero, Curro Guillén y el Quemado junto a los picadores Ortis de Medina, Corchado de Sevilla y Doblado de Jerez, perteneciendo los toros a las ganaderías de Don José Velasco y Don Juan Moreno de Sevilla junto a la de Don José Prado y Don Bartolomé Núñez de Tarifa”
Año 1814.
Primera corrida de toros Constitucional.
Fue la primera de historia en Cádiz, el 19 de marzo de 1814 para conmemorar el segundo aniversario de la Constitución y tuvo lugar en la llamada “Plaza Nacional” propiedad de Francisco Laiglesia Darracq, un nombre importante en la historia del arma de Caballería.
Ya se habían celebrado diez corridas de toros con anterioridad en ese ruedo.  Aquella tarde torearon Francisco Herrera Guillén, “El Sombrerero” y de media espada el gaditano Juan García “El Platero”. Los toros eran de la mejor ganadería de aquellos años, la de Cabrera, y picaron varilargueros muy importantes en aquella plaza empavesada para la ocasión: Cristóbal Ortiz, Luis Corchado, Francisco Ponce y de sobresaliente Pedro Ortega.
Presidieron con sombrero de tres picos, los concejales Manuel Luis Edwards y Pedro Manuel Sorela, en los intermedios –antes durante la lidia no había música, solamente Madrid sigue así- la banda interpretó marchas nacionales.
Al terminar la lidia hubo un toro de fuego, luego un combate simulado con fuego entre dos jabeques y por último, a costa del dueño de la plaza, un árbol de fuego alegórico –de fuegos artificiales para entendernos- pero media hora después de los toros y fuera de la plaza, en el Campo, como era conocido aquel paraje, luego Campo de las Balas, donde estaban amontonados los cañones sobrantes del sitio y los desmontados de la escuadra francesa.
En el orden de la plaza –militar- de ese día se mandó al Batallón de Voluntarios que hiciera el despeje del ruedo –lo que hoy hacen los alguacilillos- y a su banda de música que tocara en el coso.
Laiglesia había mandado que en ese árbol alegórico, con  fuego, aparecieran varias leyendas: “Vivan las Cortes”; “Viva la Constitución”; “Viva Fernando VII” y “Viva el Ayuntamiento”. Este último no es de extrañar y era un poco conciliador porque Laiglesia había tenido no pocas controversias con el cabildo Ciudad.
Año 1818. 
El día 8 de junio de 1818 hace su presentación en Madrid  la ganadería de José Pardo de Tarifa.
Así mismo en la testamentaría  la ganadería de Beatriz Orta hace su presentación  en Madrid con fecha 26 de octubre.
En este año Francisco Ponce picó en Madrid toros de su paisana Beatriz Orta.
Año de 1825.
Se corren toros en Tarifa. Se echan de uno en uno. Se cierran calles y puertas.
Todos los domingos se dejan pasear en libertad toros por las calles de Tarifa; cuando estos animales son demasiado salvajes, un hombre a caballo los sujeta desde lejos  con una cuerda; pero la cuerda puede romperse o el animal irritado revolverse  contra su conductor. Entonces se produce una confusión y brota un ruido que hace  la alegría de los habitantes, y entonces se mueven por la menor cosa. Cada uno intenta excitar al toro y dejar a su vecino exponerse al peligro que él mismo ha provocado. En este juego las mujeres son más apasionadas que los hombres. Estas dulces criaturas, cuando miran pasar el toro por la ventana de su piso bajo, rechazan con alfilerazos, y dan gritos y estallidos de risa salvaje, a los desgraciados cobardes o heridos que escapan encaramándose a los barrotes de estas prisiones, honrados por cortesía son el título de casas. Hay fugitivos forzados, a golpes de alfilerazos o de pequeños estiletes, a volver a caer a la calle, donde entonces sí que corren peligros reales. Sus fatigas, sus angustias solo provocan la risa pública. Yo no sé si las heridas graves bastarán para detener el ímpetu de esa bárbara alegría; los accidentes no faltan en estos bacanales; sin embargo, nadie piensa en prohibir un divertimento tan salvaje. Ese placer no tiene la majestad de la fiesta de los toros, no exige el mismo talento, aunque sea también cruel. Pienso que los viejos y las gentes temerosas no saldrán de sus casas de Tarifa los días de los paseos de toros.
Uno de los grandes placeres de los bromistas andaluces es anunciar la llegada del toro por el lado donde no es esperado. Entonces la gente se ríe con fuerza de la huida inútil de los más experimentados. Desgraciados los cobardes, los débiles, los torpes, los viejos y todos los que habitan en esta villa, no la mujer apasionada o el joven andaluz vigoroso. En los momentos corrientes se aburren, los días de los paseos de los toros ¡se matan! ¡Singular villa!
Año 1827.
Había en Tarifa 1.000 tratantes de ganado.
Año 1831.
El Marqués de Custine insigne escritor-viajero, nos dice de le los Toros por las calles en Tarifa:
“Todos los domingos se dejan pasear en libertad toros por las calles de Tarifa, cuando estos animales son demasiado salvajes, un hombre a caballo los sujeta desde lejos con una cuerda, pero la cuerda puede romperse, o el animal irritado, revolverse contra su conductor.
Entonces se produce una confusión  y brota un ruido que hace la alegría de los habitantes, y entonces se mueven por la menor cosa. Cada uno intenta excitar al toro y dejar a su vecino exponerse al peligro que él mismo ha provocado.
En este juego las mujeres son más apasionadas que lo hombres. Estas dulces criaturas cuando miran pasar al toro por las ventanas de su piso bajo, desgraciados cobardes o heridos que escapan encaramándose  a los barrotes de esas prisiones, honradas por cortesía con el título de casas. Hay fugitivos forzados, a golpes de alfilerazos o de pequeños estiletes.
Volver a caer a la calle, donde entonces sí que corren peligros reales sus fatigas, sus angustias solo provocan la risa pública. Yo no sé si las heridas graves bastaran para detener el ímpetu de esa bárbara alegría.
Los accidentes no faltan en estos bacanales, sin embargo, nadie piensa en prohibir un divertimento tan salvaje. Ese placer no tiene la majestad de las fiestas de los Toros, no exige el mismo talento, aunque sea también cruel.
Pienso que los viejos y las gentes temerosas no saldrán de sus casas en Tarifa los días de paseo de los toros.
Uno de los placeres de los bromistas andaluces es anunciar  la llegada del toro por el lado donde no es esperado.
Entonces la gente se ríe con fuerza de la huida inútil de los más inexperimentados, desgraciados, los cobardes, los débiles, los torpes, los viejos y todos los que habitan en esta villa, no la mujer apasionada o el joven andaluz vigoroso.
En los momentos corrientes se aburren, los días de los paseos de los toros ¡Se matan? ¡Singular villa!
También otro viajero romántico, Richard Ford  nos dice:
Lo más peligros después de estas tapadas mujeres tarifeñas, eran los toros, que solían ser soltados por las calles, con gran entusiasmo del pueblo, asomado a las ventanas y horror de quienes topaban con el incivil cuadrúpedo por las calles angostas.
Año 1834.
El día 19 de mayo, el picador tarifeño Francisco Tapia  hace su presentación en Madrid a las órdenes de Francisco Montes.
Año 1836.
Tras la boda con Concha Núñez, Abreu administraría su ganadería y el resto de su patrimonio, que no fue cuantioso. La ganadería de reses bravas que heredaría Concha de su padre, Bartolomé Núñez, y éste a su vez, de su padre, Marcos Núñez Temblador, databa desde 1793. Después de su boda, Abreu cambió el nombre de la ganadería y utilizó su propio hierro.
Año 1840.
Hasta este año el picador Francisco Tapia seguía  en la cuadrilla de Francisco Montes.
Año 1842.
El domingo 1 de mayo el diario El Nacional de Cádiz  escribía que en la plaza de toros de Cádiz se lidiaban “toros de muerte de la acreditada ganadería de don Joaquín Abreu con divisa verde y encarnada”.
Adjunto recorte de prensa.
 Imagen 2. Plaza de Toros
Año 1843.
Hay Fiestas y como no Toros con motivo de la proclamación de la Reina Isabel II
Como hemos comentado, Tarifa celebraba fiestas por otros motivos, así, en cabildo de nuestro Ayuntamiento de fecha 26 de noviembre de 1843 se levanta acta correspondiente a los festejos organizados con motivo de la proclamación de la reina Isabel  II que literalmente dice:
“Para festejar este acontecimiento:
El día primero será anunciado por un repique general de campanas y la banda de música del Regimiento Prov. De Sevilla situada en un tablado erigido a propósito tocará himnos patrióticos y piezas escogidas desde las 8 a las 9 de la noche; al amanecer del dicho primer día , será saludado el pabellón nacional con salvas de artillería  y repique general de campanas y las 10 se colgarán los balcones de la Ciudad, a las 11 el Ayuntamiento en cuerpo y traje de ceremonia saldrá de la Casa Capitular  con los señores convidados y se dirigirá a la Parroquia Mayor de San Mateo asistiendo a la Misa de primera clase, Tedeum Solemne que ha de tener lugar en celebridad de la exaltación al trono de S.M,-concluida la función religiosa volverá la Municipalidad a las Casas Consistoriales y sin pérdida de tiempo saldrá para la proclamación con las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, abrirán la marcha cuatro batidores correspondientes a la Milicia Nacional de Caballería; seguirá una unidad de Infantería del Ejército: dos convidados, los maceros, el Cuerpo Capitular, los Reyes de Armas, el Alcalde primero, conduciendo el pendón real, acompañado del Sr. Gobernador Militar, todos a caballo, y una columna de honor de la fuerza del Ejército; Milicia Nacional de Infantería; la Caballería y de Artillería con la Banda de Música.-La proclamación se verificará en los tres tablados en la Plaza de la Constitución, Puerta de Jerez y Atrio de San mateo. La carrera para el acto será: Calzada, Calle de la Luz a la Puerta de Jerez, Calle de la Portería, Fuente, Trinidad, Valdés, Almedina a la Plaza de la Constitución; calle de la Amargura, Plazuela de los Afligidos, Viento, Águila, Plaza Nueva, calle del Sol, Calzada de Solís al Atrio de san Mateo, verificada su proclamación quedará el pendón Real en el templete de orden Dórico, lujosamente adornado al lado del retrato de S.M. que descubrirá y vitoreará el Sr. Alcalde Presidente del Ayuntamiento.
Se repartirán a los pobres 600 libras de pan, -a la tarde se correrán por las calles cuatro novillos-. A las 7 de la noche se iluminarán todas las ventanas y balcones de la Ciudad, y a la propia hora la municipalidad dará un refresco a las Autoridades, Jefes y Oficiales del Ejército, Milicia Nacional, derivados y ciudadanos convidados,- a las 8, principio fuegos artificiales  y desde dicha hora hasta las 10 d la misma, -Música ejecutará tocatas patrióticas, a las 11 dará principio el baile máscara por convite en un Salón del Pósito Público decorado expresamente. Desde el momento en que haya concluido la situará una Guardia de Honor en las salas Capitulares  compuesta de los Sres. Jefes y oficiales de todas las armas de la guarnición, retirados y Milicia Nacional al mando del Coronel D. Matías Cantero, la cual dará centinelas  que se colocarán en interiores  del templete a los lados del retrato de S.M.
El Segundo Día repique general  de campanas, colgaduras etc. Reparto 600 libras de pan a los pobres- por la tarde novillos- a las 7, procesión con el retrato de S. M.
El Tercer día fiestas por el estilo, iluminación, bailes, etc.”.
La ejecución de este programa, según acta del 1 de diciembre de 1843 así lo comenta:
“El Alcalde conduciendo el Pendón Real que donara Sancho el Bravo, según tradición como estaba en el programa , próximo a la Puerta de Jerez echaron pie a tierra todos los señores subiendo al tablado en cuyo centro se colocó la primera autoridad política: los Reyes de Armas impusieron silencio y llamaron la atención, escuchad, oíd. El Sr. Alcalde enarbolando el Pendón dijo: Castilla, Castilla, Castilla; la siempre fiel y heroica Ciudad de Tarifa proclama por su Reina Constitucional a la Señora Doña Isabel II de Borbón; vitoreada  S. M. repetidas veces  volvieron a caballo dichos señores continuando la procesión a la plaza de la Constitución en cuyo centro se hallaba otro tablado, volvió a repetirse la ceremonia en los mismos términos y finalmente en el atrio de San Mateo”
Año 1844.
En este año únicamente reseñar a ANTONIO IGLESIAS “El Tarifeño”. Novillero nacido en Tarifa el 4 de enero de 1844. Vivió en Éibar y toreo en muchas plazas del Norte
 Imagen 3.Antonio Jiménez "El Tarifeño"
Año 1845.
Richard Ford, escritor, viajero inglés  dijo en su libro de su paso por Tarifa entre otras muchas cosas, lo siguiente:
“Lo más primoroso, después de estas tapadas mujeres tarifeñas, eran los Toros, que solían ser soltados por las calles, con gran entusiasmo del pueblo, asomado a las ventanas y horror de quienes topaban con el incivil cuadrúpedo por las calles angostas…
Otro escritor Pascual Madoz en su libro dice sobre Tarifa que:
“Las grandes vacadas que cría en sus montes producen muy buenos y acreditados ganados para la lidia en las plazas.
En este año hubo polémicas con el Ayuntamiento por parte del poder eclesiástico centradas en:
“Correr los toros por las calles, puntualmente a la misma hora que están entrando los fieles a Misa de doce u otras Fiestas  eclesiásticas, haciéndose necesario en semejantes casos  cerrar las puertas de la Iglesia y volverse muchas personas  sin asistir a los Divinos Oficios”
Una conducta que el Vicario achacaba a un trato de favor del Ayuntamiento hacia los Carniceros locales. Se murmuraba que:
“Los que aquí gobiernan quieren tener a los carniceros, contentos y por buenos amigos, pues lo contrario no trae pan a casa”
El Ayuntamiento mandó realizar al escribano local, Rafael Balongo, un expediente que posteriormente fue remitida al Obispo donde constaban  los daños y quebrantos causados a la Corporación Municipal, esencialmente la desobediencia debida al poder civil.
Tomadas las consideraciones correspondientes el Obispo ordenó al Vicario de la ciudad que devolviera las llaves del templo a la autoridad municipal, lo que hizo a través del Notario de la Vicaría.

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