Por
LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Cualquiera
que se limite a leer los titulares de los periódicos locales de Valladolid
respecto a la corrida del día 18 de septiembre seguro que recurrirá al aserto
tan taurino de: “No hay quinto/a malo”, pero si después pregunta a los buenos
aficionados “caerá del guindo” y verá que las SEIS orejas cortadas a los blanditos
toros sevillanos de Ramón Sánchez, fue un puro espejismo.
En
medio de un ligerísimo vientecillo que en parte mitigó el insoportable calor de
la tarde, la plaza se llenó hasta la bandera. Llenó que propició el diestro
Francisco Rivera “Paquirri” por eso de ser un torero mediático que encanta a las
féminas.
Las mujeres acudieron en masa a ver al diestro
barbateño de los ojos verdes y, naturalmente muchas de ellas arrastraron a sus
parejas aunque no fueran ni unas ni otros aficionados a esta Fiesta.
Con esta “gente” en la plaza, los trofeos se prodigan como rosquillas aunque los
merecimientos de los toreros no fueran los adecuados para conseguirlos.
Aparecen los pañuelos de manera masiva y el presidente no tiene más remedio que
conceder el primer trofeo por aquello de que “Es del público que lo pide”.
Luego aparece el jolgorio en los tendidos. Éste se contagia y por simpatía,
como de una traca de explosivos de tratare, va de mujer a mujer, de fila a
fila, y finalmente toda la plaza se contagia y los trofeos van cayendo hasta
completar un número que nada tiene que ver con lo realizado en la arena.
Siempre
se ha dicho que el valor de las faenas va acorde con los toros que se tiene delante y ayer concretamente los toros eran terciaditos, pobres de cabeza,
pochitos de salud y derrengaditos, aunque con la virtud de ser nobles y bravos.
Según el ganadero, el causante de las caídas era un semental viejo que no ligó
con determinadas vacas y que únicamente trasmitió sus virtudes a un toro de la
corrida, concretamente a el 5º.
Las
reacciones de torero y toro en las mentes de mujeres no aficionadas son de lo
más curioso. Si el torero se pone de rodillas: “que valiente es el tío”, si el
toro se cae:”que bondadoso es el toro, que no quiere coger al torero”.
El
tercio de banderillas fue de los más celebrado por este público “lerdo en
tauromaquia” donde dieron valor a las carreras de los toreros banderilleros ya
que “debieron cansarse mucho” y seguro que cobrarían más que Emílio Muñoz al
que consideraron como “un flojo” por no poder garapullos.
Francisco
Rivera “Paquirri” (azul y oro). En su primero, un toro con un peso de 467 kilos,
tras poner tres pares de banderillas, en medio de carreras desenfrenadas que
encantaron a la concurrencia, pasó a la faena de muleta que fue efectista pero
donde no hubo un solo pase bueno. Mató de una estocada tendida. El público
pidió la oreja de manera mayoritaria y el presidente como no podía ser de otra
manera, la concedió.
El
delirio de las mujeres en la vuelta al ruedo donde hubo gritos de
¡Guapo!,¡Guapo!
En
su segundo con un peso de 455 kilos, protagonizó otro tercio espectacular de
banderillas invitando a que su compañero Esplá pusiera su par vestido con los
papelillos blancos, mientras “Paquirri” pareó con las banderillas vestidas con
los colores de la bandera nacional. Carreras a todo gas para ir al encuentro
del toro, en las que ganó el alicantino.
Brindis
al señor alcalde de la ciudad y una faena de muleta con muchos pases en los que
no hubo uno solo con calidad. Sus fans entusiasmadas y vociferando piropos en
cada pase. En la primera entrada logra una estocada atravesada. En la segunda
media estocada en el sitio que tumba al toro.
Petición
mayoritaria de oreja y el presidente que nuevamente concede.
Luis
Francisco Esplá (tabaco y oro). Nada de capote a su primero un toro con 440
kilos. Banderillas puestas a velocidad supersónica, con carrera hacia delante,
hacia atrás, parones, arreones etc etc que enloquecieron a la masa.
Con
la muleta serie de trapazos sin quietud alguna que aburren a los aficionados
pero que entusiasman a los espectadores. Mata de estocada en la yema de efecto
fulminante. Saluda desde el tercio.
Su
segundo con 466 kilos de peso. En banderillas invita a “Paquirri” y ambos
protagonizan un tercio de banderillas que vuelven a encandilar a la masa.
Con
la muleta trapazos y más trapazos instrumentados a toda velocidad. Como mató de
media estocada en la yema la concurrencia pidió la oreja que presidencia
concede.
Emílio
Muñoz (tabaco y oro) en su primero un toro con 472 kilos, a pesar de
equivocarse en la elección del terreno, logró algunos muletazos buenos.
A
medida que iba transcurriendo la faena, el toro que tenía casta, pedía la pela
en los medios de ahí las dificultades en que puso al torero sevillano que no
pudo con su oponente después de dos desarmes. Un pinchazo hondo tumbó al toro.
La gente encandilada pidió la oreja que presidencia concede.
En
su segundo con un peso de 468 logró cinco naturales limpios si bien fueron
ejecutaos fuera de cacho.
Serie
de pases regulares junto a otros sin calidad alguna. Nunca mandó al toro peo
como mató de una estocada que tumbó al toro se pidieron las dos orejas que
presidencia concede.
¡Sucedió
como les cuento así que ustedes juzguen!