torostarifa.blogspot.com

viernes, 26 de diciembre de 2025

EL TORO


 

EL TORO.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

No porque haya finalizado la temporada taurina en España, dejaremos de hablar de toros, concretamente del toro bravo como principal protagonista de la Fiesta. Porque hay una cosa que es incuestionable sin el toro no hay Fiesta y que cada vez el toro es menos salvaje y, por ende, menos fiero y, por ende, más fácil de lidiar. 
De ahí que proliferen figuras toreras que son figuras de un día porque, cuando sale un toro-toro únicamente pueden con él escasos toreros que pueden contarse con los dedos de una mano y posiblemente sobrarán dedos.
Hoy a los toros no es necesario poderles, únicamente es necesario ponerse bonito ante ellos, dejar a un lado los cánones de la Tauromaquia, y dar salida a las embestidas qué, sin malas intenciones estos bellos cornúpetas propician puesto que, los toros hoy, como si de figuras escultóricas perfectamente modeladas se tratare, son bellos por su armonía al estar trabajados y entrenados, como si de atletas de élite fueran, con su escasez de grasa y abundancia de músculos esculpidos a base de carreras perfectamente medidas en los tauródromos con los que cuentan las fincas de bravo que se precien de tal nombre.
En tiempos pasados, se lidiaba un toro armónico de cuatro años y con un peso de veintiséis arrobas (299 kilos), que se me antoja poco peso cuando en la actualidad casi todos los toros llegan fácilmente a los 600 kilos (52 arrobas).
Pero no todo es cuestión de peso.
Hay otro problema que es el de la suerte de varas en la que cuando los toros tenían veintiséis arrobas los picadores lo tenían más fácil porque los toros tenían menos fuerza si bien tenían más casta salvaje y, contaban con la ventaja de que al carecer los caballos de peto protector, cuando metían el cuerno en el jaco, notaban que herían, hacían sangre y la salida caliente de esta les motivaba.
En la actualidad los picadores subidos en esas moles blindadas castigan más a los toros que, por otro lado no tienen la sensación de herir y les falta motivación y, aunque son más poderosos, el picador se ensaña más con ellos convirtiendo el puyazo en verdaderas estocadas pues el toro por poderoso que sea no puede nada contra el peto, ya que el picador desde allí arriba con toda tranquilidad prolonga el puyazo cuanto quiere y cuanto considere necesario, percutiendo, profundizando, taladrando pero ya del, peto no se puede prescindir, después de tantas polémicas. Suprimirle ahora llevaría a consecuencias  imprevisibles para el devenir de nuestra fiesta más nacional, porque el pueblo se ha humanizando tanto que, ahora no soportaría la visión de caballos destripados en el ruedo.
El peto implantado a requerimiento de la falsa sensiblería europea, se cargó la esencia de las corridas de toros, pues por su causa, se mató al toro antes de la ejecución de la suerte suprema propiciando, con ello, la ejecución ese toreo bonito sin toro,  carente, por otro lado, de emoción porque el toro perdió su alegría de embestir y el peligro que suponía para el torero que se ponía delante.
Qué la suerte de varas ¿es absolutamente necesaria? Nadie lo pone en duda, pero ejercida con la difícil justa moderación que solo algunos profesionales del castoreño son capaces de llevar a efecto.
No se si estaré en lo cierto pero....???? es lo que me dicta y expresa mi afición taurina.     

 

                                             


 

                                       

                                      ¡FELICES FIESTAS!