FALTA DE PERSPECTIVA EN LA MAESTRANZA SEVILLANA.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ.
Veterinario y escritor.
Tengo
la impresión que, los toros en Sevilla no se ven bien desde determinadas
localidades de la sombra, a juzgar por las opiniones de los críticos taurinos
que ocupan esos lugares y que deben ver
con una perspectiva errónea determinadas suertes.
Uno
que suele ir a los tendidos de sol y sombra (a ser posible a los numerados como
6 0 9) por cuestiones de economía (al
vivir de una paga de jubilado) observa perfectamente y sin obstáculos, la
suerte de varas y las faenas de muleta al realizarse normalmente entre los
tendidos 1 y 2 para que las vean bien los presidentes/a de la corrida, quienes
a veces se pierden detalles en la suerte de varas por impedir la visión la
situación del caballo picador.
Y
alucino más de lo que sería normal, por aquello de haberse interesado bastante
en la Etología como complemento para
desarrollar con criterio las funciones de una carrera veterinaria ejercida de
forma activa durante más de cincuenta años, con lo que estos críticos con
predicamento ven no solo posibilidad de faenas imaginarias para ellos (que
nunca se “pusieron delante”) sino que se permiten la osadía de asegurar que tal
o cual toro se le escapó con las orejas puestas a tal o cual torero que no está
dentro de…su concepto taurino.
Un
toro bravo no tiene por qué ser una “alimaña”
que únicamente tenga por miras “echar
mano” al torero que está ante él. Ha de estar dotado de ciertas virtudes de
toreabilidad, como son la repetición, la humillación y la afectividad de
embestida. Si carece de estas premisas
fundamentales, el toro es toreable pero no de triunfo.
Viene
este artículo por lo que la prensa dice de la corrida de los Victorinos del
sábado 4 mayo en Sevilla, donde se le
escaparon dos toros de triunfo a Manuel Escribano, el número 42 “Corretón” cárdeno meano, 554 kg y el
número 41 “Moreliano” cárdeno
bragado, 515 kg y en defensa del torero voy a plasmar segundo a segundo lo que
ocurrió en la lidia de los dos “prendas” para
que ustedes, juzguen la labor del torero de Gerena en función del
comportamiento del toro.
Con
un terno gris plomo y oro Manuel
Escribano se va a portagayola, para recibir a su primer enemigo.
Se
coloca a mucha distancia de la puerta de chiqueros. El toro sale distraído sin
fijarse en su lidiador. Cuando se arranca Escribano
logra la larga cambiada. El toro le aprieta y, ya en pie, le administra seis verónicas jaleadas que
remata con una doble media verónica sobre ambos pitones.
Con
lances por delante sin cruzar rematados con un recorte, ha tratado de dejar
posicionado al toro para el primer puyazo, pero éste sigue el capote de su
matador. Ha de ser el banderillero Juan Sierra quien lo meta al caballo. El
picador marra y al no encontrar toro acaba cayendo sobre el lomo del toro,
afortunadamente sin consecuencias. El toro aprieta y está haciendo girar al
caballo sobre sus manos. Trata de sacarlo Juan Sierra y, cuando lo logra, lo
deja en el capote de Escribano quien,
con dos capotazos lo posiciona largo. Sanlúcar mueve bien el caballo. El toro
se arranca. Tira bien la puya y ésta queda perfectamente arriba en puyazo que
es aplaudido por el público.
Se
cambia el tercio.
Escribano toma
las banderillas vestidas con papelillos blancos y la bandera de España en el
centro del palitroque.
Cómo el toro se arranca desde largo con muchos
pies, Escribano, en los medios,
prende en todo lo alto el primer par al quiebro como defensa por la dificultad
que suponía cuadrar en la cara. Gran ovación.
El
segundo par de banderillas también en los medios. El toro duda al pararse tras
hacer un amago de arranque. Escribano gambetea
ante el toro y, tras ganarle la cara,
prende en todo lo alto. Gran ovación.
El
tercer par lo va a colocar al violín en terreno de tablas. Aguanta mucho,
quiebra y deja el par en todo lo alto.
Escribano recibe
una gran ovación.
Brinda
a Curro Romero. Inicia la faena de muleta con un pase por alto con la muleta
montada en la diestra mano sobre ambos pitones. Un redondo en el que el toro le
aprieta. Remate con el pase de pecho sobre la mano derecha.
Lo
torea por delante de la cara para sacarle a los medios. Allí con la muleta en
la zurda le administra un natural. Ha de perderle tres pasos entre pases en su
toreo al natural, porque el toro repone en exceso.. Un nuevo natural que remata
con el de pecho sobre la izquierda. Ovación.
Muleta
en la diestra. Ha logrado tres redondos bien rematados a pesar de que el toro
se revuelve con rapidez. Un toro que no se emplea en la embestida pero que espera
en exceso y mide en demasía. Sabe en todo momento lo que se deja atrás.
¡Peligro!. Peligro que se transmite a los tendidos cuyos espectadores estamos
en vilo.
Sigue
con tres naturales. En el cuarto natural lo engancha mete el cuerno enhebrando
la taleguilla y derribando al de Gerena. Afortunadamente esta vez,
milagrosamente, no resultó herido.
El
toro está midiendo mucho, repone en exceso. Un toro que se va descaradamente al
cuerpo de su matador. Escribano muy
valiente se lleva la muleta a la mano izquierda. Se está jugando la vida como
le dijo en su brindis a Curro Romero, ante un toro que se queda muy corto y que
en todo momento va en busca del torero. El torero no se rinde. Se está jugando
la vida porque el toro, se queda corto, espera y busca en el remate al torero.
Ha desarrollado una enormidad.
Escribano ha
tratado al toro como si fuera bueno en sus ansias de conseguir el triunfo ante
sus paisanos para dar en la cabeza a los dirigentes de la Maestranza por
haberle dado una sola oportunidad en esta edición cuando en otras ocasiones, complicadas para la empresa, dio la
cara
Escribano busca
la igualada ante un toro que está muy pendiente del torero. En la suerte
natural, pinchazo arriba sin soltar que encuentra hueso. En la segunda entrada
algo más de media estocada. Algabeño I saca el estoque. El toro dobla. Algabeño II al no confiarse falla con la
puntilla. El toro se levanta. Escribano toma
el descabello y acierta al segundo intento.
Toro
pitado en el arrastre mientras las palmas sacan a Escribano a saludar desde el tercio.
También
en su segundo Escribano se va a
portagayola. También se coloca largo. El viento está arreciando dificultando
aún más esta peligrosa suerte. El toro se para en la misma puerta de chiqueros.
Escribano mueve el capote tratando
de llamar la atención del toro. El toro retrocede y se mete hacia adentro.
¡Menudo trago el que debe estar pasando Manuel!. Finalmente sale y, tras duda,
se va a por Escribano que aguanta
impávido las dudas del toro. Logra la larga y seguidamente lo torea andándole
para atrás en una serie de verónicas jaleadas rematadas con una media
despegada.
¡En
esta situación me gustaría ver a esos extraordinarios capoteros que torean tan
despacio!
Finalmente
ha respirado Escribano al igual que
toda la concurrencia no amante de tragedias.
Es
Juan Sierra quien se queda con el toro en el burladero de suertes en espera de
la salida de los picadores.
Pica
Francisco Peña. Tras posicionar Escribano
al toro, el picador se agarra muy trasero. Lo saca Abraham Neiro Algabeño y lo deja en el capote de Escribano quien, con dos capotazos por
la cara, lo deja posicionado para la segunda entrada al caballo de picar. Peña
mueve bien al jaco. Cuando logra que el toro se arranque tira la vara y logra
un buen puyazo aunque ligeramente traserillo. Una pena porque el toro no
humilla y un puyazo en el sitio le hubiera venido de perlas.
Escribano toma
los palos y en el centro del ruedo cita al toro que se arranca, le gana la cara
y prende un buen par asomándose al
balcón. El toro le persigue y ha de tomar, con enormes facultades, el olivo.
El
segundo pa con la secuencia siguiente: toro fijo en burladero de matadores. Escribano se deja ver por un toro que
está fijo en él. Se va en busca del toro a la vez que le anima con la voz.
Prende el par en todo lo alto.
El
tercero es el par marca de la casa. Sentado en el estribo al quiebro y por
dentro No quiere colaborar el toro
después de varios intentos donde se ha
helado la sangre de los espectadores. Finalmente Escribano decide poner el par de dentro afuera, con la mala suerte
de quedar un solo palo en lo alto
Brinda
a la Infante Elena. Tira del toro para sacarlo hasta los terrenos entre las dos
rayas de picar y allí remata con el de pecho sobre la mano izquierda.
Serie
de pases contrarios sobre la mano izquierda para cambiarlo de terreno.
Muleta
en la diestra. Dos buenos redondos. En el tercero el toro le pisa la muleta, se
la ensarta con el cuerno derecho y lo desarma.
Sigue
el toreo al redondo en una serie de cuatro excelentes redondos que, tras cambio
de muleta por la espalda, remata con el de pecho sobre la zurda. Ovación.
Nueva
serie de cuatro excelentes redondos ligados que, tras cambio de muleta por la
espalda, remata con el de pecho sobre la izquierda. Ovación.
Da
tiempo mal toro al tiempo que se acerca con la muleta portada en la mano
izquierda. Logra una serie de buenos redondos rematados con el pase de pecho
sobre la mano derecha que dobla con el de pecho sobre la izquierda.
Ahora
una buena serie de naturales. El toro se para. Escribano se posiciona. Nueva serie de naturales en los que el toro
no se ha empleado. Remate con el de pecho sobre la izquierda.
El
toro no humilla va y viene sin afectividad de embestida alguna. ¿Qué hacer? Si
a pesar de bajarle la mano el toro no baja la cabeza.
Escribano lo ha
toreado bien. Con solvencia pero como ve que la faena ya no remonta se va
a por el estoque de matar. ¡Hizo bien pues no merecía la pena jugarse por más
tiempo la vida ante semejante alimaña!
Cuando
vuelve al toro, ya armado, le administra
tres buenos naturales. Natural ayudado. Trincherazo y busca la igualada. En la suerte natural
entrando desde muy lejos ha logrado una excelente estocada premiada con una
ovación,
El
toro dobla y Algabeño II lo atrona.
Aplausos para Escribano. Toro aplaudido
en el arrastre imagino que más por molestar al torero que por merecimientos del
astado.
Y
ahora ¿qué?. ¿Se explican ahora por qué los figurones no torean estos toros?
¡Señores
críticos taurinos tomen notas para luego, tras revisarlas en profundidad,
criticar con criterio!
Reportaje gráfico de la actuación de Escribano con los Victorinos.
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