CORRIDA
DEL DOMINGO DE RESURRECCIÓN EN SEVILLA 2016.
Por
LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Casi,
casi, lo habíamos presentido como dejé patente en mi artículo del mes de
febrero titulado “Mi opinión sobre la
confección de los carteles de Sevilla 2016”
¡Morante
de la Puebla no es diestro de grandes esfuerzos!
Al
torero de La Puebla TODOS (incluidos los medios de información taurina)
le habían entronizado. Tanto que…no reconstruyeron la Maestranza porque el
coletudo no lo pidió, pero sí recompusieron el ruedo al entrar como premisa dentro de sus
exigencias para volver al coso del Baratillo.
Fue un día primaveral que luego se tornó frío al final de la corrida.
Tras
la finalización de la corrida, se vio que el toreo de Morante no era cuestión de escenario sino de falta de voluntad y de
TOROS.
El
primer imponderable; es atribuible por
entero al torero que no ha
encontrado aún su identidad y el segundo; a los ganaderos que siguen, más que
seleccionando, involucionando sus
toros para conseguir el producto apetecido por los considerados figuras que, a
decir verdad, consecuencia de las babosas a las que se enfrentan, no lo son
tanto.
El señorito Morante, en su reencuentro con Sevilla después de dos años de ausencia VOLUNTARIA, no
estuvo a la altura en el considerado como el acontecimiento taurino más
importante de la temporada 2016 donde este matador de toros cumplía su décima
comparecencia en corrida de Domingo de Resurrección.
Pasó
un verdadero quinario, aunque a decir verdad, su rostro no reflejó ni con mucho
el sin vivir que otros toreros en esas circunstancias expresaron, incluso con
lágrimas en los ojos, al representar un borrón difícil de quitar de su
currículo como matador de toros.
Morante estaba muy tranquilo, demasiado tranquilo diría yo,
porque confiaba en que su suerte puede cambiar en cualquiera de las cuatro
actuaciones que aún le quedan en esta feria taurina sevillana del 2016 contando
con que su fama de torero emblemático de Sevilla le devolvería el escaso
prestigio perdido por haberse dejado enviar un toro al corral, al instrumentar
una verónica de mentón hundido en el pecho y "culillo remetido" o ejecutando una
trinchera artística que, como todo buen
aficionado sabe, no es un pase fundamental.
¡Morante prácticamente ni se inmutó ante
el gran fracaso sufrido! siendo el
máximo sustento de la feria de este año en Sevilla!
Si
en los dos años anteriores le ocurre este fracaso a Manuel Escribano, el de
Gerena, sustento de las dos ferias, posiblemente, tras su emergencia con los miuras, hubiera desaparecido
del escalafón taurino. ¡Hay que fastidiarse! con las diferencias de trato.
El
fracaso de Morante es atribuible al
toro de Domingo Hernández que no fue ni mejor ni peor que el resto de los
componentes de la corrida, pero al que echaron la culpa todos los comentaristas
taurinos que viven del “jaboncillo a los
figurones” ¡Hay que fastidiarse con esta visión de la Tauromaquia !
El
de La Puebla
fue arropado por todos sus seguidores que, como verdaderos fanáticos, son adeptos
al aplauso fácil en los tendidos y hacen un chico favor a Nuestra Fiesta a la
que devalúan y prostituyen. Seguidores que incluso se pusieron en pie cuando Morante permaneció de manera
antirreglamentaria en el ruedo tras ser devuelto a corrales su toro por los tres avisos
reglamentarios.
De
sus compañeros de terna: ¿que decir? Pues que: José María Manzanares no apretó
el acelerador porque era su 1ª de las
cuatro actuaciones que tiene contratadas y continúo con ese toreo engañoso que
forjó a base de llevarle desde becerrista entre algodones, con toros
escogidos por parte de esos
comentaristas que ven arte donde no hay
verdad torera y sí abuso de animales bravos involutivos.
El
único que medio se libró de la quema fue Alejandro Talavante que por lo menos
puso voluntad por triunfar ya que era su única comparecencia en esta feria y no
le quedaban más cartuchos donde demostrar la buena forma en que se encuentra su
torero evolutivo.
Una
vez más he salido decepcionado del público de Sevilla, pues nosotros los
castellanos no tenemos ese color especial de Sevilla cantado por los hermanos
Del Río, ni el duende de la
Maestranza que se decanta por determinados toreros a los que convierte en faraones y les perdona
todo, aunque lo de Morante del pasado
domingo sea lo peor que le puede ocurrir a un matador de toros: ECHARLE UN TORO
AL CORRAL POR NO HABER SIDO CAPAZ DE MATARLO EN EL TIEMPO REGLAMENTARIO.