ÁLVARO NÚÑEZ BENJUMEA.
A
sus 45 años de edad ha decidido dejar, tras 30 años de trabajo, la dirección
técnica de la ganadería de su padre D. Joaquín Núñez del Cuvillo quien ha
delegado en su nieto Álvaro de la Campa Núñez, hijo de su hija Isabel casada
con Jesús de la Campa Bandré, la nueva
dirección técnica de la ganadería. Álvaro de 25 años actuará en calidad de
representante.
D. Joaquín
achaca esta decisión de su hijo menor a que como consecuencia de poseer otros
negocios de carácter inmobiliario y no poder atenderlos con tiempo suficiente,
se ha desentendido un tanto de los deberes con la ganadería.
Álvaro
aduce que, como la ganadería en el día que decidan sus padres pasará por
herencia a manos de sus hermanos, quiere apartarse de ella ahora que tiene una
buena edad para formar una nueva ganadería. Su padre aceptó la propuesta pero
no acepto la posterior colaboración porque para D. Joaquín no va eso de “estar en dos sitios a la vez”.
Álvaro
quería ser libre ahora para formar la nueva ganadería con 140 vacas que ha
comprado a su hermano Curro y a Talavante y que espera ampliar con compra de
vacas a su padre. Los sementales serán en principio de Núñez del Cuvillo para
luego refrescar con sangre Garcigrande y Victoriano del Río. El hierro
compuesto por las dos letras N y A enlazadas como muestra la siguiente imagen.
En la
actualidad está tratando de comprar una finca en la provincia de Cádiz con la finalidad de ubicar en ella los
machos, pues las madres estarían en la finca Laborera que adquirió en su día y que está ubicada cerca de la que
su hermano Curro posee en Beja (Portugal).
Le queda
buscar sementales, esperar que liguen
las sangres de los cruces y que
pasen cuatro largos años para con suerte lidiar en las grandes ferias.
Aspira a
encontrar un toro que tome la muleta con ansia y entrega, que sea menos
predecible para el toreo y para el público y al que las grandes figuras del
toreo sepan tratarlo.
Así lo
expresa el nuevo ganadero en la entrevista en este recorte de prensa.
Ahora con
vacas del encaste Núñez del Cuvillo que él conoce tan bien por haber trabajado
con ellas durante tres décadas, formará una nueva ganadería, ¡Su ganadería! en
la que refrescará sangre con sementales de otras ganaderías triunfantes en el
panorama taurino, pues las figuras del toreo abogan por lo que conocen y les
garantizan el éxito.
Tratará de
encontrar un toro dotado de raza, pero con clase y preparado físicamente. Para
ello tiene muy claro que ha de apoyarse en la genética.
Seguro
estoy que Álvaro lo conseguirá puesto que ha demostrado su intuición y
conocimientos ganaderos para dar con la tecla en la bravura que busca. Ya lo
demostró cuando se sobrepuso a la catástrofe climatológica que sufrió su
ganadería en diciembre del año 2016 y que narro a continuación:
“En Cádiz cayó el diluvio universal, sobre todo en la zona de
Conil, Chiclana y Vejer de la Frontera.
Allí en la finca Algallarín cayeron 250 litros en tres días y 70
litros en 3 horas coincidentes con que en el mar qué, está muy cerca, había
pleamar.
Las vacas se protegieron en un cercado donde cruza un arroyo que,
en definitiva fue el causante de que se ahogaran juntos a sus crías que, no
pudieron huir 51 vacas que representaron el 10% del total del ganado que esta
finca tenía de la reserva de sangre Osborne. Supuso un enorme daño genético
porque con ellas y el resto de sus compañeras que, afortunadamente no sufrieron
daños, se trataría de apuntalar esa sangre ya que no funcionaba como los
ganaderos querían.
El pelo ensabanado era característico de esta sangre, pero como se
trataba de un gen recesivo se ba perdiendo. Tratamos de recuperarlo con un
nuevo semental, el número 5 Juguetón quien
con esas vacas muertas daba unos pelos preciosos por variados y una forma muy
especial de embestir.
Ahora hay que tratar de encontrar un lote de vacas apropiadas y
eso lleva tiempo. El problema lo hemos tendido precisamente ahora cuando
habíamos reducido la ganadería con la finalidad de acoplarnos al mercado”.
Álvaro cuenta
con una gran experiencia en contrastar
datos que luego informatiza, ya que aparte de seguir con todo rigor el
desarrollo de las camadas de la ganadería madre (que ahora ha dejado)
acompañaba a los toros a las corridas en las que eran lidiados y observaba con
detalle el comportamiento final en plaza que difiere del mostrado en la tienta.
Seguro que
en su nueva andadura siempre tendrá in mente las palabras de su padre que como
ganadero deberían estar enmarcadas y grabadas en letras de oro:
“Busco que
mis gustos coincidan con los de los toreros, criando un toro que ayude a los
triunfos”
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