PENSAMIENTOS EN VOZ ALTA DE UN
BLOGUERO DE TEMA TAURINO.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ.
Veterinario y escritor.
Mantener un blog taurino no es
empresa fácil. En primer lugar porque los taurinos necesitan artículos
documentados e innovados continuamente ya que su preocupación estriba en tratar
de averiguar las causas por las que las corridas de toros no acaban de cuajar y
para proporcionarles estos artículos hay que estar muy puesto en el tema lo que
es sumamente difícil al tener que aunar en una misma persona conocimientos
científicos, toreros, periodísticos y de etología animal.
Cuando se trata de dar
información sobre corridas a las que se ha asistido en plaza, no basta con
hacer una crítica somera de lo ocurrido en el ruedo, sino que al bloguero se le
exige una descripción pormenorizada de lo realizado por cada espada y de lo
aportado por el toro en su lidia, lo que requiere una grabación al segundo de
cada faena, refrendada con información gráfica extensa.
Quien esto escribe ha de decirles
que como mínimo suele tirar unas cuatrocientas fotografías de lo ocurrido en el
ruedo tanto en la arena como en el tendido por aquello de que a muchos
seguidores/as les interesa los ecos de sociedad, a veces incluso más que lo
estrictamente taurino.
Estas cuatrocientas fotografías
hay que procesarlas con la finalidad de darlas una determinada resolución que
encaje dentro del formato que el blogguer permita, al tiempo que centrar la
acción para que entre por el ojo de quien nos visita.
Son muchas horas de trabajo ante
el ordenador. Trabajo no solo no remunerado sino que siempre le cuesta dinero
al bloguero por aquello de que ha de sacar su entrada para presenciar la
corrida, ha de desplazarse hasta el lugar donde tiene lugar el evento y además
ha de tomar sus bebidas y comidas pertinentes en esos sitios donde por ser
fiestas locales los precios de los establecimientos de restauración se van a
las nubes por aquello de que hay que aprovechar la única ocasión del año par ganar dinero al momento.
En mi caso concreto, me he “puesto
delante” en muchas ocasiones ante becerras y he podido sentir lo que los
matadores de toros sienten cuando están delante de sus oponentes. También la
inseguridad y el miedo de ser cogido. Me he sentido más seguro toreando con
pases contrarios que al natural o al redondo por aquello de ocultar el cuerpo
detrás de la muleta, al igual que cuando la muleta la he manejado con la
diestra por aquello de prolongarla con el simulado. He aprendido que
siempre, siempre, hay que cruzarse antes de la realización del pase por que los
bravos siempre ponen la fuerza y la acometida en el pitón al que se le
presentan los engaños. Por eso me fui sintiendo más seguro a medida que mis
conocimientos fueron avanzando ante las reacciones de las becerras a las que he
conocido de manera progresiva por mi calidad de veterinario clínico y etólogo.
He podido comprobar que
dulcifican su embestida cuando se les habla bajito y con frases de halago y
como agradecen cuando se les ayuda en el pase y no se le pegan trallazos con
las telas pues al fin y a la postre el toreo es suavidad y dulzura y los animales se apoyan en su embestida en los trebejos que les torean.
Todo esto me ha dado los
conocimientos suficientes para poder valorar lo realizado ante el toro, acorde
con sus condiciones, por el torero para no criticarlo cuando hace las cosas
bien, aunque lo mío es una actuación de comentarista al expresar sobre el papel
(en este caso el ordenador) lo realizado por el matador y demás componentes de la cuadrilla ante el
toro, de manera puntual y milimétrica por aquello de quedar constancia escrita
de una determinada corrida con todos los detalles de cómo se desarrolló
En principio lo escribía, pero
cómo se me escapaban detalles al tener que estar pendiente de disparar la
máquina fotográfica en momentos interesantes y tener que parar el bolígrafo,
opté por grabar lo sucedido con lo que gané en efectividad y precisión.
Y así de esta manera es como
llega a ustedes lo que leen. Detrás quedan muchas horas de trabajo para que
quien esté interesado en una determinada corrida puede seguirla al detalle de
su desarrollo y no le pase lo que a mí me ha ocurrido cuando he querido saber
de una determinada corrida que vi y no recordaba quienes actuaron. Busqué y
rebusqué en internet entrando en las hemerotecas de los de los periódicos de la
regíón de celebración del festejo, pero no hubo manera de encontrar datos.
No sé el tiempo que permaneceré
con este veneno que me ha entrado en el cuerpo, pero la verdad es que he
comenzado a echar de menos la tranquilidad y eso no es bueno para un bloguero y
que lo más probable es que abandone esa cita diaria con el ordenador y con su
“hijo” concebido hace ya unos añitos.
Cuando este día llegue, me volveré
nostálgico pero descansaré tranquilamente ante la corrida presenciada sin vivir
en el “sin vivir” que representa el tener todo a punto para realizar un trabajo
con la verdad por delante. Verdad que muchos matadores de campanillas cambian por eso toreo mentiros a base de los trucos técnicos acumulados con su experiencia.
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