LA
CARENCIA DE CONOCIMIENTOS TAURINOS EN UNA POLÍTICA QUE JUGÓ A SER PRESIDENTE DE
LA CORRIDA, PRIVÓ A MANUEL ESCRIBANO DE LA PUERTA GRANDE.
Por
LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
El
público de la plaza de toros de Pamplona, en su mayoría, se entretiene en otras
cosas más que en degustar las buenas faenas protagonizadas por los toreros. La
Presidencia deja mucho que desear, pues los políticos deben dedicarse a sus
menesteres que es para lo que han sido elegidos y dejarse de invadir parcelas
donde la falta de conocimiento les hace cometer tropelías con repercusión
importante en el futuro de los toreros perjudicados. La asesoría artística ha
de estar en manos de alguien profesional del toreo y no de recortadores, ya que el
oficio no es lo mismo.
Si
se logra corregir estos importantes parámetros es muy posible que los aficionados
vayamos a ver toros a Pamplona y no a que nos estropeen la vestimenta con los
licores que vuelan en los tendidos como si de un tornado líquido se tratare.
Doña
María Caballero y el pastor, recortador y ganadero Miguel Reta, tomaron una decisión equivocada no
valorando debidamente los méritos aportados por Manuel Escribano que tras
pinchazo hondo arriba agarrado, descabelló al primer intento y no concedieron
una oreja que hubiera propiciado un triunfo grande en Pamplona del diestro de Gerena
triunfador en Sevilla con la MIURADA en la pasada feria abrileña.
El
abrir cartel en Pamplona es una DESGRACIA pues el torero director de lidia se
enfrenta con el primer toro que es el de los cánticos de las Peñas y con el
cuarto que es el de la merienda donde lo que impera es la comida, importando
poco lo que se haga en el ruedo, salvo tragedia, y luego las manos están
ocupadas en menesteres más rentables que los de agitar un pañuelo para pedir trofeos
sin haber seguido al faena. Muchos espectadores dan la espalda al ruedo y salvo
ir dotados de espejos retrovisores (lo que hasta el momento no se ha
reglamentado) no ven la faena que naturalmente no pueden juzgar.
Menos
mal que de momento se lleva a gala el trapío de los toros y la verdad de los
encierros, que si no, Pamplona es para olvidarla taurinamente hablando.
Voy
a comenzar mi crónica de la corrida como habitualmente hago, solo que en esta
ocasión me limitaré a narrar pormenorizadamente las dos faenas del matador de
toros Manuel Escribano Nogales que fue el triunfador de la tarde. los otros dos matadores, Joselillo al que aprecio desde novillero sin caballos y Juan del Álamo paisano mío, estuvieron dignos con estos toros de Dolores Aguirre que, como homenaje a su propietaria fallecida, se equivocaron de comportamiento e incluso embistieron con cierta clase.
Hoy
la presidenta de la corrida es una dama concejala del Ayuntamiento de Pamplona
y hacia ella despejan plaza los dos alguacilillos montando dos caballos de capa
castaña.
Manuel
Escribano corrió el encierro de la mañana delante de los astados de Dolores
Aguirre y luego transcurridas diez horas
abría paseíllo con su traje nazareno y oro acompañado por Joselillo y Juan del
Álamo que vestían ternos de alternativa con tafetanes blancos y bordados en oro
y plata respectivamente. El único tocado en el paseíllo es el vallisoletano
y amigo Joselillo que lo hace en su sexta actuación en esta plaza que presenta un
lleno hasta la bandera.
Manuel
Escribano se va a portagayola para recibir al primer toro de la tarde que es
muy astifino y sale de chiqueros dando quiebros. Tras administrarle la larga,
sale suelto. Manuel trata de dar una segunda larga de rodillas en terrenos de
tablas pero el toro se va a los terrenos de nadie.
Es
el toro nº 38. Mascarito. 535 kilos. De Dolores Aguirre que luce una divisa
negra en memoria de la ganadera recientemente fallecida.
Manuel
trata de hacer al toro enseñándole a embestir, andándole para atrás y
templándole en los lances sin cruzar. El toro que, es muy abanto, sale suelto
de los capotazos para irse a los terrenos de nadie frente al tendido 7.
Manuel
Escribano en el centro del ruedo está lanceando al toro templadamente, se
estira en verónicas por ambos pitones y remata con una media no muy ajustada.
Con
lances por delante sin cruzar lo lleva al caballo de picar que monta José
Manuel Quinta quien se agarra arriba ante las protestas del público que no
gusta de la suerte de varas. Lo saca un banderillero y el toro se va a los
terrenos de nadie. Manuel indica a Quinta el posicionamiento del caballo para
la nueva entrada, al tiempo que le indica que se limite a señalar el puyazo. En
la segunda entrada Quinta se agarra arriba nuevamente. Un picotazo del que el
toro sale suelto para irse a los terrenos de nadie. Manuel solicita el cambio
de tercio que presidencia concede.
Escribano
se cambia las zapatillas de torear por unas con clavos en la suela para realizar
la suerte de banderillas. Toma un par de banderillas vestidas con los
papelillos de color blanco. Desde el mismo centro del ruedo cita al toro que
está cerrado en un burladero, aguanta la embestida del toro y cuadrando en la
cara, prende las banderillas en todo lo alto. Ovación. Toma el segundo par de
banderillas momento en que se cae uno de los palos del primer par. Escribano se
sube en el estribo del tendido 3. sale en busca del toro y le cambia la
trayectoria en el momento del embroque y por dentro le coloca el par en lo
alto. Ovación. El banderillero que lidia cierra al toro en el burladero del
tendido 8, mientras Manuel sentado en el estribo del tendido 8, muy
toreramente, saliendo en busca del toro lo quiebra y clava en lo alto. Grandísima
ovación.
Manuel
se lava las manos, se refresca rostro y cabello, se seca, toma los trebejos y
la montera y tras cumplimentar a la presidencia brinda al público de Pamplona
quien corresponde con la ovación pertinente. Deposita con mimo la montera sobre
la arena y con la muleta portada en la mano derecha desde el mismo centro del
ruedo se va en busca del toro. Un pase cambiado por la espalda y sin moverse un
pase de pecho sobre la mano derecha, un excelente redondo, cambio de muleta de
mano, un natural y remata con el pase de pecho sobre la mano izquierda.
El
toro entra con mucha violencia. Toreo al redondo. Serie de cuatro excelentes
redondos que remata con el pase de pecho sobre la mano derecha. Se vuelve a
posicionar sobre la mano derecha. Acoplándose a la velocidad de embestida del
toro, serie de cuatro excelentes redondos que, tras cambio de muleta por la
espalda, remata con el pase de pecho sobre la mano izquierda.
Muleta
en la izquierda. Serie de cuatro buenos naturales. En el siguiente el toro se
para. Lo aguanta, lo vacía por arriba y remate final con el de pecho sobre la
izquierda.
Muleta
en la mano diestra. Un redondo. Se cambia la muleta de mano. Un natural. Dos más.
El toro se para. Nuevo posicionamiento. Un excelente natural. En el segundo le
engancha la muleta y el toro se descompone. Nueva toma de distancia. Tres excelentes
naturales en dos tiempos, que remata con el pase de pecho sobre la mano
izquierda seguido de un desplante.
Se
distancia del toro para acercarse con la muleta montada sobre la mano derecha.
Andando artísticamente se va a por el toro. Un molinete. Pase de pecho sobre la
mano derecha. Sigue toreando al redondo en serie de cinco excelentes redondos
que remata con el pase de pecho sobre la mano derecha de los denominados de pitón
a rabo.
Un redondo
que remata con el pase de pecho sobre la mano derecha. Desplante torero ante la
cara del toro.
Se
va a por el estoque de matar. Da
distancia al toro con la finalidad de proporcionarle oxígeno y con la muleta
plegada sobre la mano izquierda. Manoletinas
ajustadas en serie de cuatro que remata con el pase de pecho de rodillas sobre
la mano derecha y dobla ya en pie con el de pecho sobre la izquierda.
Se distancia
del toro para que repose. Busca la igualada. El toro situado entre las dos
rayas y en la suerte natural logra una estocada ligerísimamente desprendida.
Capote de los banderilleros. Toro con hemorragia buco nasal. Se echa y el
puntillero acierta al segundo golpe de cachete.
Los
tendidos se pueblan de pañuelos y presidencia concede la oreja. Con ella da la
vuelta al ruedo donde el Alcalde del Sol le coloca el pañuelo rojo de
triunfador.
En
su segundo toro. Manuel Escribano vuelve a irse a portagayola. Tras
administrarle la larga cambiada de rodillas el toro se va largo. Manuel se va
en busca del toro y andándole muy bien `para atrás lo lancea para enseñarle a
embestir. Es un toro abanto que a la vuelta a la jurisdicción de Manuel le
administra una verónica a pies juntos de la que sale suelto y se da una vuelta
completa al ruedo. A la vuelta le enjareta una serie de verónicas por ambos
pitones, jugando muy bien los brazos a medida que le gana terreno. Remata con
una media sobre el pitón izquierdo del toro.
Pica
Juan Manuel Elena. Manuel lleva el toro a su jurisdicción por chicuelinas al
paso galleando en serie de cuatro que remata artísticamente con una especie de tijerilla invertida. El picador
se agarra arriba y el toro aprieta con la cara alta. Lo saca el banderillero
pero el toro vuelve al caballo para apretarle sobre los pechos sin que el piquero
se inmute. Lo saca nuevamente el banderillero y lo deja en el capote de Manuel
escribano quien, echándose el capote a la espalda realiza su quite por gaoneras
donde carga la suerte con la pierna para adelante, en serie de cuatro que
remata con una revolera.
En
la segunda entrada al caballo el picador se agarra delanterito. Manuel le
conmina para que levante la puya mientras el banderillero lo saca oportunamente
del caballo.
Con
lidia de Nacho González Manuel Escribano toma las banderillas vestidas con los
papelillos blancos. Brinda el primer par al público recibiendo la ovación
pertinente al tiempo que comienza sonar la música mientras el público está
enfrascado en la merendola del cuarto toro.
El
toro cerrado en el burladero se va a por el torero que está en el centro del ruedo.
Le gana la cara y clava en lo alto. Ovación. En el segundo par, el toro viene
cruzado y apretando por lo que Manuel ha de cortarle y refugiarse en un
burladero. Ordena a su banderillero que lo coloque entre las dos rayas. Manuel
desde el centro del ruedo, gustándose se va a por el toro, le gana la cara, no
sin sufrir un puntazo leve en la espinilla derecha, y clava el par en lo alto.
Toma un nuevo par de banderillas que en terreno de tablas al quiebro y por
dentro coloca al violín. Trata de parar al toro que le aprieta mucho pero
finalmente lo consigue. Algunas palmas de los desocupados en materia gastronómica.
Manuel
se va a barreras, se limpia el sudor de la cara, toma muleta, estoque simulado
y montera y se va en busca de su compañero y amigo Antonio Nazaret para brindarle la muerte del
toro.
Aguantando
mucho la embestida del toro comienza su faena por estatuarios en terreno de
entre las dos rayas de picar. Un natural. Una trinchera. Un natural. Remate con
el pase de pecho sobre la izquierda. Ovación.
Estamos
en el toro de la merienda que no es el más propicio para triunfar puesto que el
público en su mayoría se desentiende de lo que pasa en el ruedo dedicándose a
lo más rentable para él que es la comida.
Con
la muleta delante de la cara tira del toro para cambiarle de terreno. Remate
con un pase de pecho sobre la mano derecha.
Con
la muleta portada en la diestra se posiciona para el toreo al redondo. Dos
redondos. El toro se para. Un redondo más. Cambio de muleta por la espalda y
remate con el pase de pecho sobre la izquierda.
Torea
sin torear girando en torno al toro con la muleta portada en la mano izquierda.
Monta la muleta sobre la derecha y tras cruzarse logra cuatro excelentes
redondos. En el último se cambia la muleta de mano, un natural y remate con el
pase de pecho sobre la izquierda. Ovación.
Da
tiempo al toro para que se recupere con la muleta plegada sobre el antebrazo
izquierdo. Se acerca artísticamente al toro. Un redondo donde la muleta es
enganchada en el remate. Un excelente redondo. El siguiente enganchado en el
remate. Manuel toma distancia nuevamente
ya ahora logra dos buenos redondos. El toro se para. Nuevo `posicionamiento del
diestro. Redondo y cambio de muleta por la espalda para rematar con el pase de
pecho sobre la mano izquierda.
Nuevo
distanciamiento para acercarse con la muleta portada en la mano izquierda. Tres
buenos naturales en el último le engancha la muleta. Toma distancia nuevamente.
Cuatro excelentes naturales. Nuevo posicionamiento. Un buen natural. Invertido completo por la espalda.
Pase del telón y tras aguantar dos tarascadas remate con el pase de pecho sobre
la izquierda seguido de un desplante torero ante la cara del toro.
Pase
de las flores y se queda posicionado para el toreo al redondo. Tres excelentes
redondos. El toro se para. Nuevo invertido por la espalda y desplante de
rodillas ente la cara del toro.
Se va
a barreras a por el estoque de matar. Buchito de agua. Con la muleta portada en
la mano izquierda se va acercando al toro. Trata de dar unas bernardinas
invertidas que como el toro no quiere tomar se transforman en unas manoletinas
donde resulta acuchado.
En
la suerte natural, pinchazo hondo arriba agarrado. Capoteo de los
banderilleros.. Se lamenta Manuel de que el estoque no hubiera profundizado
cuatro dedos más y el toro hubiera caído sin puntilla. Toma el estoque de
descabellar. Alguien le equivoca para que entre nuevamente a matar. Nuevamente
toma el estoque de matar, pero se da cuenta que el toro está muy herido por lo
que nuevamente toma el descabello para acertar al primer intento.
Las
dudas le han privado de la oreja que le hubiera proporcionado la puerta grande
y el triunfo rotundo.
Aparecen
algunos pañuelos en manos de los desocupados de merienda sobre todo en los
tendidos de sombra, pero la presidenta asesorada por el recortador Reta no
concede la oreja.
La
falta de sensibilidad y conocimiento taurino de una presidenta política. Mal asesorada
artísticamente por un no profesional del toreo, le ha hurtado a Manuel
Escribano de la puerta grande de Pamplona.
Manuel Escribano da la vuelta al ruedo en medio de la complacencia del público que está finalizando la comilona.
Reportaje
gráfico de lo realizado por Manuel Escribano.
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