ANÁLISIS
DE UN ARTÍCULO DE CALADO TAURINO.
Por
LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Mi
amigo Ricardo Díaz-Manresa analiza pormenorizadamente la repercusión que puede
tener en el futuro taurino de un torero un triunfo en la feria de San Isidro de
la capital de España considerada, de siempre, como la primera plaza de toros
del mundo y recientemente bautizada por un crítico taurino de allende nuestros
mares como el Vaticano Taurino.
Llega
a la siguiente conclusión: NINGUNA. Ya que no por triunfar en Madrid, aumentan
los contratos (en número y emolumentos) de los triunfadores.
Nosotros
nos preguntamos: ¿Por qué ha de ser
Madrid quien goce del privilegio de ser la censora
del poRvenir taurino de un torero? Acaso: cuenta ¿con la mejor afición de
España?, ¿los mejores presidentes? y ¿los toros con más trapío?
Los aficionados de Madrid, les solemos ver
en otros ciclos taurinos de las diferentes capitales taurinas, sobre todo a
aquellos con alto poder adquisitivo que les permite sufragar los enormes gastos
que, seguir las ferias taurinas, supone.
Presidentes buenos, regulares y malos
les hay en todas las plazas y en Madrid hay de todo “como en botica” cuya
decisión final a la hora de valorar faenas depende del estado anímico del
momento y de lo que hayan podido captar entre el vocerío del público. Hay
demasiados presidentes sin unanimidad de criterio, cuando sería fácil unificar
criterios en base a un reglamento interno de palco presidencial.
Toros con más trapío aparecen en otros
ciclos taurinos tanto de plaza de primera como de plazas de pueblo.
La
plaza de toros de Madrid actualmente ya no es una criba del escalafón, ni
aporta nuevos valores al mismo. Incluso ha perdido, para bien, aquella
característica de: “encumbrar cada año a un torero, para luego precipitarlo
despiadadamente al abismo cuando les fastidia que se haya erigido en figura”.
Tampoco
tiene el listón más alto de exigencia para salir por la puerta grande, ya que
lo tiene fijado en el corte de dos orejas aunque sea sumando una y una de cada
toro.
Es
mi opinión que, un torero llegue a los puestos altos del escalafón taurino,
mediante triunfos regulares y
continuados y no por un triunfo puntual en Madrid que indudablemente
sumaría puntos, pero nada más, no llevándole a la entronización.