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sábado, 16 de noviembre de 2013

HISTORIAS DE UN VIEJO VETERINARIO.MI PADRE FUE CONSIDERADO COMO UN MESÍAS.



HISTORIAS DE UN VIEJO VETERINARIO. MI PADRE FUE CONSIDERADO COMO UN MESÍAS.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Esta historia no la viví personalmente. Me la ha referido mi hermano Félix.
El Veterinario D. Félix Alonso Torres, acababa de llegar a un nuevo destino, Diego Álvaro cabeza principal del partido veterinario cerrado, que a su vez tenía como anejos y, en orden de proximidad: Carpio Medianero, San Miguel de Serrezuela y Pascualcobo.
Fue requerido para atender a una vaca lechera de la raza Holstein Friesian holandesa,  por aquello de que su capa de piel era blanca con manchas negras. Se trataba de un animal con alta producción lechera de unos 40 litros diarios.
El dueño, a la caída de la tarde, la traía del prado a la casa cuando, en un momento y en medio de la calle del pueblo, se derrumbó y ya no hubo manera de levantarla.
A la llegada de mi padre, la expectación era grande, pues aparte del morbo de conocer al nuevo veterinario, ese acontecimiento era el único importante que aquel día había tenido lugar en la población. Como era por la tarde toda la chiquillería se encontraba fuera de sus casas jugando al juego de la temporada que, en esa ocasión, era el peón.
Mi padre nada más ver al animal pidió que le trajeran una bomba de las utilizadas para inflar las bicicletas. Con la bomba en su poder, el veterinario, acopló al racor de la bomba  otro que el portaba provisto de una aguja con la punta roma; la introdujo por cada uno de los pezones de la ubre y llenó de aire cada cuarto procediendo seguidamente a atar los cuatro pezónes por separado, con cuerdas.
Al finalizar le dijo al dueño:
- Bueno. Ya está, de aquí a un rato la vaca se incorporará. Mañana por la mañana pasaré por su casa para sacarle el aire insuflado e instaurarla el tratamiento conservador.
Y como la vaca, se incorporó, todos lo chiquillos que vieron la maniobra al día siguiente en la escuela comentaron la acción en estos términos:
- El veterinario nuevo que ha venido; ¡hace milagros! Ayer a la vaca del tío fulano que se cayó y no se podía mover, la infló las tetas de aire con la bomba de la bicicleta de zutano y al ratito se levantó y se fue para la casa tan ricamente.
Como comprenderán no hubo tal milagro se trataba simplemente de que el aire había producido su efecto de presión sobre la cisterna mamaría que produce un estímulo del simpático  contribuyendo a restablecer el equilibrio cálcico en la sangre.
Se trataba de una Hipocalcemia aguda (fiebre vitularia)  o fiebre de la leche, que es una enfermedad metabólica del ganado bovino, ovino y caprino de aparición en los periodos próximos al parto (24 horas antes o 46 después)  y que se caracteriza por; hipocalcemia, hipofosfatemia e hipermagnesemia lo que se traduce en una debilidad, disfunción muscular progresiva, decúbito, shok y muerte.
Enfermedad propia de las vacas grandes productoras de leche que dispendian a través del líquido elemento altas cantidades de Calcio y Fósforo que finalmente conducen a un desequilibrio mineral en el organismo. Más frecuente en vacas de 6 a 10 años y entre el 3º y 7º parto.
Esta vaca concretamente  había caído en la etapa 2 de la Fiebre vitularia como denotaban sus síntomas de: depresión, caída y cabeza desplazada hacia el costado según me manifestó mi hermano. Etapa en la que los niveles de calcio ionizado oscilan en torno a los 3,2-4,3 mg/dl, .y en la que responden fácilmente y con prontitud a un tratamiento básico (insuflación de aire en mama + inyección de corticoide).
Al día siguiente, estoy seguro,  que mi padre iría para instaurar un tratamiento a base de calcio intravenoso  en forma de cloruro de calcio y a la dosis de 100 a 150 cc y calcio intramuscular  o subcutáneo bajo la forma de borogluconato;  retirarle al aire de la mama y proceder al primer ordeño. Por lo menos así me lo había enseñado.
Un servidor de ustedes siempre que atendía un caso de Fiebre Vitularia recomendaba a los propietarios del animal que no alimentaran a sus animales durante la fase seca con dietas que contuvieran más de 100 g de calcio diarios, puesto que las necesidades diarias para subvenir sus necesidades y las del feto están entre los 30-40 g.
Al recibir una dieta alta en Calcio sus necesidades están satisfechas y los mecanismos  de transporte activo de calcio y de resorción ósea están homeostáticamente, deprimidos, lo que conlleva que en el momento del parto, la vaca sea incapaz de absorber los depósitos óseos o intestinalmente. Por eso únicamente debemos proporcionar dietas ricas en calcio durante los días previos al parto.
En cuanto al Fósforo tampoco deben sobrepasar los 50 g al día,  Por encima inhiben las enzimas renales, que catalizan la producción de Vitamina D3 y con ello se reducen los mecanismos de absorción intestinal.