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viernes, 4 de enero de 2013

ALGUNAS DISQUISICIONES SOBRE LA TIENTA DE HEMBRAS.



ALGUNAS DISQUISICIONES SOBRE LA TIENTA DE HEMBRAS.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

A los ganaderos de linaje, siempre les he oído comentar sus preferencias porque a sus tentaderos, para ayudarles a la selección de sus eralas, acudan banderilleros o matadores  modestos, porque son más maleables a los requerimientos que se les pida desde el burladero de dirección.

En la tienta, el papel de los toreros se reducirá a llamar a la erala desde lejos con el capote tratando de colocarla en el sitio señalado por el ganadero para que desde allí acuda al caballo de picar; a hacer el quite en caso de caída; colear si es preciso, y, cuando no hay más remedio,  dar unos capotazos suaves y siempre por alto, para fijar a la res y ponerla en suerte.

¡Es en el caballo donde el buen ganadero sacará las conclusiones para seleccionar a la erala para madre o mandarla al desecho!

Después…si la erala va al desecho no importa que la toreen todos los que colaboran a la selección, mientras que las seleccionadas hay que cuidarlas para que no se desgracien con unos muletazos de prueba por alto, por bajo, contrarios, naturales, etc con cites desde larga, media y corta distancia y ¡se acabó! que aquello no es un juego para que el torero se luzca.

Cuando acuden toreros "figurones del escalafón" con la finalidad de entrenarse, generalmente solamente actúan en las eralas bravas y desde el comienzo ya se estiran de capote con lo que la erala no acude al caballo  con las fuerzas intactas lo que puede equivocar al ganadero en la selección.

Cuando sale una verdadera vaca grande, con pitones y con poder (como las solía tentar mi amigo el ganadero de “El Rejón”, Santiago Muñoz Represa que tenía la finca en Benavente con encaste contreras y que acabó quitándola  porque los matadores "hacían ascos" de sus toros por exceso de bravura) y conminaba a torearla, todos, tras calzarse los zahones, invitaban al compañero a que fuera por delante, en un "alarde de falsa cortesía"  y finalmente quien salía era, como decía anteriormente, el torero de menor entidad, por aquello de que posiblemente fuera la única oportunidad que tuviera en el tentadero.

Por otro lado los "toreros figurones" suelen influir en las decisiones de selección del ganadero por aquello de que luego matarán las corridas de éste, de tal manera que si una becerra le plantea dificultades en la lidia con muleta, le deja sin aire y medio le obliga (para justificar el apuro sufrido), a comentar: “a esta de toro, no hay quien se ponga delante”, el ganadero posiblemente la ponga un asterisco en la ficha, caso de que no la mande directamente al desecho, para seguir la trayectoria de su descendencia y procurar que no se cruce en el camino de este matador de toros. Indudablemente, con este proceder, han trastocado el orden de lidia de la tienta que siempre será llevada por el ganadero en forma de instrucciones concretas: “Tócala”, “Dale dos capotazos”, “Tápate”

Ganaderos que luego…suelen acceder en primer lugar a la petición de los toreros figurones que matan sus corridas, por eso del interés crematístico y porque cuando ellos acuden, la prensa especializada da difusión al acontecimiento y naturalmente les sirve de propaganda.

La tienta en plaza es más propia y eficaz para las hembras, pues a la comodidad de análisis se une el que puedan ser toreadas una vez vistas en el caballo y haber enjuiciado la bravura por parte del ganadero. Con este toreo, de muleta principalmente, se ven las características de sus embestidas y su posible comportamiento en la suerte de muleta de sus hijos, al admitirse como indiscutible el hecho de que la bravura es un carácter hereditario aunque se ignore el mecanismo genético de la transmisión.

He dicho posible comportamiento por aquello de que la observación nos ha hecho ver como una vaca después de haber dado seis crías superiores nos da un “piciazo” (cómo de dice en estas tierras ganaderas) y como hay madres de excelentes comportamiento en la muleta durante la tienta que dan solo toros buenos, lo que nos lleva a pensar que: muchas de las eralas que fueron desechadas en tienta podían haber dado toros bravísimos. ¡Un verdadero galimatías!

Ante tanta incertidumbre los ganaderos deberían, a pesar de los inconvenientes que éste procedimiento comporta, retentar las hembras al cabo de unos meses. Para evitar que se acuerden de la anterior pelea la faena debe hacerse en plaza de tientas distinta.

Las conclusiones que se pueden sacar de todo lo expuesto es que:

¡La prueba de la tienta no es una prueba definitiva para la selección de las hembras madres, es solo una aproximación!

Por ello algunos ganaderos buscan correlaciones de caracteres:

-       - La bravura va ligada a la finura: un toro fino de hechuras es un producto selecto (esqueleto ligero, delgadez de la piel, pezuña pequeña, astas finas etc.).

-        La bravura va ligada al tipo: cada ganadería tiene su valor modal, de ahí que se especule con que no embista cuando se aparta del tipo. Este criterio tiene una base menos firme que el anterior, si bien no debemos despreciarle.

-        La bravura va ligada al tamaño del animal: generalmente en cada vacada embisten más los toros más pequeños que son los que encajan más al temperamento sanguíneo-nervioso del toro bravo.

En los tiempos actuales el toreo determina al toro, ya que los ganaderos seleccionan al toro en el sentido de hacerle más apto para la faena de muleta que es la fundamental en el toreo moderno. ¡Faena de muleta! preferencia del público asistente y que los toreros imponen.

Imposición que no es de ahora, pues ya “Guerrita” optó por los toros de Saltillo y estas preferencias siguen imponiéndose por los actuales toreros figuras, que prefieren a los toros bravitos, suaves y pastueños procedentes del tronco originario: Murube-Ybarra-Parladé que viene a representar el 80% de los lidiados.

Toros que son genéticamente idénticos tanto en sus virtudes como en sus defectos y que, como consecuencia de haber llevado a eliminar los encastes problemáticos para los “toreros figurones”, se ha reducido de manera ostensible el número de troncos originarios necesarios para sacar de ellos la materia prima en caso de podredumbre de la “especie mejorada”, pues como bien dicen los genetistas:

“el provocar la erosión genética con especies mejoradas, es como quitar las piedras de los cimientos para reparar el tejado de una casa”

Y este desastre lo vimos hace algunos años en la Comunidad de Castilla-León cuando en connivencia con los políticos se trató de crear el Centro Tecnológico del Toro de Lidia que luego de implantarse en tierras de Salamanca (estaba previsto instalarse en principio en tierras del Monasterio de la Espina) no pasó de ser un proyecto en las misiones principales de preservar encastes en fase de extinción y estudio genético del toro de lidia, pero la política, una vez más, había destrozado algo importante en el mundo del toro bravo.