torostarifa.blogspot.com

sábado, 25 de septiembre de 2010

LA MEDIA VERÓNICA.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Este lance torero, constituye el remate natural de una serie de verónicas.
Se inicia igual que la verónica pero termina a la mitad de esta.
El torero desplega el capote sobre su costado y la cadera sin dar salida al toro para dejarlo parado en la arena.
Normalmente suele ejecutarse de pie pero también puede hacerse de rodillas. Igualmente puede ejecutarse a pies juntos o con el compás abierto.
Hoy me la van a definir dos toreros amigos:
Andrés Vázquez Mazariegos dice de ella:
“Yo siempre he concebido su realización con el compás abierto. Para poder darla en toda su plenitud, antes hay que haber toreado al lance cargando la suerte, (es decir, rompiendo la línea recta) yendo siempre para adelante hasta terminar en el centro del ruedo.
No es una suerte fácil, puesto que se puede ejecutar con los pies juntos, de perfil…con distintas posibilidades, pero siempre como axioma principal realizarla en el centro del ruedo demostrando que se ha podido y dominado al toro tras su violenta arrancada inicial.
Al toro hay que engancharle delante, traerle toreado y, enroscándose con él, hacer que salte un poco por encima de la pierna para, así, romper la línea recta de su recorrido. ¡La pierna de salida ha de estar por delante, que es donde reside el peligro!
En cuanto a la colocación de las manos del torero podría considerarse como un lance invertido al estar vueltas para torear con el dorso y no con la palma. En ese momento se mete el brazo para adentro, hacia el cuerpo, para evitar que el toro se desplace hacia fuera, y conseguir llevarle siempre toreado y dominado. Cuando el toro ha pasado la cabeza, es decir cuando se le está expulsando, el brazo que manda debe girar hacia atrás (ni muy estirado ni tampoco encogido) hacia los riñones, que es donde se produce la explosión de la media verónica. Hasta que no pasa el toro toreado por encima de la pierna deben jugar mucho la cintura y la cadera, para llevar al toro hacia adentro manteniendo los pies inmóviles, porque mandan los brazos y la cintura.
La colocación del cuerpo debe ser medio de frente, dando el medio pecho para meter el capote en el ojo contrario (yo nunca he dicho el pitón contrario) que es donde el toro puede verte.
El gran riesgo de la media verónica es que, como el torero está dando el pecho, tiene la pierna adelantada y asentada, y está completamente entregado, no puede irse en el caso de que el toro haga un extraño al no ir toreado.
En la ejecución, al apoyarse en una de las piernas, el cuerpo se echa un poquito para adelante, sin perder la verticalidad ni flexionar en exceso el cuerpo y la cintura. Entre la cabeza del torero, el cuello, el cuerpo y la pierna que no mantiene el peso, debe producirse una línea recta y oblicua, nunca quebrada violentamente en la cintura. ¡Lo contrario lleva a un latigazo!
La media verónica ha de tener: naturalidad, cadencia y ritmo, porque si se da con violencia el toro no obedece, sino que sale por donde él quiere, por la sencilla razón de que los vuelos del capote pegan toques inesperados e incontrolados.
Las manos, que durante todo el recorrido del lance han ido al mismo ritmo pero separadas, en el remate deben juntarse en la punta de la cadera.
A mí siempre me gustó rematar con una sola media, no con dos por ambos lados. Y solía soltar una punta del capote al finalizar la media porque así podía torear con una sola mano en el caso de que el toro repitiera fiero".
¿Se puede dar una explicación de la media verónica, mejor?
Finaliza recordando las que para él fueron sus dos mejores media verónicas: una a un toro de Benítez Cubero en una Corrida de Prensa que toreó con Curro Romero a finales de los años sesenta y otra a un toro de Cortijooliva que tenía mucha “pimienta”.
Para Andrés los que mejor interpretaron la media verónica fueron: Belmonte al que se la vio ejecutar en el campo, Antonio Ordóñez y José María Recondo.
Pedro Gutiérrez Moya “El Niño de la Capea” es más partidario de la media verónica a pies juntos.
La explica así:
“Para realizarla con perfección hay que calcular la velocidad, el empuje del toro y elegir bien los terrenos donde se ha de ejecutar. Una vez analizados estos factores, el lance ha de realizarse con mucha suavidad para darle al toro un respirito aunque sin dejar de dominarle. Es una forma de demostrarle, mediante toques del capote hacia fuera y hacia abajo, que quieres que se pare ahí.
Hay que aprovechar el momento exacto en que el toro, ya dominado, y por ello embistiendo al ritmo que el torero le ha impuesto para rematar la serie de verónicas enjaretadas.
También puede rematar otros lances distintos a la verónica.
La media verónica es un remate y no un recorte.
La sensación que debe sentir el público es que el torero domina completamente la situación pues a pesar de aprovechar el viaje del toro, éste sigue siendo dominado. El animal va por donde el torero quiere y al ritmo que le marca; lo contrario caería en el recorte más que en la media verónica.
En la media a pies juntos se imprime un recorrido más corto y más lento que en la ejecutada con el compás abierto, donde la media verónica tiene dos velocidades: una de principio más rápida y otra más lenta al final. A pies juntos, la velocidad y el ritmo siempre deben ser el mismo. Aunque el lance aparentemente sea corto, realmente es largo porque es más pausado y templado.
Hay dos aspecto importantes: por un lado, la verticalidad del cuerpo del torero y por el otro que esta verticalidad ha de hacerse de manera relajada. Cuando uno siente que es dueño y señor de la situación, de los movimientos y de la reacción del toro, entonces te relajas y exteriorizas como realmente eres. La verticalidad es sensación de dominio, y la naturalidad es impresión de poder.
La media verónica es un lance muy definitorio de lo que en conjunto es la Tauromaquia: el dominio de la inteligencia sobre la fuerza. El toro está en plenitud de su fuerza y empuje en los lances de capote, y justo ése es el momento en que debe parársele con una media verónica.
En esta media verónica no se carga la suerte. Se descarga la agresividad del toro, es decir, se le frena con los toques hacia fuera y hacia abajo, marcándole el camino que debe seguir. En este lance, que debe darse muy medido, es como decirle al toro:
“Hasta aquí has llegado y aquí te freno, porque el dueño de la situación soy yo”
A mí personalmente, la media me gusta continuarla quedándome con el capote en una mano (en la que corresponde al lado por el que ha dado la suerte) y salir andando lo más despacio posible.
Encadenar una media con otra o con una revolera, son recursos ante algo que se ha calculado mal. Cuando el torero tiene que dar una segunda media es porque en la primera no ha calculado que al toro le queda una embestida más, y como el toro repite no tiene más remedio que aliviarse dándosela. En este caso no es el torero el que ha dominado la situación, sino que ha sido el toro el que ha impuesto su ritmo.
El movimiento de manos debe ser con naturalidad hacia abajo. Al estar el torero muy derecho debe dejar que el trazo del giro de las manos sea natural y suave, juntándose al principio en la cadera y finalmente a la mitad del muslo. No deben estar ni muy estiradas hacia abajo ni tampoco muy encogidas hacia arriba".
La primera vez que vi ejecutar esta media fue a Manolete tanto en fotos como en película. Esta forma de rematar me impactó a pesar de que las daba algo más violentitas debido a las características de los toros de entonces. Yo procuré darla mi personalidad con el toro de ahora.
Recuerdo la media verónica que di al toro “Manchadito” de Javier Garfias al que corté un rabo en la plaza de México.
Cuando esta media sale bien el torero siempre siente que la faena puede ser importante.