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viernes, 27 de febrero de 2009

¿POR QUÉ LAS DESCALIFICACIONES?

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Seguros estábamos que la recesión económica iba a afectar también a los toreros en lo personal, puesto que sí lógicamente disminuye el número de festejos las posibilidades de contratación decrecen y esta incertidumbre puede poner nerviosos a aquellos que no están muy seguros de sus posibilidades debido a su irregularidad.
Hoy han entrado en mi blog dos diestros, artistas ellos, por “merecimientos propios” debido a unas declaraciones tal vez inoportunas, porque, es mi opinión, que nunca se debe descalificar a un compañero de oficio.
José Mari Manzanares comienza su temporada taurina en España descalificando a su compañero José Tomás al decir de él que: “elige los carteles”
Y yo me pregunto: ¿No haría él lo mismo si estuviera en condiciones de poder hacerlo?
José Tomás para llegar al estatus que hoy ocupa, ha tenido que “tragar carros y carretas”, “arrimarse a los toros como un perro” y dejar muchas tardes “los alamares y los hilos del bordado de sus taleguillas prendidos en los cuernos de los toros que lidiaba” y lo peor de todo es que en ocasiones, estos MÉRITOS no eran reconocidos por quienes tenían que juzgar sus faenas.
Recuerdo una tarde que a lleno completo toreo en Valladolid. Formaba terna con un figurón del toreo y con un torero, muy verde en aquel entonces pero con arte, nacido en una provincia limítrofe pero criado en la capital de la Comunidad Castellana.
El figurón del toreo hizo como que toreaba, pero no expuso ni un alarmar en una faena de mano derecha y de pases de “cartucho de pescao” dados al final de faena. ¡Llegó a las lerdas masas! Y triunfó por todo lo alto.
El torero de la tierra, después de “bajonazo ignominioso” que su peón de confianza sacó rápida y hábilmente, logró una estocada que tiró al toro sin puntilla y también le concedieron las dos orejas.
José Tomás que se había jugado el tipo claramente. Que toreó primorosamente con quietud en una faena a base de naturales largos y perfectamente rematados sin alharacas ni aspavientos, ligados y rematados con los obligados de pecho por aquello de que no corrigió ni un ápice la colocación de su pies sobre la arena, sin pases superfluos, no logró el triunfo porque una masa, social más que taurina amparada por un Presidente, no supo valorar su faena.
Él pudo irse, porque estuvo, haciendo honor a la Canción de Chinitas de Federico García Lorca que decía en el estribillo:
“Más valiente, más torero y más gitano” que el figurón y a mil años luz del tercero de la terna.
Era el mes de septiembre y su ánimo debió quedar tan afectado por tanta incomprensión que decidió cortar la temporada y anunciar su retiro. Posiblemente en su fuero interno diría para sí lo mismo que en su día dijo “Guerrita” en Madrid, pero referido a toda España:
“En España que toree… pero no lo hará José Tomás Román Martín”
¡Y se fue! ¡Quedando España huérfana de un torero carismático que se jugaba su vida todas las tardes en la arena! Y la Fiesta de los toros parece que se durmió, porque cayó en la rutina de los “pega pases” que en realidad no toreaban.
Y España entera lo echó de menos y lo añoró.
Pero José Tomás que no puede vivir sin el toro y, a pesar de los pesares, sin el público, volvió, triunfó y naturalmente como llenó las plazas elige carteles, ¡Faltaría más! Como a lo largo de la historia lo han hecho las verdaderas figuras del toreo.
También recuerdo una novillada en Tordesillas donde, ante tanto comentario descalificador hacia dos novilleros por parte de un director de revista taurina cualificada arropado por su corte de aduladores, hube de intervenir recriminándoles sus apreciaciones. El tercer novillero de la terna era un joven de dinastía torera, que era “llevado entre algodones” por sus mentores y al que se le cuidaban hasta los más mínimos detalles. Ese día los descalificados compañeros de cartel, le ganaron la partida. Ese novillero era José Mari Manzanares que mandaba en la novillería.
José Antonio “Morante de la Puebla”, otro que “tal baila”, pues al ser tirado de la lengua por periodista que busca el efectismo, para que analizara la Concesión de la Medalla de Oro al mérito de las Bellas Artes a su compañero de oficio Francisco Ribera Ordóñez, soltó el siguiente exabrupto:
“Si es cierto que se la han dado, me parece una vergüenza…creo que es un ejemplo claro y grande del conocimiento que los responsables de conceder este galardón tan supuestamente importante tiene sobre el toreo y sobre al arte”
He de confesar que me cuesta trabajo creer que frase tan larga y analítica salga a “bote pronto” de un José Antonio al que le cuesta hilar tres palabras.
Morante está muy crecido después del triunfo logrado en Mérida (Venezuela) donde como el mismo califica:
“Una faena tuvo más expresión, mejor toreo, más artística y la otra fue de mayor arrojo, o de valor”
Morante que estuvo fuera de México porque no hubo acuerdo en las fechas ni en las condiciones ofrecidas a toda una figura del toreo como él mismo se califica.
Ahora está inmejorablemente colocado en la feria de abril sevillana y esperemos que psicológicamente esté al 150% necesario para el compromiso con los victorinos.
¡No es el hablar la función de un torero que lo tiene que hacer es sentar cátedra en la plaza!