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martes, 1 de enero de 2008

OTRA VEZ A LA CARGA

OTRA VEZ A LA CARGA.
Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor.
Antitaurinos haylos desde siempre. Desde el siglo XV al XIX han sido muchos los personajes que no comulgaban con la Fiesta de los Toros.
Desde Alfonso X "El Sabio" hasta Eugenio Noel, pasando por Papas cómo San Pío V, Sixto V; eclesiásticos como el padre Juan de Mariana, Juan de Sarmiento, Feijoo; poetas que censuraron la Fiesta como Quevedo; escritores como Cadalso, Jovellanos, Iriarte, Meléndez Valdéz, Nicolás Fernández de Moratín, al lado de otros que estuvieron decididamente en contra tales como Larra y Fernán Caballero.
Después vienen los "krausistas" donde surge la división de opiniones: pues mientras Ginér de los Ríos se decanta por "el no a los toros y al tiro de pichón" , Menéndez Pelayo considera que "La Tauromaquia es una terrible y colosal pantomima de feroz y trágica belleza. Un arte capaz de producir belleza". Y el "Conde de las Navas" consideró a las corridas de toros como: "El espectáculo más nacional".
Sigue el transcurso de la Historia de España y llega la "Generación del 98" donde la mayoría de sus integrantes son antitaurinos (Azorín, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Miguel de Unamuno -molesto porque el pueblo conociera más a los toreros que a él-). Alguno "nada entre dos aguas" (Jacinto Benavente) y solo José María del Valle - Inclán se decanta a favor de la Fiesta a la que admira y llega a decir que: "Si nuestro teatro tuviese el temblor de las fiestas de toros, sería magnífico".
Llegan los "novecentistas" (Ortega y Gasset, Pérez de Ayala, Eugenio D'Ors, Gregorio Marañon y Madariaga) quienes como "hombres preclaros, reflexivos y con rigor intelectual, no alaban a la Fiesta de los Toros, pero reflexionan sobre ella" mientras que los menos importantes del grupo ( Américo Castro y Luís Araquistain) se definen como antitaurinos.
Pero a quien más se ha querido asemejar nuestra Ministra del Medio Ambiente es a Eugenio Noel, otro madrileño como ella, que hizo del antitaurinismo el eje principal de su vida. El hombre que cambió sus apellidos originales, de Muñoz Díaz, por el de su mujer, María Noel. Un cura rebotado que odiaba todo lo que oliera a toreo.
Pero ¿por qué la señora Ministra, dotada de talla intelectual, pues no en vano es doctora en Ciencias Económicas nada menos que por la Universidad de Italia donde vivió hasta el año en que murió Franco, no se ha decantado por seguir a Ortega y Gasset en el análisis de lo que es una corrida de toros?. O ¿haber leído con más detenimiento, para comprenderlos, los numerosos artículos y libros taurinos escritos por su señor padre?
Ortega considera el hecho aislado de la acción de torear en sí, como una especie de "cinemática" de "sutilisima geometría", un teorema geométrico en el que toro y torero son dos puntos que han de variar en relacción el uno con el otro. Los dos puntos constituyen matemáticamente un "grupo de transformación" que los aficionados taurinos que no son matemáticos hablan de "terrenos" y "querencias" .
Y a la señora Ministra la hubiera sido muy útil estudiar estas teorías pues con ellas se actualizan conocimientos matemáticos de vital importancia en economía y, relaccionarlos luego con los enormes ingresos que para el Estado genera la Fiesta de los Toros, nada menos que 2.000.000.000 de euros por temporada, de los que se lleva limpios de "polvo y paja" el 16 % de esta fastuosa cantidad además del 50% de los honorarios de los matadores de toros en concepto de IVA.
También la actualización matemática sirve, no solo para contabilizar las aves que a través del Estrecho de Gibraltar emigran anualmente para tierras del Continente Africano sino también para contabilizar los dineros que estos estudios, películas, dietas, viajes de observadores etc etc nos cuestan a todos los españoles (incluídos los taurinos). También para contabilizar las construccónes ilegales de chalets y casas de campo que proliferan más que la "mala hierba" por las campiñas andaluzas ocupando cañadas y terrenos agrícolas y, finalmente también los cerca de 1.000.000 de afiliados, con los que a través de sus Peñas Taurinas, cuenta la Real Federación Taurina de España que vienen a representar la décima parte del electorado necesario para ganar unas elecciones generales.
Ahora bien, si todo esto no es interesante y lo que se pretende es desviar la intención de otros problemas más sanguinarios, pues.. ¡adelante! que con estos "globos sonda" le puede ocurrir a nuestro Presidente del Gobierno lo que hace años le ocurrió a Fernando VII y a "Pepe Botella" cuando quisieron acabar con la Fiesta de los Toros sin analizar previamente las condiciones históricas, sociológicas y psicológicas que determinaron que los toros se implantasen en la Península Ibérica.
Sr. Zapatero, llamé "al orden" a sus aláteres, puesto que "sin saber de toros no se puede hacer la Historia de España desde 1.650". Y en cuanto al "tema sangriento" le remito a lo que Ortega y Gasset escribió al respecto:"hay un caso en que la sangre no produce asco: cuando brota en el morrilo del toro bien picado y se derrama a ambos lados bajo el sol, el carmesí del líquido brillante cobra su refulgencia que la transubstancia en joyel. La excepción única que conozco, es tan extraña como la regla que quebranta"
Sr. Presidente de todos los españoles, controle a los componentes de su gabinete de gobierno para que construyan algo y dejen de destrozar lo arraigado, pues se mueven como paquidermos en una cristalería.

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